Aunque en la versión oficial el gobierno dijo que no se utilizó gas pimienta contra las mujeres que participaron en la protesta del 8 de marzo, periodistas que estuvieron presentes en el Zócalo capitalino, están seguras de lo que vieron y sintieron cuando ese gas fue lanzado por los elementos que protegían el “muro de paz”. 

En la mesa de diálogo “La Marcha del 8M: Miles gritan mientras el Estado ignora”, convocada por La Cadera de Eva, periodistas que estuvieron en la cobertura de la protesta del 8 de marzo señalaron que la respuesta del gobierno no fue adecuada e incluso la calificaron de excesiva. 

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Dulce Soto, periodista de Corriente Alterna, señaló que la conducta de los gobiernos federal y capitalino “fue inadmisible, excesiva. ¿Cuántas veces gasearon?”. Señaló también que los policías, además del gas, lanzaron piedras y balas de goma. 

Diana Juárez, editora de La Cadera de Eva, recordó que en la marcha se encontró con Soto  y con su compañera Mariluz Roldán, reportera de La Silla Rota, y  que las tres tenían los ojos llorosos por el ardor que causaba el gas que lanzaron desde Palacio Nacional, mientras que cientos de manifestantes se alejaban corriendo. 

"Faltaron vallas para nombrar a las mujeres que nos han arrancado"

Las periodistas también destacaron el cambio que ha habido en la prensa sobre la forma en que se cubren estas marchas. Indicaron que se dejó de hablar de “vandalismo”  y pintas como en protestas anteriores, y que ahora  en los titulares quedan plasmadas  las demandas de justicia de las mujeres.

"MÁS JÓVENES EN LA MARCHA"

En el Live “Marcha del 8M: Miles gritan, mientras el Estado Ignora”, las participantes aseguraron que en esta ocasión vieron a más mujeres jóvenes, quienes destacaron por llevar pancartas donde denunciaban a sus acosadores y agresores, ya que en otras marchas destacaban acusaciones de feminicidas.

Entre las las acciones a reconocer del movimiento feminista fue que ahora las mujeres se permiten reconocer cuando viven violencia y son acosadas.

“Las personas que están en el poder, nadie quiere perder sus privilegios. Estas protestas buscan mover y cuestionar estos privilegios, por eso vemos a tantas mujeres jóvenes, porque además que nos dé pena, hace mucho tiempo, no teníamos claro qué era acoso y qué era abuso. Ahora ver a niñas de secundaria protestando. Decir ‘un profesor me está acosando’, son muchos avances”.

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“Somos el 52% de la población, la pluralidad dentro del movimiento es positivo, si sabemos manejarlo será positivo. Coincido que hay avances, las niñas ahora saben nombrar si alguien las acosa o las abusa. Quizá nosotras teníamos una idea, pero nuestras abuelas no. El cambio cultural es lento, pero ahí vamos”, señala Luciana Wainer.