Hace 14 años, “Silvia” se enfrentó a la justicia mexicana y perdió a su hijo por ser una “mala madre”. César, su exmarido, la acusó de ser una mujer “manipuladora”, “histérica” y “explosiva”, logró convencer a un juez familiar del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México que no era la persona idónea para cuidar a su hijo, por lo que fue condenada a pagar una pensión mensual, tomar terapia psicológica y no ver más a su hijo.

La historia de “Silvia” –nombre ficticio para cuidar la identidad de las partes en un juicio que aún no termina– forma parte del libro Sentencias feministas, reescribiendo la justicia con perspectiva de género, editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, que concentra 14 estudios de sentencias que se aplicaron sin perspectiva de género.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, las autoras del libro cuentan a La Silla Rota el reto que significó reescribir las 14 sentencias que, en la realidad, son profundamente sexistas. El proyecto jurídico se llevó con éxito en otros países de Europa y le tocó el turno a México… donde los casos para analizar hasta sobraban.

Tan solo el caso de “Silvia” hizo que el juez que llevó su caso ganara, en 2018, el premio Garrote del Público” –que otorga la organización internacional Women’s Link Worldwide– por ser la sentencia más sexista del mundo. De acuerdo con la organización, ese año el juez mexicano ganó 6,000 votos como la peor resolución en contra de una mujer.

Ser una “mala madre”

En su decisión, el juez radicado en la Ciudad de México determinó que “Silvia” no cumplió con su “rol tradicional de madre”, apegado a los testimonios de su exmarido, sus suegros y amigos de la familia que la calificaban como una madre con poco cariño por su hijo y por no cumplir con el rol que le implicaba ser madre en un país como México.

“Mi hijo nació en diciembre de 2006 y cuando quise bautizarlo ella se negó, dado que ella no cree en Dios y dice que ‘es para ignorantes’ creer en eso, a la fecha el niño no está bautizado. En una ocasión traté de bautizarlo a escondidas y fue una discusión que, en esa ocasión, me corrió del departamento”.

Ese fue uno de los argumentos que ofreció César, el exesposo de “Silvia”, para argumentarle al juez que ella era una “mala madre”. A ese se sumaron acusaciones en contra de “Silvia” por mandar sucio a su hijo a la guardería, por no bañarlo, por dejarlo con su nana hasta “altas horas de la noche” por no salir temprano de trabajar y por no tener tiempo de hacerle papillas diferentes.

En la reescritura de la sentencia, la abogada Laura García Velasco consideró que a “Silvia” se le juzgó desde el prejuicio de ser mujer, ser extranjera y ser atea. También consideró que, si bien algunas de las negligencias en el cuidado del menor pudieron comprobarse, no todas fueron enteramente su responsabilidad, pues el padre también salía a trabajar todo el día, también era partícipe de la violencia en ese matrimonio y fue sexista al calificarla como una “mala madre”.

“Es a las mujeres a quienes naturalmente se les ha exigido estar presentes en el hogar –con independencia de que a la par realicen un trabajo externo o desempeñen una profesión– para ocuparse de todas las tareas de cuidados y bienestar de sus hijos e hijas, porque ese es el rol que se les ha asignado tradicionalmente a partir de un reparto de funciones entre hombres y mujeres únicamente en mérito de su sexo”.

Justicia injusta

Reescribir 14 sentencias con perspectiva de género. Ese fue el reto. Geraldina González, titular del Copred y especialista en temas de género y desigualdad; e Isabel Montoya, abogada con especialidad en derechos humanos y coordinadora del área legal en la organización feminista Equis justicia para mujeres, conformaron un amplio equipo multidisciplinario y encontraron en la revisión de casos el Poder Judicial emitió sentencias sin perspectiva de género.

En total 34 autores de las cuales 32 fueron mujeres entre abogadas, especialistas y juristas en la materia; abordaron temas legales, de tipo laboral, familiar, penal y personas con discapacidad.

De este proyecto e investigación recién publicaron el libro “Sentencias feministas, reescribiendo la justicia con perspectiva de género”. Un proyecto que ya fue desarrollado en otros países europeos y ahora tocó el turno a México.

"La propuesta era hacer un seguimiento del trabajo jurisdiccional a partir de una nueva propuesta de reescritura de sentencias desde perspectivas de género basadas en el feminismo legal. Se buscó que una sentencia no impactara de maneras que reforzaran los sistemas de desigualdad que afectan a las mujeres”, explicó Geraldina a La Silla Rota.

También documentaron que las normas jurídicas con que se juzga “están construidas desde miradas masculinas”.

"La perspectiva de género es una herramienta que nos permite acercarnos a la norma; pero también a los contextos en los que suceden los hechos. En el libro utilizamos esta herramienta para demostrar a las personas juzgadoras cómo es que tendrían que haber abordado casos reales. Son sentencias que existieron, en donde las personas juzgadoras que las emitieron no utilizaron la perspectiva de género y aplicaron normas sexistas o perspectivas llenas de estereotipos o prejuicios relacionados con el género y sus sentencias. No necesariamente fueron justas”.

Sobraron casos para analizar

Entre las sentencias utilizadas para este libro hay sentencias de primera instancia, de apelación, de amparo y sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las autoras expusieron que, a pesar de que México ha avanzado en implementar la perspectiva de género en el quehacer jurisdiccional, no ha sido suficiente y todavía falta mucho trabajo por hacer.

Cabe recordar que la última presidencia de la Corte, el ministro Arturo Zaldívar hizo del tema una bandera política que parece no haber avanzado más allá de los planteamientos mediáticos.

"Encontramos sentencias que no tenían perspectivas de género y que necesitaban particularmente mirar los contextos específicos de las víctimas cuando hablamos de procesos penales”, detalló Isabel. “En una sentencia de un caso de violación a la víctima se le niega el aborto; esto ocurrió en Hidalgo y encontramos que aún hace falta que jueces y juezas consideren los contextos específicos en que se desarrollan los conflictos”.

Las autoras expusieron que la rigidez de las y los jueces para emitir sus sentencias derivó en falta de perspectiva de género; y que eso, afectó a los protagonistas de esas sentencias porque las resoluciones siguen basadas en estereotipos de género y prejuicios.

Así lo explicó Geraldina. "Nuestra propuesta es que se mire a las partes y los contextos en que se desenvuelven tanto las mujeres como víctimas o imputadas en casos penales y familiares. Solo así podremos eliminar juicios y estereotipos que están plasmados en nuestras leyes o que se encuentran todavía en el ejercicio jurisdiccional”.

¿Y los casos se pueden reabrir?

A pesar de que el libro analiza 14 sentencias ya dictadas, las coordinadoras lamentaron que pese a la importante aportación que hacen desde este replanteamiento, no están en condiciones de reabrir casos porque ese no fue el objetivo de esta investigación multidisciplinaria.

“El objetivo del libro no es reabrir casos, nosotros no podemos hacerlo, eso tendría que darse a través de los procesos y cada caso respectivo, si es que todavía hay posibilidad con los recursos que presenta el Sistema Jurídico Mexicano. La intención es hacer una reescritura de sentencias, tomar la sentencia original que no miró a la víctima o al conflicto de una manera más amplia”.

¿Cómo se reescribió cada sentencia?

El conjunto de autoras realizó un ejercicio de duplas. Una de ellas jugó el papel de jueza para reescribir la nueva sentencia y la otra elaboró un comentario sobre la sentencia original.

"Se reescribió cada caso con las leyes vigentes en aquel momento; se tomó en cuenta la jurisprudencia vigente a nivel nacional e internacional. Con este parámetro demostramos y explicamos ‘miren jueces y juezas, con las herramientas que ustedes tenían en ese momento pudieron haber hecho una sentencia completamente diferente’. Se trata de mirar los contextos de desigualdad, opresión, violencia en la que estamos inmersas las mujeres y otros grupos en desventaja como el LGBTQ+”, refirió Isabel.

También encontraron que el Poder Judicial no necesita esperar a que el Congreso modifique leyes para adaptarlas con perspectiva de género y entonces, poder emitir una sentencia más justa.

"Tenemos una sentencia de una madre lesbiana que en el ministerio público es acusada por su expareja por haberse separado de él y haberse ido con su pareja mujer; entonces había un conflicto por su hija.  Con las herramientas que se tenía en este momento demostramos que se pudo haber elaborado una sentencia que mirara todas estas desigualdades estructurales y por lo tanto pudiera impartir una sentencia más completa y de mejor calidad en perspectiva de género. Pero también que realmente proteja los derechos humanos de esas mujeres en particular”.

Geraldina destacó que ninguna sentencia reescrita se basó en argumentos que no existían en el año en que fueron emitidas. "Queríamos demostrar que sí pueden emitir sentencias con perspectiva de género con las herramientas legales que se tenían en ese momento. No hace falta que se legisle para que las y los juzgadores puedan resolver conforme a los derechos humanos”. Y exhortó a juezas y jueces a apegarse al principio de igualdad y no discriminación.

El libro plantea, además, que perspectiva de género no debe malentenderse como el hecho de favorecer de manera irremediable a las mujeres. "¡Al contrario! La idea de la perspectiva de género es re nivelar la cancha, eliminar prejuicios y estereotipos. Mirar los contextos de desigualdad o desequilibrios en ejercicios de poder que existen entre hombres y mujeres porque vivimos en sistemas de opresión sexistas, racistas, clasistas, entre otros”.

¿Dónde encontrarlo?

El libro se encuentra de manera virtual en dos bibliotecas jurídicas: del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y de la biblioteca jurídica de la Corte interamericana de Derechos Humanos. En unas semanas saldrá a la venta de manera impresa.