Una noche, la escritora Rebecca Solnit se encontraba en una fiesta, entre las pláticas un hombre decidió que era una gran idea resumirle la reseña que leyó de un libro nuevo, él conocía la carrera como escritora que Rebecca había comenzado desde 1988 pero a pesar de eso insistió en interrumpirla cada vez que ella intentaba decirle que la autora de “uno de los mejores libros de la temporada” era ella.

A raíz de esta experiencia, Rebecca decidió acuñar un término que englobara esta violencia casi invisible que los hombres ejercen en contra de las mujeres, fue así como nació el ‘mansplaining’; esta palabra apareció por primera vez en el ensayo “Los hombres me explican cosas” escrito por la misma Rebecca Solnit en donde buscó retratar su experiencia en grupos donde hombres intentaban explicarle temas que ella dominaba, algunas veces sobre su propio trabajo que no asociaban con ella hasta que ella misma lo revelaba.

A partir de la definición creada por Rebecca Solnit, la periodista Lili Rothman escribió para el portal Atlantic un concepto más amplio y define el mansplaining como el acto de explicar sin tener en cuenta el hecho de que la persona que está recibiendo la explicación sabe igual o más sobre el tema que la persona que lo está explicando. A pesar de mantener neutra la base de su definición, Lili puntualiza que este comportamiento es más común por parte de los hombres hacia las mujeres.

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Al nombrar esta violencia muchas mujeres lograron identificarse como víctimas y se hizo evidente que los hombres continúan ejerciendo muchas violencias hacia las mujeres, así mismo se visibilizó la desigualdad de género que existe en el gremio académico, científico y empresarial en  donde los hombres son mejor valorados por el mero hecho de ser hombres y, por otra parte, las mujeres son invisibilizadas por su género, incluso cuando objetivamente sus atribuciones en ámbitos laborales, científicos o académicos podrían ser superiores a las aportadas por otros hombres de su comunidad.

Mansplaining, una violencia común

A pesar de que el mansplaining se relaciona más frecuentemente con el medio académico y científico, es una realidad que todas las mujeres lo han vivido en cualquier ámbito, un ejemplo de ello son las mujeres que usan playeras de bandas famosas y son cuestionadas  constantemente con preguntas como: “¿Pero si conoces la banda o eres posser?”, “Dime cinco canciones de ellos que no sean tan conocidas”, y a esto se suma una explicación innecesaria de cómo no eres una verdadera fan.

La verdadera intención de quien hace mansplaining es minimizar, ridiculizar, demostrando con su conducta que tiene control sobre ella y que además, él es más fuerte y tiene más conocimiento, es una especie de competencia por quién sabe más utilizando la manipulación como herramienta para descalificar. La pena que ocasiona a la mujer le genera satisfacción, es como una batalla ganada contra una supuesta enemiga, porque estos hombres son machistas y ven en cada mujer que destaca, un objetivo a destruir, afirma el Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres.

Si bien es cierto que explicar temas que desconoces siempre será un nuevo aprendizaje, la diferencia entre una explicación y el mansplaining es la manera en la que se le habla:

  • Habla de manera condescendiente porque piensa que ella es ignorante.
  • El tono es paternalista y se infantiliza a la mujer.
  • Ocurre no solo personalmente, es muy común en la vida virtual de las redes sociales, basta que sea una mujer quien haga afirmaciones sobre un tema polémico para que las réplicas sean irrespetuosas, agresivas, descalificando no su opinión sino la condición de mujer que habla públicamente.
  • No importa cuántos títulos y obras publicadas pueda tener una mujer, siempre encontrará un hombre que se considere con el derecho de cuestionar su conocimiento.

APVB