El amor romántico y la belleza femenina se han contruído e interiorizado desde la visión de los hombres, lo mismo que el trabajo no remunerado y la creencia del instinto maternal, según la investigadora feminista Raquel Ramírez; aborda el engaño de la supuesta decisión sobre el cuerpo en páginas como Only Fans, que también ha sido reforzada por las redes sociales. 

“No por nada el amor romántico es uno de los temas nodales dentro del análisis feminista”, expresa la investigadora, comunicadora y activista feminista Raquel Ramírez Salgado, doctora en Comunicación por la UNAM y fundadora de la Escuela Feminista de Comunicación.

La investigadora explica que la reproducción y reafirmación de la fantasía social del amor, sobre todo en los varones, y a partir de ella, el condicionamiento de los roles de género, desemboca en la subordinación de la mujer y la violencia contra las mujeres. 

“Para el feminismo es crucial analizar el amor romántico, porque de ahí se desencadena una serie de procesos muy complejos que apuntan a la opresión de las mujeres, entendida como las dobles o triples jornadas de trabajo, el control sobre el cuerpo y la sexualidad; la creación de una serie de elementos ideológicos, como la falacia del instinto maternal, que configura a las mujeres para pensarse madres como único destino y a la renuncia de su autonomía”, argumenta Raquel Ramírez.

No te mires con ojos de hombre 

Estas violencias sistemáticas que surgen del patriarcado, se han encargado de interiorizar en las mujeres el pensarse desde la lógica y la mirada estética masculinas, “es decir, esta exigencia de ser bellas y deseables desde la mirada de los hombres”. 

Los varones también son configurados de una forma muy específica que apunta a la dominación con un amor romántico donde ellas deben ser monógamas, entregarse a un solo hombre, mientras que para los hombres están aceptadas las relaciones extramaritales, explica la investigadora. 

“Incluso al poliamor, este modelo de relación erótico-afectiva que se presenta como muy revolucionario, si le diéramos una mirada crítica feminista, nos daríamos cuenta que reafirma los privilegios de los hombres y pone en mayor vulnerabilidad a las mujeres”.

Por todo esto, desde muy pequeños, argumenta, los hombres se piensan como seres que tienen el poder de maltratar, castigar, disciplinar, rechazar, confundir y tener disponibles a las mujeres, sin considerarlas como seres humanos. 

"Estamos reafirmando una masculinidad incapaz de sentir empatía", afirma la investigadora feminista respecto a la normalización de la violencia contra las mujeres. 

El falso empoderamiento del cuerpo femenino 

Estas prácticas patriarcales son invisibilizadas desde una postura que refuerza la “resignificación aparente del cuerpo”, la ilusión de libertad física de mujeres y niñas con la exposición erotizada en espacios digitales como Instagram o “la explotación sexual camuflada” en plataformas como Only Fans.

“Esa aparente resignificación una vez más presenta a las mujeres como una figura deseable desde la lógica de los hombres. Es decir, nos han mostrado que los cuerpos hegemónicos también pueden ser colonizados por el placer masculino. Eso no es empoderamiento”, argumenta Raquel Ramírez.

Amplía que plataformas como Only Fans se muestran como una oportunidad para “decidir sobre el cuerpo”, pero reinciden en el intercambio de capital sexual por dinero. Es decir, el cuerpo de las mujeres sigue considerándose un objeto sexual que puede utilizarse sólo con pagar por ello. 

“Por muy libertario que nos digan que es, finalmente lo que hacemos es reafirmar los privilegios de los hombres de pagar por el cuerpo de las mujeres y de las niñas, que en nada nos ayuda y confirma la desigualdad. Paradójicamente, no veo que las cifras de violencia sexual bajen, al contrario, cada vez hay más violencia sexual y cada vez hay más plataformas donde prolifera la cosificación y explotación. Entonces, ¿qué está pasando? Pues que estamos reafirmando una masculinidad violenta, no estamos generando marcos éticos para los hombres”, explica la investigadora feminista. 

“El porno es la teoría, la violación es la práctica” 

Lo preocupante es que la violencia contra las mujeres se refuerzan desde que los varones a muy temprana edad tienen acceso a la pornografía. Según la experta esto indica que cada vez más hay plataformas de contenidos gratuitos, ante la competencia de captación de consumidores obliga a las industrias pornográficas a diversificar su oferta, es decir, construir narrativas cada vez más violentas.

“Los niños están expuestos a formas de representación muy crueles sobre las mujeres. Son planteamientos que tenemos que hacer para desmontar estas supuestas prácticas transgresoras que, insisto, reafirman un modelo de masculinidad incapaz de sentir empatía por las mujeres”, argumenta.

  Con información de EL ECONOMISTA