En México, a pesar de las brechas de género, las mujeres son parte fundamental para la economía. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018, más del 65% de las mujeres cuentan con al menos un producto financiero.
Sin duda, es importante seguir empujando el acceso a servicios y productos financieros eficaces, y a la medida de las necesidades de este género, que permita a las mujeres ahorrar, solicitar créditos y, en general, contar con herramientas financieras que les brinde mayor autonomía y desarrollo económico.
Desafortunadamente, sólo 2 de cada 10 mujeres en México tiene actualmente un crédito personal, de acuerdo con la encuesta “Hábitos de ahorro y finanzas personales de las mujeres” realizada por la casa de investigación y opinión pública, Defoe, en alianza con Finanzas en Tacones, comunidad que busca ayudar a las mujeres a mejorar la relación con su dinero.
El estudio arrojó además que sólo el 20% de las mujeres a nivel nacional cuenta con una tarjeta de crédito.
De quienes suelen utilizar este instrumento, 30% dice que sólo lo usa en caso de emergencias, 22% lo requiere para comprar productos específicos, y 15% busca aprovechar ofertas de meses sin intereses.
“Lo preocupante es que 18% de las mujeres afirma que la utiliza para completar su gasto mensual y 15% para pagar gastos diarios que ya no pueden cubrir. Esto destaca que poco más de un tercio de las mujeres que utiliza una tarjeta de crédito, lo hace como una extensión de sus ingresos, situación que puede afectar de manera importante sus finanzas”, advierte Yamil Nares, director general de Defoe.
Cuidar el bienestar financiero no es una tarea sencilla, se requiere conocer los servicios y productos financieros que pueden ser de utilidad y se ajusten a las necesidades de cada persona, y ello implica contemplar también los riesgos de cada uno.
Una mala decisión en este rubro, un mal uso del crédito o de algún producto del sector puede mermar por completo el equilibrio de un individuo e incluso afectar su patrimonio personal y familiar.
“Una tarjeta de crédito puede ser una gran aliada, pero si no se maneja adecuadamente, puede terminar siendo un mal sueño. Hay quienes la utilizan como una forma de financiamiento de ciertos productos o servicios, pero hay quienes se les olvida que no es una extensión de su dinero, y es aquí cuando se puede volver contraproducente”, señala Lucía Quiroga, de Finanzas en Tacones.
Por ello, la recomendación es mantenerse adecuadamente informados, tomar cursos de educación financiera y/o asesorarse sobre el buen uso de las distintas herramientas financieras para usarlas a su favor y tomar decisiones inteligentes al respecto de la economía.