Las feministas radicales no son aquellas que buscan exterminar a los hombres, es una rama del movimiento feminista. “Fueron tan espectaculares en sus acciones públicas de protesta como en su destreza intelectual o en su nueva manera de hacer política” afirma la escritora feminista Nuria Valera. 

¿Qué es el feminismo radical? 

El feminismo radical nace entre los años 1967 y 1975 en Estados Unidos. Son mujeres que revolucionaron el siglo XX, reflejaron los actos que ayudaron a mantener la opresión femenina durante años que se vivían normalizados. Lo radical hace referencia al significado marxista que quiere decir tomar las cosas desde la raíz; en este caso, cuestionar y confrontar la opresión misma a la mujer. Y entiende al patriarcado como sistema de dominación y subordinación.

La lucha feminista ha acompañado a la historia durante décadas. El feminismo radical se sembró al mismo tiempo que la discusión sobre los derechos civiles y los movimientos en contra de la Guerra de Vietnam se manifestaban. La lucha feminista es una, pero las batallas son muchas. 

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Origen de feminismo radical 

Existen dos obras fundamentales que le dieron pie a esta rama del feminismo: Política Sexual de Kate Millet publicada en 1969 como su tesis doctoral. Está obra habla sobre las relaciones de poder entre hombres y mujeres en la que afirma que “el sexo es una categoría social impregna de política”. Y la segunda, publicada un año después por Sulamit Firestone: “La dialéctica del sexo” que aborda la radicalización del seximo y y señala al patriarcado como el origen de las opresiones, Fierstone escribe: “El objetivo final de la revolución feminista, no debe limitarse a la eliminación de los “privilegios masculinos”; sino que debe alcanzar a la distinción misma de sexo”. 

Las obras de Millet y Firestone sirven para entender el origen de los cuestionamientos de esta rama del feminismo. Para las radicales ganar el espacio público no es la única lucha, también buscan transformar el espacio privado. La sexualidad y el cuerpo cobran importancia para entender el fenómeno y la raíz del problema.

“Lo personal también el político” un lema del Movimiento de Liberación de la Mujer (Women Liberation Movement).
  

Se confronta a la opresión y dominación que la estructura familiar y sexual había regido al cuerpo de la mujer durante años. Y se visibiliza que los hombres recibían beneficios económicos, sexuales y psicológicos por el sistema patriarcal. La violencia de género en espacio privados como la casa, el trabajo o las escuelas fue uno de los temas que el feminismo radical trajo al espacio público. 

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Tres grandes aportaciones 

Las protestas públicas son un distintivo de esta rama. En septiembre de 1968 feministas radicales en Estados Unidos salieron a marchar en protesta al concurso Miss América, estaban en contra de la presentación de la mujer como objeto sexuado, y querían romper el imaginario tradicional del modelo de feminidad y esquematización del cuerpo. Nueve años después, en 1977, mujeres en Gran Bretaña, Alemania e Italia se organizaron para movilizar sus calles. Marcharon con antorchas durante la noche para exigir espacios seguros para mujeres así como su derecho a la libre movilidad en cualquier horario. 

El desarrollo de los grupos de autoconciencia y la creación de centros alternativos de ayuda y autoayuda fueron las otras de las grandes aportaciones de las radicales. Las feministas crearon espacios propios para estudiar, organizar y cuestionar la lucha. También organizaron espacios de salud, ginecología, guarderías, centros de mujeres maltratadas, centros de defensa personal y promovieron el conocer su propio cuerpo. 

El feminismo radical desató las realidades de cómo se vivía la opresión de las mujeres a partir de actos normalizados, relacionados con la familia o pareja, como las relaciones de poder en la cama; le dio nombre a las desigualdades del sexo; hablo del placer sexual; y, creó medios para que las mujeres tuvieran un proceso personal de liberación. La feminista Teresa Bambú afirma que el feminismo radical es el gran incomprendido porque no habla sobre la destrucción de objetos, el extremismo u odio a los hombres; sino, sobre entender el problema desde la raíz.