Quino se distingue por tener un humor inteligente en el que aborda las problemáticas mundiales de una forma a veces hasta un poco inocente, lo que lo vuelve un autor para todas las personas. 

Su trabajo más famoso es la tira cómica Mafalda, una de las niñas más amadas gracias a su inteligencia y ocurrencias. Mafalda fue la voz de una generación, ya que retrató un momento importante en la historia, la revolución de los 60 y 70, cuando miles de jóvenes idealistas trataban de cambiar y mejorar el mundo; de ahí dejó importantes lecciones que todos aprendimos a lo largo de su vida.

Mafalda surge de hecho porque a Quino le pidieron diseñar a una familia de personajes para promocionar los electrodomésticos Mansfield de la firma Siam Di Tella. Sin embargo, el proyecto no fue posible, por lo que Quino guardó a su niña para utilizarla en otro momento. 

Finalmente la volvería popular dentro de su participación en el diario argentino Primera Plana. La razón del éxito de Mafalda es su humor sarcástico, pero a la vez inocente. A través de éste y el ojo de una niña superdotada, Quino abordaba problemas mundiales.

Mafalda solía hablar de todos los temas posibles: educación, política, series, cultura pop, relaciones familiares, trabajo, entre muchos otros temas, por lo que las personas que la leían se relacionaban fácilmente con ella.

¿Qué es lo que nos ha enseñado Mafalda?

A lo largo de los años, Mafalda es un personaje que se adentró en la vida cotidiana de muchas personas, pues a través de las temáticas en las historietas, se plasmaron lecciones de vida que siempre serán necesarias de recordar. 

1. ¡Soñamos, muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!

Este mensaje  de Mafalda plasma, desde la inocente perspectiva de una niña, lo que suele suceder en el mundo adulto entre las obligaciones, los compromisos y las presiones. Toda las personas, cuando estamos en los primeros años de vida, creemos en valores morales o causas justas, y con el tiempo la dinámica de la sociedad nos hace mirar para un costado y tolerar cuestiones de las cuales nuestra versión de pequeñas o pequeños podría sentir verguenza. 

2. No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta.

Mafalda advierte que innegablemente la historia de la humanidad avanza, sus derechos también y cada vez más, las poblaciones históricamente discriminadas, son reconocidas. Podemos decir que todo tiempo pasado fue mejor si fuiste hombre heterosexual y blanco, pero seguramente si no pertenecías a esta casta la hubieras pasado peor.

3. Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante. 

Otra de las lecciones que nos deja sobre la vida adulta, es algo podría pasarle a cualquiera, pues, ¿cuantas veces nos detenemos a decir lo importante a las personas que son parte de nuestras vidas? ¿O contemplamos lo realmente importante? Generalmente corremos detrás de algo –productos, obligaciones, dinero- que no nos hará tan feliz ni es tan esencial como lo que ya tenemos y damos por sentado. Aunque la dinámica de la sociedad nos orille a priorizar el trabajo, también es necesario darle la importancia a otros aspectos de la vida personal, sobre todo con aquellas personas que nos aman y momentos que hacen más llevadera la vida.

SC