¿El color influye en nuestro comportamiento? El investigador Alexander Schauss afirma que sí y que el color rosa puede influir de manera positiva en el comportamiento de los prisioneros. Desde hace algunos años, las cárceles de Europa y Estados Unidos comenzaron a ser pintadas de color rosa, esta tendencia aumentó tanto que desde 2014, 30 celdas del sistema de cárceles de Suiza han sido pintadas de este color.

A finales de la década de 1970, el investigador Alexander Schauss realizó una serie de experimentos para demostrar el poder del color en el comportamiento humano.

En uno de sus estudios, hizo que algunos hombres miraran un cartel rosa brillante con los brazos extendidos, y procedió a demostrar con qué facilidad podía empujarlos hacia abajo. Cuando repitió el experimento con el color azul, la fuerza de los sujetos supuestamente había regresado.

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Los oficiales navales Gene Baker y Ron Miller quedaron impresionados con los hallazgos de Schauss, por lo que pintaron las celdas de detención en sus bases navales del mismo tono de rosa brillante; después de esto, los oficiales registraron que los prisioneros comenzaron a ser menos agresivos. El color se hizo conocido como Baker-Miller Pink y fue utilizado por varios guardias de prisión a lo largo de la década de 1980.

Poder rosado

A pesar de que los experimentos de Schauss demostraron que el Baker-Miller Pink relajaba a los reclusos, años más tarde se comprobó que no era así y, por el contrario, hacía más violentos a los prisioneros. Sin embargo, en el 2011, la psicóloga suiza Daniela Späth retomó la teoría de Schauss pero en lugar de usar el rosa brillante original, Spät retomó un rosa más suave y pálido que llamó Cool Down Pink (el rosa que calma).

Este nuevo tono fue aplicado a las celdas de 10 prisiones en toda Suiza y al monitorear a los presos durante cuatro años, Spät comprobó que esta tonalidad relajaba a los hombres que habitaban las celdas pintadas e incluso los hacía menos violentos.

A partir del descubrimiento de Spät, el Cool Down Pink se ha aplicado también en aeropuertos, escuelas y habitaciones psiquiátricas para así tranquilizar a quienes han causado problemas.

¿Es una medida machista?

De acuerdo con la historiadora arquitectónica Annmarie Adams, el color rosa se ha asociado a la feminidad después de la Segunda Guerra Mundial, por lo que éste trae consigo estereotipos de género ligados con las mujeres. Debido a estas creencias fue como comenzó el experimento de Alexander Schauss, ya que pensó que la energía “femenina” del color rosa podía contrarrestar la masculinidad agresiva de los hombres.

Por ello, distintas expertas en género argumentan que esta práctica está cargada de machismo, por lo que las cárceles que usan esta estrategia sólo refuerzan los estereotipos de género que existen alrededor de las creencias de que las mujeres son calmadas, compasivas y tienen la capacidad de calmar las agresiones de los hombres.

Así mismo, la mayoría de los prisioneros refieren sentirse como “niñas” al estar en sus celdas rosas y piensan que eso hiere su masculinidad.

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Es así como distintas feministas afirman que los colores no tienen género y quienes piensan lo contrario deberían sanar las inseguridades que no les permiten portar un color rosa o cualquiera que se encuentre asociado a lo “femenino”.