El 10 de mayo dejó de ser significativa para muchas madres que no saben dónde están sus hijos. “¿Dónde están”?, gritan en las protestas. “Ya no vuelve a ser uno la misma, es como si te arrancaran un parte de ti”, dijo Miyeyes Pulido, periodista y madre de dos hijos, uno sigue con ella, otro lo desaparecieron.

“¿Qué tenemos que celebrar? Nuestro único regalo sería que aparecieran nuestros hijos”, dice Miyeyes, como la conocen en La Paz, quien junto con otras mujeres en el colectivo Sin Ellos No en Baja California Sur,  sigue buscando a su hijo con la esperanza de encontrarlo.

Para una madre no hay resignación, no hay descanso, cuenta Pulido, la periodista “más anciana” de La Paz, aunque no sea la de mayor edad, quizá la más combativa. Esa búsqueda de buscar justicia y decir la verdad le costó la desaparición de su hijo.

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“Fue una represalia, siempre he criticado la labor policiaca, poco antes de que se lo llevaran, escribí sobre la muerte de un comandante”, comentó para La Cadera de Eva.

Ella aún tiene la esperanza de que su hijo entre por la puerta y le diga “mamá, ya llegué”. No importa si ya pasaron años, las madres nunca pierden la esperanza. “Hubo una señora a quien le desaparecieron a su hijo y regresó después de 15 años”, relató Miyeyes.

El sentimiento que se genera en las madres a quienes les desaparecen a sus hijos, es una incertidumbre constante, “no hay respuestas, la angustia, el dolor, el desgaste emocional y físico no tiene un cierre. No saber cómo se encuentra alguien a quien amamos es enfrentarse a los peores pensamientos todos los días”, escribió Frida Guerrera.

Para las madres a quienes les desaparecieron a sus hijos, “no hay nada que celebrar, dejó de ser algo bueno, ya no hay alegría”, contó Miyeyes. Lo mismos pasó Rocío Fragoso a quien le desaparecieron a su hija, Karen Estefanía Domínguez Fragoso,el 27 de octubre del 2018, salió del trabajo en la colonia Tinaja de la alcaldía Cuajimalpa, en la Ciudad de México y ya no regresó.

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Karen todos los 10 de mayo le dedicaba las mañanitas a su mamá y se organizaba con sus primos para hacerle un gran festejo a su madre, hoy ya no está, y Rocío escribe en una carta que aún se aferra a su foto en un altar que debe mantener una luz encendida, “esa luz de esperanza es lo único que me queda, cada noche, cada mañana mi pensamiento es el mismo, ‘dónde estás’”.

Fotografía de Rocío con su hija Karen, todavía se pregunta "¿dónde está?"