El 2022 quedó atravesado por múltiples circunstancias que permearon en la economía global: la pandemia que conllevó una lenta recuperación, inflaciones inestables, conflictos bélicos en Ucrania y hasta nuevas tensiones geopolíticas y sociales. Todas estas se han convertido en obstáculos para los mercados de trabajo en todo el mundo, sin embargo, las mujeres han sido el sector con mayor rezago, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El informe “Perspectivas sociales y del empleo del mundo: Tendencias 2023”, recoge algunos datos que prevén que el desempleo aumentará este 2023, pues las economías mundiales han quedado en un profundo estancamiento que, paralelamente, se relaciona a una clara desigualdad de oportunidades.
De acuerdo a las proyecciones de la OIT, se alcanzarán hasta 208 millones de personas desempleadas, pues el empleo tendrá apenas una recuperación del 1%, aún menos que en 2022.
Una de las cuestiones que destaca el informe, es que este aproximado debe ser visto con una perspectiva de género que nos indiquen que existe un vacío informativo relacionado a las millones de mujeres que aunque desean trabajar, no tienen la oportunidad de salir de casa a buscarlo, pues se dedican a las labores no remuneradas del hogar y de cuidado. Las responsabilidades asistenciales se anteponen a su deseo de obtener empleo.
En el mundo, el 72.3% de los empleos son ocupados por hombres, esta enorme disparidad del empleo, nos indica que por cada hombre económicamente inactivo, hay dos mujeres en la misma situación.
Por otra parte, las personas de entre 15 y 24 años son quienes se enfrentan a un mercado laboral complejo, pues su tasa de desempleo es tres veces superior a la de las personas mayores de 25 años. Uno de cada cinco jóvenes en el mundo no estudia y tampoco trabaja.
Mujeres ante la precarización del empleo
La Organización Internacional del Trabajo advierte no sólo de las claras disparidades de género, sino también, de una precarización laboral que debe ser una preocupación fundamental, especialmente, en países en vías de desarrollo.
“Muchas personas no pueden permitirse estar sin empleo si no tienen acceso a mecanismos de protección social. En esos casos, suelen aceptar cualquier tipo de trabajo, con horarios insuficientes, vulnerabilidad y mal remunerados”, (Perspectivas sociales y del empleo del mundo: Tendencias 2023”)
En México, tomando en cuenta que las mayoría de los empleos ocupados por mujeres corresponde a los micronegocios, existe una necesidad urgente para que el gobierno comience a cerrar esta brecha no sólo tomando como estadística a los hombres que trabajan en corporativos, sino mirando a la población femenina vulnerable que labora en situaciones precarias, sin prestaciones ni seguros y tampoco contratos además, de reconocerlas en el ámbito privado, pues son quienes fungen el rol de cuidado en los hogares. En entrevista para El País el economista José Luis de la Cruz explica lo siguiente.
“El micronegocio había sido el mecanismo de las mujeres para poder insertarse en el mercado labora, y de no tomarse en cuenta esto, se abre una brecha de desigualdad, porque observamos una recuperación en sectores grandes exportadores, mientras que ellas, se van quedando atrás", acota el especialista.
Estructuralmente, el mercado laboral jamás ha sido un sector que favorezca a las mujeres y que abra sus puertas para que ocupemos espacios; la disparidad de género y brecha salarial es una realidad innegable, sin embargo, si a esto se le aúna una tendencia a la baja en los empleos, es necesario exigir a los gobiernos que cuenten con los mecanismos necesarios para salvaguardar la integridad económica del 60% de la población femenina desempleada en México (Encuesta Nacional de Ocupación y empleo 2022, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI).
La existencia del desempleo, la brecha salarial, la invisibilización de la mujer que resiste en sus micronegocios, la precarización laboral a la que se exponen las mujeres, no es culpa de ellas, es culpa de un Estado que vulnera y mira a otro lado.