Me tiembla el corazón de la emoción de estar aquí y en ese mismo sentido honro a mis ancestras que están aquí también conmigo. Estamos aquí hablando todas estas mujeres campesinas, indígenas, que han sido borradas de mucha parte de la historia, de esta historia que también se vincula con estos lugares tan lejanos. Estamos aquí honrándolas de esa manera.
Quiero conectar igual con Vandana Shiva hemos tenido la oportunidad de hablar sobre esta plática, sobre lo que ha pasado en este evento tan importante y para contextualizar un poco qué es lo que pasa en México y qué está pasando con los territorios y la Madre Tierra.
Vengo de uno de los países más mortíferos, al igual que Colombia, para ser un defensor o defensora territorial. Solo en el 2022, 58 defensores y defensoras han sido asesinados(1) solo por defender la Madre Tierra y también quisiera honrar su memoria en este espacio.
Es importante mencionar que no solamente están degradando y matando a la Madre Tierra sino a quienes estamos con nuestros cuerpos en ese territorio, enlazados y tejidos con ese territorio ancestral. También, México es uno de los países más mortíferos para ser mujer; en los últimos cinco años han habido más de 17,000 feminicidios y esto se conecta directamente con todo el extractivismo, el despojo y los megaproyectos de muerte que se están imponiendo en nuestros territorios. Vivimos en el país de los desaparecidos y las desaparecidas: tenemos más de cien mil desaparecidos y desaparecidas, se han encontrado gracias al esfuerzo de madres y familiares cientos de fosas clandestinas con cuerpos también(2).
Estamos viviendo una guerra frontal contra las comunidades indígenas. Si queremos hablar de patriarcado y de feminismo debemos nombrar el extractivismo, el despojo y los megaproyectos que están destruyendo las tierras y los territorios ancestrales que hemos cuidado durante miles de años. Eso es una pregunta que se relaciona con estar aquí, debemos de preguntarnos, de preguntarse también en esta parte del mundo, que está pasando o cómo se vincula un estilo de vida que se mantiene con lo que sucede en términos de extractivismo y de destrucción de la Madre Tierra en América Latina.
También la guerra patriarcal capitalista es una guerra contra la Madre Tierra y es una guerra frontal contra nuestras formas ancestrales de organizarnos como comunidades, una de sus facetas más agresivas es la que nos ataca a las mujeres campesinas queriendo despojarnos de nuestros sistemas alimentarios ancestrales.
Vandana Shiva ya ha mencionado en sus libros que las mismas armas biológicas que se usaban en Las Guerras ahora se están usando en los pesticidas, esto no podemos aceptarlo, sólo en Campeche donde se ha sembrado soya transgénica, se ha descubierto que las mujeres que están amamantando tienen glifosato en la leche(3).
Venimos hoy también denunciando que esa violencia capitalista patriarcal también se ve reflejado en los cuerpos de nosotras como mujeres, que somos campesinas y vivimos del campo que está devastando todos los montes para sembrar transgénicos para alimentar un sistema agroindustrial que no es el de nosotros y no es el que queremos.
Esta guerra también nos afecta directamente hacia lo que comemos, entonces para nosotras como como mujeres campesinas, nuestra lucha está en nuestros territorios, para defender esos territorios y esas maneras ancestrales de cómo comemos, de cómo conservamos nuestras semillas.
Para mí, el feminismo es cultivar mi tierra y no solamente cultivarla sino recuperar las semillas nativas, es cuidar de las abejas, porque las están matando; es vincular de nuevo nuestros cuerpos con la naturaleza, y decir que nuestro primer territorio de lucha también son nuestros cuerpos como mujeres.
He escuchado acá que hay esta tensión en relación con el feminismo y la cocina, en qué espacios ocupamos y qué otros espacios no. En 2018, en mi comunidad se querían despojar 3.500 hectáreas de monte para colocar un megaproyecto eólico, entonces la lucha de las mujeres, principalmente de las abuelas se dio en el fogón en la cocina como un espacio político, donde se tomaban las decisiones, de qué pasaba con ese megaproyecto y cómo se iba a salir de ese megaproyecto y como íbamos a echar a esa empresa de la comunidad y ¿saben qué? lo logramos, se echó a esa empresa de la comunidad.
Nosotras las campesinas, pequeños colectivos, grupos de mujeres sobre todo campesinas, estamos alimentando al mundo, no la agroindustria, nosotras alimentamos el mundo. Esta guerra que hace la agroindustria contra nuestros cuerpos, contra nuestra salud, es una guerra que también debemos de tomar en nuestras agendas feministas, ¿por qué? Porque debemos de cuidarnos. El cuidado del que se hablo hoy es un cuidado también de nosotras y de nuestros cuerpos, de cómo volvemos a la ternura de cocinar y de comer juntas para darnos ese cariño, a nuestros cuerpos también, a nuestras cuerpas.
La lucha es muy dura y yo he visto a muchas compañeras que se han enfermado y después nos cuestionamos ¿por qué nos enfermamos? Y es porque estamos dejando que este sistema capitalista y patriarcal también se meta en nuestra comida, en lo que estamos comiendo todos los días -y tenemos la fortuna de comer -, ahí está la guerra: en esos empaques, en la soya transgénica, en el maíz transgénico. Espero que quede ese espacio también dentro de sus corazones, de cómo reivindicamos esa fuerza que tenemos para decirle ¡no! a los transgénicos, ¡no! a la industria que está contaminando y despojando a nuestros territorios, y para poner de nuevo la discusión sobre qué pasa con los campesinos y las campesinas en el mundo.
Por último, solamente quisiera dejar un sentimiento en este espacio, de cómo decimos desde mi comunidad que la lucha para nosotros, para nosotras de lo que se nombra como feminismo, o lo que hacemos como feminismo tiene que tiene que ver mucho con cómo cuidamos o cómo nos imaginamos que puede crecer una mujer, una niña indígena, sin miedo en la comunidad en un contexto de guerra, en un contexto donde nos asesinan, en un contexto donde nos están despojando nuestros territorios. ¿Cómo podemos hacer que esas niñas, niños, niñes podamos crecer sin miedo?
Referencias:
(1) https://es.mongabay.com/2022/03/mexico-58-defensores-de-ambiente-y-territorio-asesinados/
(2) https://adondevanlosdesaparecidos.org
Valiana Alejandra Aguilar Hernández
Se dedica al trabajo de la agricultura regenerativa, al cuidado de semillas y plantas nativas y a la crianza de abejas meliponas. También forma parte del colectivo Suumil Móoktáan en su comunidad (Sinanché) donde colectivamente habitan un solar, un espacio que reivindican a través de la construcción de alternativas de vida donde generan conocimientos y prácticas propias al cuidado de su territorio.