Últimamente se ha viralizado una publicación donde una madre se disculpa anticipadamente por los llantos de su bebé durante un vuelo en avión. En las imágenes se puede ver un “regalo” que contiene dulces y tapones para los oídos, entre otras cosas, la madre regaló a cada pasajero uno de estos paquetitos junto con un mensaje de disculpas. Muchos usuarios de redes (hombres) aplaudieron la acción de la mujer argumentando que es una muestra de respeto hacia las demás personas que viajan en el vuelo, pero esto no es “respeto”, sólo es una muestra de adultocentrismo y niñofobia, afirma la mom influencer Paola Acuña.

Las madres no tenemos que disculparnos por existir con nuestras crías, nuestra obligación es mantener a nuestros hijos a salvo y cómodos, no a los cientos de adultos que viajan ahí y no entienden que un bebé llora en un avión por mil causas, afirma Paola Acuña.

Así mismo, Paola comenta que el exigir que una madre evite que su hija o hijo llore en un lugar donde hay más personas es una clara muestra de adultocentrismo, ya que una infancia no sabe regular sus emociones e incomodidades, por lo que su única manera de expresarse es el llanto y la madre no debería pedir disculpas por ello.

Dejemos de creer que las madres tenemos que pedir disculpas anticipadas por “incomodar”. Este gesto viene desde el miedo hacia una sociedad niñofobica y materno fóbica. –Paola Acuña.

Adultocentrismo

Cuando se habla de adultocentrismo, necesariamente se alude a un sistema de opresión olvidado y poco conocido, a pesar de que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad. La dominación del mundo adulto hacia el mundo infantil y juvenil es una práctica social arraigada en distintas épocas, sociedades y culturas, y que ha ido transmutando y tomando distintas versiones, pero el razonamiento de fondo es el mismo: el adulto es el modelo referencial (patriarcal), el que posee la verdad absoluta, el que nunca se equivoca, el proveedor y dueño del espacio doméstico, y el que posee el control de los cuerpos de los niños, niñas y adolescentes, afirma el portal El Mostrador.

Esta invalidación hacia los sentires de niñas y niños ha traído consigo que las madres tengan que aislarse con sus crías para evitar “incomodar” a las personas que son incapaces de comprender que las infancias son seres humanos con los mismos derechos que un adulto; es por ello que distintas feministas que maternan están buscando visibilizar que el feminismo debe incluir a las madres y sus hijas e hijos, para así eliminar de las espacias feministas el adultocentrismo y niñofobia que se tienen arraigadas.

Si como madre sientes la necesidad de disculparte con el mundo por parir, entendemos de dónde viene, no es tu culpa, pero tampoco tu obligación. –Paola Acuña.

El adultocentrismo es un sistema de opresión que la sociedad tiene normalizado, incluso muchas mujeres feministas:

Hablo de espacios que deberían ser para todas, de mujeres que luchan contra la discriminación, pero a la que ven entrar a una niña o niño por la puerta ponen mala cara o te hacen saber de una u otra forma que esa criatura no tiene derecho de estar ahí, que molesta. –Martha B, Pikara Magazine.

Es importante reconocer y validar los sentimientos de las infancias, así como deconstruir la idea de que ellos no pertenecen a la sociedad y que los adultos tienen derecho a buscar lugares niñofóbicos, invalidando la existencia de niñas y niños, quienes sólo están aprendiendo a ser personas.