Todos los días se dan a conocer boletines de búsqueda de mujeres, adolescentes y niñas desaparecidas. Cuando se comparte la información, lo que se espera es que ellas regresen a casa con sus familiares, que regresen vivas, sanas y salvas.

De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, entre el 1 de enero y el 14 de abril se han reportado 748 mujeres desaparecidas. El 46 por ciento de todos los casos se concentran en el Estado de México, la Ciudad de México y Morelos. Lo que sucede con estas desapariciones es que no se sabe cuántas de éstas son desapariciones "voluntarias", es decir, mujeres que huyen de sus casas. 

Diversos informes, investigaciones y estudios han determinado que las desapariciones de mujeres, niñas y adolescentes son en razón de su género, es decir, la causa es por el hecho de ser mujeres; las desapariciones también son a consecuencia de ser mujer, por ejemplo, el haber sido privadas de libertad con alguien más, contra quien realmente se dirigía el crimen. 

VIOLENCIA FAMILIAR 

El género determina que las mujeres sean más vulnerables a sufrir violencia sexual y embarazo forzado, daños y estigmatizaciones resultantes, y quebrantamiento de las estructuras familiares e, incluso, el posible nacimiento de niños o niñas en cautiverio 

Las adolescentes que huyen de casa y reportan como desaparecidas, según expertas, principalmente lo hacen para salir de la violencia familiar que viven en sus hogares; sumado al contexto de violencia machista y feminicida, las adolescentes y niñas buscan huir de estos ambientes hostiles. 

En 2020, el 75.78% de las lesiones en contra de menores de 18 años  ocurrieron en el hogar. En el 73.29% de los casos, la persona responsable tenía algún parentesco con la víctima, según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Las adolescentes que huyen de casa y reportan como desaparecidas, según expertas, principalmente lo hacen para salir de la violencia familiar que viven en sus hogares; sumado al contexto de violencia machista y feminicida, las adolescentes y niñas buscan huir de estos ambientes hostiles.

En muchos casos, el desconocimiento del paradero de una mujer se da en contextos donde, si bien no existe un perpetrador responsable de manera directa de la desaparición, las mujeres se ocultan huyendo de la violencia en el seno de sus hogares, relaciones de pareja, relaciones laborales y violencia sexual. 

VIOLENCIA SEXUAL CONTRA MENORES 

Según investigaciones, la violencia sexual es una de las principales violencias que las niñas y adolescentes viven. Las cifras oficiales demuestran que el 81.6% de las víctimas de lesiones en el hogar fueron niñas y adolescentes mujeres. Durante el primer semestre de 2021, los casos por parentesco alcanzaron el 65.96%. Las niñas y adolescentes son las más violentadas (92.81%)

Según UNICEF, las niñas y las adolescentes enfrentan violencia en todos los espacios en que habitan: su hogar, la escuela, las calles, espacios comunitarios, el ciberespacio. Esta violencia proviene tanto de personas cercanas, familiares y amistades, como de personas desconocidas.

Cuando una niña o adolescente es víctima de violencia sexual, por lo general, el agresor emplea su poder, autoridad y fuerza, así como el engaño y la mentira; puede ser un familiar, conocido de la familia, vecino, profesor, cuidador e incluso el padre o la madre. Desde luego, abusan de la confianza que se le tiene y utilizan premios; amenazan verbalmente, propician castigos, tienen conductas no esperadas, generan miedo o violencia física

Por su parte, los embarazos adolescentes representan una situación bastante relevante para entender las razones de desaparición “voluntaria”, ya que según datos oficiales, actualmente nacen más de mil bebés de niñas y adolescentes al día.

Niñas entre 10 y 14 años fueron embarazadas por un amigo, un familiar, un desconocido o ex novio. La mayoría de éstos por violación sexual o matrimonios arreglados.

DESAPARICIÓN “VOLUNTARIA” 

Según el informe “Nombrarlas para encontrarlas” del Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en México (ODIM) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales con sede en México, destaca que en estos casos denominados por algunos estados como “no localizaciones”, si bien la ausencia de las mujeres puede ser entendida como “voluntaria”, lo cierto es que existen contextos de violencias de género más amplios que orillan a las víctimas a huir sin dejar información sobre su paradero.

Finalmente, existen también ocasiones donde las mujeres desaparecen como parte de procesos de “extravío” asociados a enfermedades mentales, discapacidades o condiciones que le impiden recordar quiénes son, dónde viven, cómo comunicarse con sus familias, o por estar en estado de coma.

En estos casos, no existe un perpetrador directo, pero las desapariciones pueden darse en el marco de negligencias en las tareas de cuidado, abandono de personas u otras conductas que –por omisión de auxilio– provocan el extravío de una mujer.