Los autores que nos hacen leer y aprender en la primaria superan el número de mujeres escritoras, poetisas y literarias que nos enseñan. Esto fue lo que pasó con Sheila Blanco, feminista, periodista y artista, quien fue hasta después de los 15 años conoció lo que sentía la mitad del mundo, a las mujeres del 27.

 

“Cuando llegó a mí la generación femenina, salí muy enfadada; porque hasta entonces, la historia me había impedido conocer lo que sentía la mitad del mundo, cómo pensaba, cómo sentía, cómo esculpía, con este entusiasmo traté de recabar los poemarios, musicalizarlos y poner mi granito de arena cantando”, dijo Sheila Blanco el centro cultural La Mano ubicado en Coyoacán.

Sheila presentó su proyecto en solitario Cantando a las poetas del 27 en la segunda edición (en México) del Festival Kerouac; entre ropas de estilo vintage, productos orgánicos y editoriales independientes, la salamita deleitó a su público con su poesía y voz.

Su presentación fue un vaivén entre sus palabras, su canto y música, que en conjunto enalteció los poemas de las Sinsombrero, un grupo de mujeres pensadoras y artistas españolas que pertenecieron a la generación del 27.

Entre ellas destaca Concha Méndez, cuya obra fue conocida por la recopilación que hizo su hija Paloma Eulacia que tituló “Concha Méndez: memorias habladas, memorias armadas”.

Sheila narra la historia de cada uno de sus canciones, la primera fue Nadadora, del poemario de Concha Méndez, con su música buscó emular al mar.

Concha fue la mayor de once hermanos, una gran nadadora que fue amante del amar. 

“Un buen día estando con sus hermanos, -cuenta Sheila- un amigo de su padre les pregunto ‘qué quieren ser de mayores’, Concha Méndez dio un paso al frente y dijo ‘yo quiero ser capitán de barco’, ese amigo le espetó: ‘las niñas no son nada’, esto se lo quedó para sí”.

La poetisa Méndez  fue a la universidad pese a que su madre no estaba de acuerdo, siempre buscó la independencia, se casó con Manuel Altolaguirre y juntos formaron la imprenta “Verónica” y su cuerpo de la poetisa está enterrado en México, a consecuencia del exilio que vivió durante la época franquista.

Además de posicionar a las poetisas del 27, Sheila Blanco se convirtió en un fenómeno viral con la historia cantada de Bach. En la escena, Blanco repasa la biografía y las principales obras de Bach, cantando sobre las notas de Badinerie (última pieza de Suite para orquesta n.º 2 en si menor).

Sheila combina de forma estética, emotiva y elegante la música y el feminismo. En México tuvimos el honor de disfrutarla gracias al evento internacional de poesía Kerouac, que se celebra desde hace 9 años en Vigo (España) y desde hace 4 en la ciudad Nueva York.