“Así que mírate, Navenka, mírate como te miramos todas para que el resto te vea, como te miramos las que te sostenemos la espalda para seguir tu camino, las que te damos las gracias por sobrevivir”, esa es una de las frases que escribió la poetisa Elvira Sastre para Navenka Fernández, la primera mujer que ganó un juicio por acoso sexual contra un político en España y que marcó un precedente en este tema

Navenka fue una de las pioneras del movimiento que conocemos ahora como MeToo. Hace 20 años parecía más difícil denunciar el acoso sexual más si se trataba de un hombre con poder. Ella se atrevió a romper el silencio y a enfrentarse a una sociedad machista. 

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En marzo de 2001, ella presentó su renuncia como concejal del ayuntamiento de Ponferrada, la razón fue la agresión que recibió de quien era su jefe, el alcalde Ismael Álvarez. 

Su historia ahora es relatada, 20 años después, en un documental de Netflix, en el que Navenka explica que fue pareja de Ismael por poco tiempo, cuando decidió terminar la relación comenzó el infierno, ya que él no entendió que cuando una mujer dice que “no”, se trata de un “no" rotundo. 

Tras la denuncia pública vino un juicio de 10 días que fueron sumamente difíciles para ella, quien tenía 26 años, por lo que terminó saliendo de España hacia Londres. Al final, él tuvo que indemnizarla con 12 mil euros y pagar una multa de otros 6 mil. 

Por un tiempo Ismael se retiró de la política, pero reapareció hace algunos años y volvió a obtener puestos públicos en España, lo que muestra que a la sociedad todavía le cuesta trabajo romper el pacto patriarcal, como también lo vemos actualmente en México con el caso de Féliz Salgado Macedonio. 

En nombre de todas las mujeres 

La escritora Elvira Sastre dijo en Instagram que al ver el documental de Navenka le costó trabajo digerirlo porque al principio lo sintió como una herida abierta, pero después entendió que la intención de contar esta historia es mostrar que cuando una mujer se ve en el suelo, ése es el impulso para levantarse con más fuerza. 

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Por esa razón, Sastre escribió el poema “En nombre de todas las mujeres”, para Navenka, a quien destacó como superviviente de un mundo que no supo protegerla. 

Mírate, Navenka, 

eres el nombre de todas las mujeres, 

el canto de una voz quebrada, 

la esquina que, doblada, marca la hoja 

que no se ha de olvidar. 

Mírate, Navenka,

no hay nada en ti que no brille,

que no se alce intacto a pesar de las cadenas, 

que no haga el ruido que hacen los pájaros 

cuando se enciende la luz. 

Sastre enfatizó que si las mujeres cerramos los ojos a este tipo de historias, ellas seguirán sin ser vistas y eso no puede permitirse. Agradeció a Navenka por hablar y le dijo que ojalá siga haciéndolo para visibilizar las historias sepultadas y que haya justicia.