Para entender de qué hablamos cuando hablamos de androcentrismo basta con echar ojo en los libros de historia, medicina, biología, sociología, así como en cualquier artículo que sea angular para entender nuestra cultura y sociedad; ya que todo proceso y categorización en la humanidad han sido preconcebidos y redactados a través de una sola visión, la masculina.
Es importante colocar una distinción sobre el concepto de androcentrismo, pues no se trata de un sujeto particular, sino más bien, del concepto “hombre” como el único ser precedente en la historia y referencia absoluta de nuestras estructuras sociales, económicas, sociales y científicas, el ser humano masculino se vuelca en el centro del todo, mientras que el sujeto femenino permanece invisibilizado y oculto.
Y es que, esta idea generalizada parte desde el lenguaje y la manera en que el hombre es el único actor representativo de la humanidad, ¿cuántas veces hemos escuchado “la primera mujer en caminar por el estrecho de Bering…?, tal vez, nunca.
La Comisión Especial de Equidad de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México define el androcentrismo de la siguiente manera:
- Es la organización de las estructuras económicas, socioculturales y políticas a partir de la imagen del hombre; un enfoque que fundamenta las experiencias humanas, el protagonismo de la historia y el desarrollo desde una perspectiva masculina. Conlleva a la invisibilización de las mujeres, de sus experiencias y de sus aportaciones.
Para abonar a esta conversación, es valioso añadir algunos escenarios que reflejan la problemática del androcentrismo y cómo es atravesado por el sistema patriarcal. Estos son algunos puntos de inflexión para entender el concepto.
Sesgo androcéntrico en la ciencia
Una de las lecturas más claras sobre este concepto lo encontramos en el área de las ciencias, donde se evidencia la nula participación de la mujer, no sólo en una calidad cuantitativa, sino que históricamente, el ser humano femenino es despojado de ocupar cargos de poder en este rubro; en la sociedad, la mujer no es referente científico, ni descubridora ni creadora de teorías importantes.
La existencia de este androcentrismo permea en la vida de las mujeres, replica comportamientos violentos, las excluye y genera que las únicas teorías válidas para explicar el mundo sean las masculinas.
“En un sentido sociológico, se encuentra que incluso, la elección de teorías está sesgado a favor de aquellas que reproducen y naturalizan el estatus opresivo, las comunidades científicas favorecen a aquellas teorías que van de la mano con el prejuicio sobre la inferioridad intelectual de las mujeres” (Artículo académico "Androcentrismo, ciencia y filosofía de la ciencia", escrito por Bernabé Nahuel
Sesgo androcéntrico en la sexualidad humana (no femenina)
La concepción de la sexualidad es un terreno explorado por los médicos, el hombre es quien ha realizado los principales hallazgos, descubierto el placer y la reproducción… Masculina. En contraparte, el cuerpo femenino y su sexualidad fueron cuestionados por el ojo clínico que incluso, nombró la genitalidad de la siguiente manera.
Clítoris: El miembro de la vergüenza.
- Vulva: Conocida como “pudendum” en el siglo XVI, que significa parte de la que debes sentirte avergonzada.
La sexualidad de la raza humana se conoce desde hace siglos, pero fue hasta los años 80 que una mujer, Helen O Conell, descubrió que no existía ninguna información completa sobre la anatomía pélvica femenina. El llamado clítoris fue descubierto en 1559 por un médico y por cientos de años, fue motivo de vergüenza por no contar con un fin reproductivo y hasta hace apenas treinta, fue reconocido como un órgano de placer y goce gracias al trabajo exhaustivo de mujeres que generaron la primera información genital-anatómica de nuestro cuerpo.
“Cuando estudiaba, había decenas de páginas que hablaban del pene y en las páginas sobre urología femenina y anatomía iniciaba diciendo que las mujeres teníamos algunas modificaciones a diferencia de los hombres, ¿modificaciones?, las mujeres no estamos modificadas” , cuestiona Helen O Conell en su conferencia Get Cliterate, un movimiento que impulsa a las personas con clítoris a reconocer su cuerpo y el placer. Conoce más de esta revolución aquí.
Concebir la sexualidad en un paquete sexogénerico donde todo lo que sabemos proviene de una sola fuente científica corresponde a una violencia patriarcal, donde la mujer es atada a su reproducción como objetivo último en la vida, es despojada de apropiarse de su cuerpo y permea en su vida al existir vacíos informativos sobre enfermedades, órganos, funcionalidades y prevenciones.
La sexualidad entendida a través de un sólo cristal que coloca al ser humano (masculino) como el único absoluto invisibiliza y desconoce que la figura femenina también es contadora de la historia y participe de la misma.
¿Cómo se relaciona el androcentrismo con el patriarcado?
En un proceso histórico como especie, el androcentrismo y el patriarcado van en el mismo renglón. De acuerdo a María de Jesús Rosado Millán, Presidenta de la Fundación iS+D para la Investigación Social Avanzada, la división funcional entre los sexos generó que el hombre se apropiara del mundo exterior, en la caza, en la protección y posteriormente, de empleos. En contraparte, la mujer se quedó en lo privado, fungiendo como cuidadora.
“La sociedad patriarcal nos explica el estado actual en el que vivimos como un proceso natural. Creó un discurso que nos lleva a pensar que la obligación de la maternidad, la crianza de las criaturas, la responsabilidad del cuidado de las personas, el trabajar gratuitamente por “amor”(…) las mujeres ocupamos espacios por la historia, porque es nuestra naturaleza o incluso por voluntad de Dios, pero no reconoce el orden cultural androcéntrico que implementó un sistema de valores que estima el orden simbólico masculino como representante único de nuestra historia” (Más Allá de Dios, el Padre escrito por Mary Daly)
Algo que se destaca es que no se trata de una guerra de género o un acto prescindido por los hombres en contra de las mujeres, sino de una serie de cuestiones estructurales que permitieron al hombre convertirse en representante y núcleo de lo que entendemos como especie humana o en palabras de la socióloga estadounidense, Charlotte Perkins Gilman: "el hombre hizo al mundo”.