La pedagogía feminista nace como una nueva forma de enseñanza revolucionaria en las aulas. El feminismo ha ayudado a conformar un frente común alrededor de una nueva y revolucionaria forma de enseñar, capaz de romper con paradigmas impuestos por una sociedad patriarcal, sexista, violenta e incapaz de reconocer la diversidad.
Vanessa Pérez, es pedagoga y fundadora de Tallercita Violeta, una colectiva feminista que brinda un tipo de educación no formal, donde las mujeres comparten sus saberes dirigidas por una pedagogía feminista.
“La teoría pedagógica no nada más es algo que se queda en las aulas, sino que va a tener postulados teóricos, prácticos y políticos”, comparte Vanessa en entrevista con La Cadera de Eva.
Esta necesidad surge también desde el deseo y la convicción de cuestionar y romper con los paradigmas impuestos al enseñar en las aulas, pero también fuera de ellas. Es decir, comenzar a desmitificar que el único espacio de aprendizaje y enseñanza son las escuelas formales.
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ANTE LA ENSEÑANZA MACHISTA, PEDAGOGÍA FEMINISTA
Los talleres se han posicionado como una herramienta para la difusión de saberes feministas que no se estaban considerando en la academia y que no coincidían con las formas de la docencia autoritaria, sexista, racista y patriarcal.
Por ello, Vanessa junto a otras mujeres, estaban seguras de que una educación más allá de los salones de clase, podría ser una posibilidad para generar espacios abiertos de diversidad, donde pudieran enseñar de manera libre, sin prejuicios, desde un enfoque feminista. Sabían que esto reivindicaba su trabajo y, por supuesto, la vida y existencia de sus alumnas.
“La teoría pedagógica no nada más es algo que se queda en las aulas, sino que va a tener postulados teóricos, prácticos y políticos”, expresa la pedagoga.
La pedagogía feminista se presenta como una rama de la pedagogía en la que se lleva a cabo desde la perspectiva feminista, es decir, desde una postura política que se posiciona contra las estructuras que subordinan a las mujeres a una vida llena de violencia, que a su vez las atraviesa desde una cultura machista, explica Vanessa Pérez.
La experta señala que hay que establecer una diferencia entre la perspectiva de género y la perspectiva feminista. Por su parte, la perspectiva de género es una herramienta conceptual, la cual busca mostrar que las diferencias entre mujeres y hombres se dan por las diferencias culturales asignadas a lo femenino, masculino, no binario, género fluido.
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CREACIÓN DE ESPACIOS SEGUROS
En espacios como Tallercita Violenta se han presentado algunas de las inquietudes más apremiantes sobre las formas de enseñar del sistema educativo y su estructura: ¿por qué hay sólo autores hombres en los materiales didácticos?;¿por qué las lecturas enseñan a las infancias sobre lo que “debe” ser femenino y masculino?, ¿por qué existen jerarquías en la comunidad escolar?
Dentro de los espacios académicos se suelen rechazar las nociones de la perspectiva de género y el posicionamiento político del feminismo. Este pensamiento puede ser incómodo e, incluso, a algunos les representa una amenaza “no lo toman como una idea a implementar, sienten un ataque y lo rechazan, hasta lo cuestionan autoritariamente, pues ‘esas ideas’ les parecen negativas y consideran un error llevarlas al debate académico”, advierten feministas.
“La pedagogía feminista es algo que no excluye, en absoluto, a los varones. En realidad, la podemos llevar a cabo en cualquier espacio, podemos transmitirla de mil maneras y en ningún momento pone en desventaja al varón respecto a la mujer”, señala Vanessa Pérez.
Incluir la perspectiva feminista en espacios mixtos, donde hombres y mujeres aprenden, les ayuda a identificar las situaciones de violencia estructural que a las que se enfrentan. Asimismo, es una forma de cuestionar las creencias patriarcales que también ejercen y viven los varones.
Crear espacios conscientes de las vivencias de las mujeres, les ayudas a saber que no están solas y que tienen manera de defenderse de la violencia machista, feminicida y patriarcal. De este modo, al cuestionar las creencias patriarcales o sexistas, ayuda a una vida libre de violencia y a tener una vida digna para todas y todos.
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