En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, también es importante hablar del proceso de destete, que es cuando la madre y su bebé deciden finalizar con el consumo de leche materna. Por ello, todas las etapas de la lactancia materna es un proceso biológico y emocional que debe llevarse al ritmo de cada mujer con su cría.
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede proporcionar a su hijo. Por eso, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y prolongarla, junto con la alimentación complementaria, al menos hasta los dos años.
Alejandra es madre de dos hijos, ella siempre supo que quería se madre, por lo que su maternidad fue deseada. Esto ayudó a que su proceso de amamantar y de destete fueran enfocados con las mejores opciones para ella y su bebé.
“Cada cuerpo, cada madre y cada hija o hijo son diferentes. En la lactancia materna, el destete y en la crianza en general, se reciben muchas críticas y prejuicios, pero a las únicas personas que debes complacer es a ti y a tu bebé”, comparte en entrevista con La Cadera de Eva.
Cuando Alejandra decidió comenzar su proceso de destete cuando su hijo cumplió 2 años y 6 meses, pero se enfrentó a la presión constante de otras madres e incluso de especialistas para dejar la lactancia materna mucho antes.
“Como madre vives en constante estrés. En cuanto al destete, todo el tiempo hay presión porque te dicen que sólo deben ser seis meses, que después tu leche no sirve o porque es un proceso desgantante. Pero no se habla de que es un proceso que no sólo lo decides como mamá, también las crías deciden cuando es momento”, relata Alejandra.
¿Cuánto dura el proceso de destete?
El proceso de destete es diferente en cada caso madre e hijo. En algunos casos puede tomar semanas, mientras que, en otros puede durar meses. Lo importante es que lo hagas de forma paulatina, progresiva, con mucho amor, paciencia y flexibilidad, lo que les permite a madre e hijo adaptarse a los cambios.
También es posible sentir que se avanzan dos pasos y luego se retrocede uno pero no te preocupes, es normal. En ocasiones, los cambios abruptos como mudanzas, enfermedades, regresar al trabajo o alguna otra modificación en la rutina pueden contribuir a que el proceso de finalizar la lactancia materna se haga más lento, por eso procura evitar que el destete se haga al mismo tiempo de otros cambios que puedan generar estrés a al bebé o a ti.
“El desapego es lo fuerte, porque es un momento de conexión madre-hijo que no cambiaría por nada. El alimentarle todo el tiempo, el estar juntos siempre y la practicidad de poder darle de comer en cualquier momento y en cualquier lugar era algo mágico”, relata Alejandra.
Existen distintos tipos de destete que se pueden ajustar al proceso de cada madre, a sus condiciones y circunstancias.
¿Cómo hacer un destete exitoso?
Para Alejandra y su bebé, el destete no fue un proceso doloroso emocionalmente, pues su propio hijo fue quien decidió dejar la lactancia materna. Fue a través de una canción infantil que habla sobre el tema que, Alejandra pudo explicarle a su hijo que era momento de desapegarse y eso la ayudó a dejar la lecha materna más fácil.
Para un destete exitoso, expertas recomiendan seguir la regla básica de “no ofrecer, no negar”. Es decir, se deja de ofrecer el seno voluntariamente, pero no se le niega al bebé en caso de que lo pida, esto ayudará a que el destete sea un proceso menos abrupto para ambas.
Además, se aconseja tener preparados algunos bocadillos o comida preparada que sea del agrado del bebé, así cuando pida la teta por hambre, por querer apapacho o por apego, se sustituye la leche materna por otro tipo de alimento.
“Después de los seis meses ya habíamos empezado con la alimentación complementaria, entonces las tomas nocturnas eran más apego que otra cosa. A mi me sucedió que, como ya tenía más de dos años, ya era más conciente, entonces fue más fácil hacerle entender que ya era momento de terminar con ese proceso”, expresa.
Las tomas nocturnas suelen ser las más difíciles de retirar, estas tienen un vínculo muy especial para el bebé. Si notas que tu bebé no se duerme sin su toma prueba otros rituales que induzcan al sueño e involucra al padre u otros cuidadores en la rutina de ir a dormir y lograr un mejor destete.
¿Qué pasa en tu cuerpo cuando dejas de dar pecho?
El destete es un proceso biológico que implica cambios físicos y emocionales para la madre, por lo que, se sugiere que el cambio sea gradual para que los pechos tengan tiempo de ajustarse y para facilitar la transición.
Dejar de amamantar o de extraerse la leche de manera repentina y sin preparación, puede tener repercusiones para ti o para tu bebé, y además puede causar una obstrucción en los conductos lácteos o una infección mamaria.
Por otro lado, madres que comparten sus experiencian, señalan que el cambio hormonal les provoca sentimientos de depresión y ansiedad. Alejandra tuvo depresión post parto, para ella “es algo que no muchas madres lo dicen por la romantización de la maternidad”, sobre todo por la presión de bajar de peso y destetar al bebé lo más rápido posible.
“Sí hubo una afectación emocional y estética porque todo el mundo me decía que era momento de comer saludable porque estaba comiendo por dos (personas); que debía bajar de peso y demás mitos que afectan a cualquier madre. Pero el destete fue lo mejor que pude hacer por mi y por mi hijo, pues fue como entender que él ya estaba siendo más independiente de mí”, comparte.
Otros de los síntomas que puedes presentar es la presión en los pechos. Si los sientes llenos y sensibles al tacto, extrae, ya sea con la bomba o con las manos, sólo la cantidad de leche que sea necesaria para aliviar las molestias. Así se reduce la probabilidad de que se obstruyan los conductos lácteos o se congestionen los pechos.
Utiliza un buen sujetador, cómodo y que no restrinja la circulación. No te vendes los pechos para el proceso de destete; esta práctica es obsoleta y puede resultar muy incómoda y causar una obstrucción en los conductos lácteos o una infección mamaria.