Cuando de derechos sexuales y reproductivos hablamos, es necesario resaltar la necesidad de reconocer a la educación sexual como la vía por la cuál será posible el reconocimiento de los mismos a nivel individual y social. Esta premisa es difícil de lograr cuando en la sociedad no se avala la importancia de la educación sexual y los medios de divulgación asequibles para las y los jóvenes tienen contenidos inadecuados en muchos sentidos.
La pornografía es un recurso utilizado por amplios sectores de la población, se ha consolidado como una industria poderosa, ha diversificado sus medios de difusión y comercialización; por lo tanto, es importante analizar sus repercusiones en materia de derechos.
Una de las páginas web más visitadas en el mundo dedicada a la industria pornográfica es PornHub, con más de 42 mil millones de visitas al año y México está colocado como uno de los principales países que más consumen la página. Las categorías más visitadas por los internautas en México son: 1. “videos latinas”, que hace referencia a porno de personas procedentes de algún país de América Latina. “. 2.-“striptease” que consiste en un espectáculo dado por mujeres donde bailan y se desnudan lentamente; y 3.-“trans male”, categoría que se refiere a videos pornográficos que son interpretados por personas cuyo sexo es asignado naturalmente como femenino pero se identifican dentro de lo masculino.
Estas altas cifras de consumo en pornografía nos pueden revelar que el primer encuentro que personas adolescentes tiene con la vida sexual es la pornografía, ya que es de fácil acceso y gratuita, por lo tanto, se ha convertido en una referencia de lo que es la sexualidad, dando por hecho que la manera en que se presenta el sexo en el porno es un reflejo de cómo se debe de practicar.
Los y las jóvenes al adquirir esta información aprenden sexualidad sin censura, dando paso a la misoginia, los estereotipos, al establecimiento de los roles de género en el ámbito sexual y a la violencia en contra de las mujeres. Estas prácticas sociales de alguna manera se naturalizan; muchas personas intentan llevar a la práctica lo que miran en los videos, asemejando a la sexualidad con situaciones de violencia, ya que la industria del porno crea una idea particular y estereotipada de lo que es tener relaciones sexuales.
Otra manera en que la pornografía genera violencia hacia las mujeres es en la asignación de roles y estereotipos particulares que se presentan. Ya que prevalece la aparición de cuerpos estéticos, delgados, con caderas anchas, sin algún tipo de “imperfecciones”, como estrías, celulitis o cicatrices, lo cual hace que se genere una idea errónea de cómo es el cuerpo de las mujeres. Esto llega a ocasionar inseguridades en las mismas por no cumplir los estereotipos de los cuerpos femeninos “perfectos” presentados mayoritariamente en estos contenidos.
Otra forma de incentivar violencia hacia las mujeres se encuentra en la manera del ejercicio sexual, ya que la pornografía refleja el placer masculino, principalmente, dejando a un lado el femenino. Se presenta al cuerpo de las mujeres como objetos de placer y pocas veces como sujetos.
Del mismo modo, al tener una educación sexual basada en la pornografía se puede llegar a presentar maltrato físico en las prácticas sexuales, debido a que, en el porno, en muchas ocasiones se muestra agresión hacia las mujeres (golpes, cachetadas, ahorcamiento, amarres) incluso penetración sin su consentimiento, reflejando la idea de que esa es la manera adecuada para tener relaciones sexuales, y un goce y disfrute de las mujeres hacia estas prácticas.
La pornografía también favorece la carente educación en materia de uso de métodos anticonceptivos y para la prevención de transmisión de enfermedades, puesto que presentan, en su mayoría, al sexo sin algún tipo de métodos preventivos pues considera la práctica como una forma de sentir mayor placer. Por lo que el porno como educación enseña a no cuidarse en muchos sentidos, contribuyendo de alguna manera al índice de embarazos en adolescentes, enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
El uso de pornografía como principal fuente de información se ha convertido en un gran problema para las mujeres ya que perpetúan sus cuerpos bajo el sistema patriarcal vigente, por ello es necesario analizar esta problemática desde diferentes perspectivas y generar conciencia del daño físico, psicológico, emocional, que la pornografía puede causar en ellas. Es necesario mencionar que la industria pornografía no es el único problema, también lo es la forma en la que los jóvenes, principalmente los varones, lo han utilizado para poder tener información que socialmente es poco mencionada, debido a la cultura apegada a una moral religiosa, particularmente en México. Hablar de temas relacionados a la masturbación y exploración sexual del cuerpo, tanto femenino como masculino sigue siendo un tema tabú en diferentes ámbitos, principalmente al interior de las familias.
Por lo que debemos seguir pugnando en México por una educación sexual adecuada, libre de roles y estereotipos de género, apegada a los derechos sexuales y reproductivos, en un marco de laicidad y accesible a todos los sectores sociales, en particular dirigida a las y los jóvenes. Con el propósito de revertir las diferentes formas de violencia que devienen del consumo de pornografía.
Patricia Ortíz Vázquez
Twitter: @Patt_ov
Estudiante de la licenciatura en Sociología en la en la FES Aragón UNAM. Realizando el servicio social en el Archivo Histórico de la Ciudad de México. Forma parte de la Sociedad Civil “Generando Sentidos S.C”. Interesada en temas de sociología con perspectiva de género. Desarrollando una tesis de grado enfocada en la violencia del consumo pornográfico.
Tania Lizbeth Meléndez Elizalde
Twitter: @MelendezTania20
Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.
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