El alcoholismo y el consumo de sustancias ilícitas representan un serio problema de salubridad para el Estado y la ciudadanía. Desde hace décadas se ha intentado combatir con múltiples campañas públicas y destinación de recursos, aunque sin éxito, hace falta una pieza primordial para entender este fenómeno en plenitud: la perspectiva de género.
Aplicar esta herramienta en toda política pública es un necesario, prueba de ello es entender el peso social que tiene el alcoholismo y la drogadicción en las mujeres, la vergüenza y el escrutinio social las excluye de formar parte de las campañas de rehabilitación. Atraviesan este proceso solas y en lo privado.
¿Quiénes tienen una adicción y por qué se inicia?, en respuesta, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) señala que el sesgo es muy claro en este sentido pues, mientras que los hombres inician su consumo por virilidad, demostración y la toma de riesgos, la mujer lo hace a causa de estrés y ansiedad.
Esto último cobra especial relevancia cuando se observa que es la mujer quien tiende a vivir más recaídas en su proceso, lo que refleja la estrecha relación entre la salud mental y las adicciones.
Silvia Cruz del Centro de Investigación del IPN acota que aunque existan algunas aproximaciones para entender las adicciones con perspectiva de género, la realidad es que poco se ha invertido en este espectro. No hay información suficiente y las investigaciones son prácticamente inexistentes, esto dificulta en demasía la creación de políticas públicas con perspectiva de género pues, en primera instancia, ni siquiera se contempla la diferenciación por género.
Frecuentemente se relaciona el uso de enervantes al género masculino, sin embargo, es una adicción que se vive casi con la misma proporción.
- 30% de las personas que consumen enervantes son hombres
- 27% son mujeres
Aún con esta paridad en la adicción, son las mujeres quienes sortean más obstáculos para acceder a programas de rehabilitación, redes de apoyo, tratamiento y reducción de daños.
El rol de género presente en las adicciones
Maternidad, rechazo, abandono de su pareja e incluso de su familia, vergüenza, depresión y ansiedad. Las mujeres que presentan alguna adicción se ven atravesadas por un crisol de violencias, por ejemplo, mayor probabilidad de abuso físico y sexual, mayor severidad de adicción, violencia intrafamiliar, mayor probabilidad de sufrir violencia psicológica o sexual en manos de su pareja, violencia económica al disponer de menos recursos, especialmente, cuando tienen hijos menores. Todos estos fenómenos son prueba irrefutable de que el Estado mexicano tiene, con urgencia, que atender las adicciones de la población con perspectiva de género.
Durante el seminario Retos para las políticas públicas en la atención y reducción de daños en el uso de drogas de mujeres, organizado por el Colegio Nacional, una mesa de especialistas expuso datos alarmantes sobre este fenómeno. Acá un desglose completo.
- La mujer tiende a incurrir menos en el consumo de estupefacientes, sin embargo, cuando lo hace desarrolla una adicción hasta 4 años antes que un hombre, mientras que en el alcohol, le toma 7 años menos que a un hombre generar dependencia. (María Elena Medina Mora, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México)
- Los estudios farmacológicos y los tratamientos para el tratamiento de las adicciones se han realizado únicamente en hombres por lo que las respuestas positivas están pensadas en ellos, mientras que poco se sabe de la reacción de las mujeres a estos fármacos. (Carmen Fernández, directora del Centro de Integración Juvenil)
- De más de mil análisis que se realizan para la creación de programas de reducción de daños, sólo el 3% tiene una división por género, cuando en realidad, existen múltiples condiciones que deben ser tomadas en cuenta para cada uno de estos estudios. (Raúl Martín del Campo, director de Planeación del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz)
De manera concreta, en este seminario los especialistas concluyeron que el Estado debe emplear la reducción de daños a través del acompañamiento con perspectiva de género. Por ejemplo, asistir emocionalmente a las mujeres que viven una adicción, comprender la situación familiar, aplicar programas que tomen en cuenta la maternidad, diseñar espacios separatistas en donde las mujeres puedan asistir y recibir atención especializada. Además, se habló del cuidado de las infancias, es imperante la creación de guarderías para madres con alguna adicción para que, en estos espacios de cuidado, las mujeres puedan recibir la atención y seguimiento prudentes mientras sus hijos conviven en lugares seguros.