El rechazo al masculino y la búsqueda de la amistad reciproca y respetuosa, parecen ser conceptos que alientan de manera directa en contra de lo que se supone, debería de ser la relación hombre y mujer. Los medios masivos han replicado esta historia del amigo bondadoso que sólo busca el amor, mientras que la mujer, jamás nota su presencia y la convierte en alguien desdeñable; pensando en esa película del 2009 donde el personaje principal, Tom se enamora perdidamente de Summer quien le reitera que no desea nada serio, sin embargo, al final de la película vemos a un Tom desganado porque le rompieron el corazón y por supuesto, las reacciones de los internautas estallaron… en contra de Summer.
"La siguiente es una obra de ficción, cualquier parecido con algún personaje vivo o muerto es mera coincidencia. Especialmente contigo, Jenny Beckman. P*rra." (Nota de uno de los guionistas al principio de la película)
En una tirada más cercana, en la serie de Wednesday (Merlina), el objetivo de esta protagonista es resolver misterios y enfocarse en lo que le compete, sin embargo, en su camino se cruzan dos compañeros quienes a la mínima interacción desarrollan sentimientos por ella y al no ser correspondidos, Wednesday es recriminada por ser una pésima persona. Como esta, la lista es inmensa y tiene como punto en común, el colocar a la mujer en una posición negativa de escrutinio porque socialmente, el rechazo para un hombre es una señal de insulto.
“Cuando un hombre con buenas intenciones (mínimas) es rechazado, intenta explícitamente avergonzar a las mujeres por herir sus sentimientos. Avergüenza a las mujeres por ejercer el derecho a decir no.” (La Friendzone solo está en tu mente y es hora de aceptarlo)
Este mecanismo de señalar con el dedo ante la sociedad a la mujer que ejerce su derecho a decir "no", está intrínseco en los micromachismos que imperan en nuestra sociedad; la CNDH define a este fenómeno como un acto de dominación sutil que se caracteriza por no ser abiertamente violenta, sin embargo, reconoce que la violencia parte desde los actos mínimos como la exclusión, la estigmatización o el mansplaining, por mencionar algunos.
Ser recriminada por no corresponder los sentimientos de una persona, parece ser una realidad imperante en la vida de muchas mujeres; en una encuesta realizada por el medio, el 72.2% señaló haber recibido reclamos tras haber rechazado a alguien, mientras que el 18% negó haber vivido una situación de esta naturaleza.
Con ello, quizás es momento de cuestionar las acciones y el lenguaje que utilizamos cuando nos enfrentamos a circunstancias que no nos agradan como por ejemplo, la imaginaria "zona de amigos" (friendzone), pues como señala Judith Butler en su texto “El poder de las palabras”, cuando el lenguaje nace con la intención de denominar a alguien, designarle, exponerle, agredirle o estigmatizarle es perpetuar una violencia que tarde o temprano se volverá realidad.
La friendzone no existe; el machismo sí
Socialmente, el mito de la buena mujer se liga de manera directa con la subordinación y el rol de género, señala el Sistema Nacional de Protección de Niñas y Adolescentes, por lo que la mujer que decide decir “no” se convierte en objeto de incomodidad y molestia.
Al respecto, la psicoterapeuta feminista Carla Morales señala que este constructo que nos niega la facultad de decir que no, es la feminidad y a lo preconcebido de cómo una mujer debe ser.
“La feminidad es un constructo social que parte del género donde se ven implicados estos estereotipos que nos dictan no sólo cómo ser mujeres, sino buenas mujeres, buena pareja, buena hija, buena amiga, todo el tiempo la mujer debe ser buena y amable. Nos enmarca en papeles sobre cómo debemos ser”
Asimismo, explica que históricamente la mujer está limitada a cumplir con la función de ser maternal, amorosa, amable y comprensiva; “si no lo somos, ¿entonces para qué estamos aquí?”, por lo tanto, cuando la mujer ejerce el libre derecho a decir “no quiero esto”, entonces, nos convierte en malas mujeres que se priorizan por encima del otro.
Sin embargo, un sentido estrictamente real, el “no” de una mujer queda postergado; la idea vendida de que cuando una mujer dice que “no” quiere decir “sí” y el concebir que la insistencia hace alcanzar la consumación del interés romántico o sexual, perpetua escenarios de acoso, al respecto, el periódico El Tiempo señala lo siguiente.
“Este deplorable concepto existe y causa que el hombre considere que una negativa, es el primer paso a una posibilidad”
El artículo "La friendzone no existe y las mujeres no te debemos una mierda" escrito por Christine Estima, retoma una idea fundamental que nos hace dar el salto al amor romántico; con frecuencia el amigo que se encuentra en la zona (inexistente) de la amistad apela a este recurso romántico como arma, pues se cree que quien persevera alcanza y sí, ese dicho también incluye a la mujer objetivizada como anhelo.
“En las películas, ese amigo dulce y encantador sabe exactamente qué necesitas en tu vida y dentro de él, sabe que deben estar juntos, porque si algo ha enseñado la sociedad a los hombres, es que el que la sigue la consigue, sin embargo, cuando la mujer tiene los mismos gestos románticos con un hombre y éste no está interesado, es una maniobra lamentable y desesperada; la mujer loca”
Lidiar con el rechazo en una sociedad androcéntrica
La manera en que nos relacionamos posee una carga de valores inscritos que responden al androcentrismo; los mandatos y diferencias de las mujeres y los hombres son un producto de poder que clasifica cómo debe funcionar nuestra interacción con el mundo. Marcela Lagarde, escritora, académica y antropóloga mexicana señala que estos significados determinan las condiciones de género, el estilo de vida y la estructuración de las relaciones más allá de nuestra voluntad.
“La sociedad se caracteriza por tener un esquema androcéntrico, el hombre es el protagonista, del orden del mundo y de la vida de las mujeres. Son dueños y centros de todo porque aceptan que tienen una anatomía reconocida (…) son referente para poseer a la mujer, probar su virilidad, demostrar su rol protector, proveedor y su sexualidad erótica”, señala Marcela Lagarde en el artículo “Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas” de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De esta manera, se prioriza lo masculino sobre lo femenino y en una sociedad patriarcal, la construcción de nuestra identidad se rige desde la jerarquización de lo masculino; la convicción de que el hombre pertenece a una posición de mando, posesión, protección y poder; esta última característica, el artículo “Machismo: equidad de género y social” escrito por Antonia Orellana lo define como un acto violento que podemos encontrar en las sutilezas de las relaciones (pareja, amistosas o familiares), como por ejemplo en la sumisión, o en general, en cualquier acto que reafirme la masculinidad/virilidad en las relaciones humanas.
La construcción social de estos conceptos toca las raíces de nuestra sociedad y como un espejo, lo podemos ver reflejado en nuestras series, películas, libros, música y en general, en todo lo que consumimos. La mujer no es concebida como un ser autónomo, independiente con metas y sueños, sino que es reducida a un cuerpo que debe ser alcanzado y conquistado para el goce del masculino; ese es su deber. Sin embargo, cuando la mujer rechaza, automáticamente se le carga de la connotación negativa y a la par, el hombre adopta una posición (impensable) de debilidad, explica la columnista de la revista especializada en perspectiva feminista, Pikara.
“El hombre patriarcal debe sentirse necesario, imprescindible y poderoso porque no sabe relacionarse en igualdad y porque la masculinidad hincha el ego (…) no soportan el rechazo, ni las mentiras, ni los engaños, les horroriza que los demás hombres se rían de ellos; los rechazan porque son débiles que no saben dominar. El patriarcado fomenta en el hombre que sea inseguro, violento, miedoso y entretenido en demostrar que ellos son quienes llevan los pantalones”, explica la columnista Coral Herrera.
Es necesario que la amistad sea visto como un acto de compañerismo entre iguales y cuestionar las amistades que nos rodean; ¿tienen como finalidad obtener un beneficio (sexual, emocional, amoroso) no consensuado?, de ser así, lo mejor siempre será cortar el vínculo con una persona que no es transparente ni respeta los límites que has impuesto y aunque no se trata de una competencia que priorice tus amistades, siempre es oportuno recordar a la escritora chilena Margarita Pisano, que nos apuntaba al gran amor que surge de la amistad femenina, al soporte vital, la resistencia y a la importancia de que nuestras compañeras de vida sean mujeres.