Ante un panorama incierto y desconocido mujeres comenzaron a buscar alternativas para generar más ingresos, ya que debían sobrevivir a la emergencia sanitaria por covid-19, tanto por razones económicas como emocionales. Fue durante la pandemia cuando surgió el término “nenis” para referirse a las mujeres emprendedoras y comerciantes que a través de redes sociales ofrecen y venden sus productos. Las siglas, en teoría, significan “nuevas emprendedoras de negocios por internet”.

La mayoría de ellas son mujeres jóvenes, sin otra fuente de trabajo formal, que entregan en puntos céntricos o recurren a servicios de paquetería exprés y, en muchos casos, concretan la venta a través de métodos de pago digitales.

Es el caso de Natalia Guzmán, una joven de 18 años que durante la cuarentena tuvo la idea de emprender un negocio de joyería, hace entregas en estaciones de metro o avenidas en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.

“Veía muchas cosas en línea que yo quería y para tenerlas tenía que vender o hacer algo. Fue así como fue surgió la idea de emprender un pequeño negocio “Jewel luxe”. Tenía el tiempo y las ganas”, dijo Natalia Guzmán, en entrevista para La Cadera de Eva.

Otro caso ha sido el de KM Daily Outfits, un proyecto de curaduría y venta de ropa de segunda mano, a través de Instagram. Fue creado en 2019 por Karla Soriano, la dueña y mente creativa, quien comentó para La Cadera de Eva que fue durante la pandemia cuando su negocio realmente empezó a crecer.

Fue en pandemia cuando Google registró que el “cómo crear tu propio negocio” fue una de las mayores búsquedas. “Este año el mundo quiso emprender, y las búsquedas de cómo montar un negocio superaron a las de cómo conseguir un empleo”, señaló la plataforma de búsqueda más usada en el mundo.

LA PANDEMIA IMPULSÓ NEGOCIOS EN LÍNEA

“En estos tiempos de pandemia es en los que yo realmente siento que mi negocio creció en ventas, porque gracias a la pandemia pude poner más reglas [...] a partir de que se cerraron las puertas del mundo y que la gente empezó a ver la ropa y que se pudo empezar a vender nada más por internet, ahí sí pude darle más credibilidad a mi trabajo y más respeto”, comentó Karla Soriano.

El “Estudio sobre Venta Online en PyMEs 2021” de la Asociación Mexicana de Venta Online (Amvo) dejó ver que casi el 35% de las ventas de una PyMe son a través de internet y para el 2022 se tiene una proyección de crecimiento al 49.8%.

Cuando KM Daily Outfits (en adelante sólo llamado KM) inició, ofertaba ocho prendas a la semana, luego de un receso y una pandemia de por medio, la disponibilidad de prendas aumentó un mil por ciento; cada semana en su feed hay 80 prendas que esperan tener una nueva vida.

Amvo también ha detectado que la primera vez que alguien compró por internet durante la pandemia, lo hizo adquiriendo alguna prenda o artículo afín a la moda, ya sea vestido o calzado.

Esta asociación también encontró que las redes sociales son el canal más utilizado para vender, siendo Instagram la tercera plataforma que más publicaciones ha generado durante la pandemia y la segunda con mayor interacción, detrás de Facebook.

Natalia Guzmán también coincide que las redes sociales, principalmente Facebook , le permitieron hacer crecer su negocio. Sus primeras ventas fueron por internet a personas desconocidas, a través de Marketplace que es una aplicación de Facebook donde las personas pueden descubrir, comprar y vender artículos.

Marketplace le permite conectar con cualquier cliente. Una vez tuvo un pedido de Cancún, la clienta pagó más por el envío que por la mercancia. “La señora me comentó que allá no había tanta cosita como acá”, dijo la Natalia, quien entrará este año a la universidad y pretende seguir con su negocio.

MÚLTIPLES TAREAS PARA VENDER

A pesar de que las ventas online han permitido que la gente trabaje desde su hogar, muchos de los emprendimientos inician con sólo una persona ejecutando más de una tarea, cada una con sus especificidades y estrategia para hacer que el engranaje se mueva.

En 2020 la pandemia de covid-19 dejó a 1.3 millones de mujeres mexicanas sin empleo, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), de las cuales 84 por ciento ganaba entre uno y dos salarios mínimos. Ahora, las denominadas “nenis” forman parte de un grupo de 5.2 millones de mujeres que emprenden en el país.

“Puedo decir que soy proveedora, soy administradora, soy directora, soy community manager, también relacionista pública; soy de servicio al cliente, de recursos humanos, soy la mente creativa, soy directora de comunicación, soy la mano de obra, soy fotógrafa…”, enlistó Karla.

Vender a través de una plataforma como Instagram requiere no sólo de las ganas, los recursos o resiliencia y perseverancia -como dice Karla- sino de conocimientos de marketing, branding y demás, afines a licenciaturas como Diseño Gráfico y Comunicación.

“Yo pensaría que si una persona no tiene conocimientos de Comunicación o de Diseño Gráfico, o cosas así, lo correcto sería la asesoría de una persona experta en este tipo de cosas [...] es algo pensado”.

En cambio, para Natalia Guzmán ha sido sencilla la venta de sus productos. A través de “PhotoRoom”, una aplicación de fotos, ha creado su catálogo. Sólo debe buscar un lugar iluminado para tomar su fotografía y elegir un bonito fondo, contó.

Natalia, joven de 18 años, primero intentó vender mascarillas pero no le funcionó, hasta que “le pegó” el negocio de la joyería. Aunque su experiencia en ventas por internet se dio cuando comenzó a vender ropa que ya no usaba, se dio cuenta que tomando buenas fotografías pudo vender. “Realmente lo que vendes en Facebook es la imagen”, dijo en entrevista.

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Amvo documentó que el 58% de las personas encuestadas para su estudio consideran que necesitan capacitación sobre temas de comercio electrónico.

Las actualizaciones de las redes sociales han afectado a las emprendedoras. Ahora Instagram evalúa quién tiene más interacción con los contenidos.

“A partir del año pasado todos los negocios pequeños sufrieron un trancazo porque si tú tenías mil seguidores, tu información la veía máximo el 10% de estos, entonces fueron estrategias de Instagram para que tú empezaras a comprar publicidad y esta publicidad era precisamente para eso (para tener visibilidad)”, expuso Karla.

La fugacidad de las redes sociales reta a las emprendedoras a crear imágenes que capten a la primera la atención de sus clientas o clientes. “Sólo hay un canal de contacto con las personas, entonces si de la vista no nace el amor, desafortunadamente no vas a tener compradores; tienes que cuidar aspectos estéticos (porque) yo he encontrado cosas padrísimas en las pacas, con etiqueta, completamente nuevas, que lo único que tienen es polvo y que alguien más no quiso y las tiró”, compartió.

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“NENIS” POR LO REGULAR SON JÓVENES

Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) dijo: “Las nenis’ es un término entre despectivo y amable, pero ellas han cubierto las necesidades económicas de millones de familias.  Las siglas, en teoría, significan ´nuevas emprendedoras de negocios por internet´. Pero internet suena demasiado sofisticado, en realidad son mujeres que usan las redes sociales o las aplicaciones de mensajería, como WhatsApp, para ofrecer productos —ropa, zapatos, comida, regalos— que entregan en un punto intermedio entre el comprador y la vendedora.

“Son emprendedoras, comerciantes que ponen en riesgo su capital y sus recursos para satisfacer una demanda en el mercado”, señaló Valeria Moy.

Usualmente estas emprendedoras se mueven en la informalidad. Todos los incentivos están para que sea así. Las transacciones se dan en efectivo, no hay fiscalización, no hay trámites qué hacer perdiendo días enteros intentando registrarse y volviéndose víctimas de la extorsión de los diversos funcionarios públicos encargados de las varias etapas que tienen los procesos de formalización, de acuerdo con Moy, directora del Imco.

“Las nenis” suelen ponerse de acuerdo con el comprador a través de un conocido o un grupo de WhatsApp, coordinan la entrega en la salida de una estación de Metro; el pago se hace en efectivo y van forjando relaciones más allá del Registro Federal de Contribuyentes.

La informalidad tiene varias aristas. Por un lado, el ahorro de los trámites y la fiscalización asociados a la formalización representa un incentivo a quedarse en ella, pero la informalidad también tiene costos.

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Para estar en la formalidad las jovenes se tendrían que dar de alta en el SAT. Según lo propuesto por la reciente aprobada Miscelánea Fiscal 2022, a partir del 2022 será obligatorio que todas las personas mayores de 18 años cuenten con su RFC, esto para combatir el lavado de dinero y robo de identidad, por lo que todas las denominas “nenis” deberán tramitarlo en caso de que no cuenten con uno.

En caso de no hacerlo, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, serán acreedoras de multas “porque estás obteniendo ingresos y eso se conoce como economía informal y estarías obligado tanto a pagar la multa por no darte de alta y al pago de impuestos por omisión de ingresos”.

Si estuvieran en la formalidad tendrían más acceso a crédito, a capacitación y a posibilidades de crecer sus negocios. “Pero las definiciones se hacen cada vez más imprecisas. Uno puede emprender en la informalidad teniendo un empleo formal o calificar como informal a pesar de trabajar más de una jornada laboral tradicional”, apuntó la directora del Imco.

Sin embargo, según el Imco, las mujeres que logran formalizar sus emprendimientos tienen un ingreso tres veces mayor que el de las mujeres que se quedan en la informalidad, aunque no tengan prestaciones ni días de vacaciones.

De acuerdo con Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Imco, las emprendedoras suelen ser mujeres jóvenes (25 a 44 años), casadas, con al menos un hijo, que estudiaron hasta secundaria, se dedican al comercio -como las “nenis”-, ganan en promedio 3,707 pesos al mes y no pagan impuestos.

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La formalidad podría abrirle oportunidades a estas emprendedoras que se reflejarían en ingresos hasta 2.5 veces mayores. Por ejemplo, una declaración anual de impuestos les permitiría acceder a un crédito bancario para invertir en su negocio. Facturar significaría poder venderle a grandes empresas o acceder a nuevos mercados. Pese a estos beneficios, hay tres factores que impiden a más emprendedoras incorporar su negocio a la economía formal, de acuerdo con el Imco.

Primero, pasan por las etapas iniciales de diseñar o probar un producto en el mercado, pero se quedan ahí pues carecen de los conocimientos financieros y de administración de un negocio. Sólo una tercera parte de ellas tiene estudios de educación media superior o superior. En segundo lugar, es difícil conseguir financiamiento. Sólo una de cada tres mujeres en México tiene un crédito bancario. Tercero, la formalidad es costosa en tiempo y dinero. Los trámites pueden ser engorrosos, lo que le pesa más a las mujeres, quienes dedican más de 50 horas a la semana a tareas no remuneradas, de acuerdo con la institución.