Desde el momento en el que te acercas al feminismo, es como ponerte unas gafas moradas con las que puedes ver, identificar y nombrar las violencias que vivimos a diario las mujeres por el simple hecho de ser mujeres.
Aunque el feminismo es un movimiento que nos brinda herramientas para prevenir y erradicar estas violencias estructurales, lo cierto es que vivir desde esta posición política en un mundo que odia a las mujeres que quieren ser libres de las normas patriarcales, es muy cansado, menciona la cuenta de contenido feminista Afrofeminas.
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La consciencia feminista
Lo peor de ser feminista es que nunca dejas de serlo, nunca dejas de ver la misoginia y el machismo del que somos víctimas y sobrevivientes. Ser feminista es tener una vocecita en tu cabeza que te dice “este libro no es romántico, este libro es sobre abuso; este tipo la está abusando”, afirman las creadoras de contenido.
"Es esa vocecita que te hace ser consciente de si te estás poniendo ciertas prendas para la mirada masculina o porque realmente te gusta, aunque también es la que nos recuerda que desnudas o vestidas debemos ser respetadas"
Las gafas moradas son las que te ayudan a cuestionar por qué tienes a autores misóginos en tu biblioteca personal o por qué seguimos consumiendo contenido de internet de hombres que han sido acusados abiertamente como violadores, escriben una de las participantes de Afrofeminas.
La vocesita de la consiencia feminista es algo que cuando menos te lo esperas, ya no puedes apagar, pues te hace preguntarte constantemente sobre la violencia normalizada que existe en nuestro alrededor, por ejemplo, cuando juegas un videojuego “¿está mal que le este rompiendo la cara a golpes a esta mujer?”
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El constante cuestionamiento
"De las peores cosas de ser feminista es tener que aguantarte las ganas de que cuando te llega un mensjae o un correo con felicitaciones por el día de la mujer, contestar con la historia completa de porqué el 8M no es un día de festejo sino de lucha y que sepan lo que realmente pasó el 8 de marzo"
Acompañar, escuchar y sentir la rabia de las madres de las víctimas de feminicidio es de las cosas que más duelen cuando eres feminista, porque es una confirmación diaria de que la justicia para nosotras es casi inalcanzable. "Parece un constante recordatorio de que las mujeres no son importantes para este Estado feminicida", sentencian en su texto sobre ser feminista.
Cuando te nombras feminista no sólo te enfrentas a ver la violencia en todos lados, sino que también te enfrentas a todos los cuestionamientos de tus tíos, primos, hermanos o cualquier varón que no tienen el genuino interés de saber de feminismo sino que sólo quieren pelear para tener la razón.
El feminismo es un constante cuestionamiento a tu círculo social, a ti misma y a lo que vives diariamente, por eso también dan ganas de escribir ensayos de cuatro páginas para la escuela aunque la tarea no tiene nada que ver con el feminismo.
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Estamos cansadas
"Ser feminista es agotador. Aparte del desgaste mental que implica conocer todos los días un nuevo caso de feminicidio, un dato horripilante cada semana y simplemente estamos cansadas", Afrofeminas
Todo mundo está cansado de escucharnos, así que nadie nos quiere escuchar, es como hablar con una pared pero ¿sabes qué es lo mejor de ser feminista? Que no lo puedes apagar.
El feminismo es un proceso de desgaste físico, emocional y mental porque las feministas no dejamos de pensar en cómo seguir sobreviviendo a este mundo hecho por y para varones.
Aunque sabemos que no somos superheroinas, tenemos la certeza de que seguir construyendo espacios de mujeres por y para mujeres; priorizarnos entre nosotras y seguir cuestionando las prácticas patriarcales es lo que ayudará a seguir exigiendo que se nos garantice una vida libre de violencia.
Texto original de Afrofeminas