El concepto “sororidad” es cada vez más popular entre las mujeres, especialmente, entre aquellas que se consideran parte del movimiento feminista. La sororidad implica crear lazos entre las mujeres para derribar las desigualdades y las violencias del mundo patriarcal. 

La sororidad trata de crear alianzas políticas entre mujeres, en un mundo que nos enseña a competir entre nosotras. De acuerdo con la antropóloga feminista Marcela Lagarde, la sororidad es:

"Una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad, con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión, al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer".

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Podría decirse que la sororidad también es un posicionamiento político, con el que se procura entablar redes de apoyo con otras mujeres, crear espacios seguros, luchar lado a lado para contribuir en la creación de un futuro libre de violencia para las mujeres. 

Pero la sororidad no es tan sencilla como nos la pintan: hace falta un trabajo de deconstrucción continuo y crítico, porque fuimos educadas para pelear entre nosotras. La frase popular “el mayor enemigo de una mujer es otra mujer” lo dice todo. Es por eso que el concepto de “affidamento” cobra una especial relevancia en el movimiento feminista, ya que nos invita a confiar en otras mujeres. 

¿Qué es el affidamento?

No existe una traducción literal del concepto “affidamento”, que tiene su origen en el idioma italiano. No obstante, su traducción o interpretación incluye conceptos como “confiar”, “apoyar”, “dejarse aconsejar” o “dejarse dirigir” y, de acuerdo con un artículo de la colectiva feminista La Revuelta, este concepto designa, entre otras cosas, la búsqueda de referencias simbólicas entre mujeres. 

Si bien, ser sororas no implica necesariamente ser amigas, sí implica tener la disposición de “affidarse” con otras mujeres. Tal concepto implica reconocer que en las otras mujeres hay características y opresiones propias, pero también implica respetar las diferencias. 

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El concepto “affidamento” tiene su origen en la escuela de Milán, durante 1966 y 1986. En este concepto hay un fuerte señalamiento sobre la confianza entre mujeres e incluso, la tutela. 

“El concepto de affidamento nace para nombrar la tutela que entre iguales se da. Es compartir los sueños y proyectos propios con las otras, para hacer una causa común frente al poder patriarcal, la cual ha negado la unidad y el compartir entre mujeres con una educación misógina en donde, en lugar de crear alianzas, las mujeres se disputan las migajas del poder que los hombres y mujeres que controlan les arrojan. El affidarse en una mujer a su igual tiene un contenido de lucha política, sirve para darse seguridad y para hacer de su propia idea de la realidad que les rodea”, afirma la colectiva La Revuelta.

En una entrevista Marcela Lagarde señaló que el affidamento nos invita a tener confianza en las demás:

“El buscar affidarnos, tener confianza en la demás, es vital para las mujeres, para actuar en grupo, para apoyarnos de manera colectiva y apoyarnos en las demás. Todas las mujeres, hasta la peor de todas, como decía Sor Juana, tenemos algo de buena onda, luego dejar de repetir dichos misóginos y machistas contra las mujeres. De eso trata el affidamento: confiar en las otras”, dijo Lagarde

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¿Por qué es importante el affidamento para el feminismo?

Derribar el patriarcado implica luchar lado a lado junto a otras mujeres, pero derribar las barreras de confianza que el machismo ha colocado entre nosotras requiere del affidamento. Cuando hablamos con otras mujeres sobre las violencias que hemos vivido y nos reconocemos unas en las otras, nos affidamos en otras mujeres, y ese lazo de confianza también nos motiva para luchar en grupo. 

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Por otra parte, el affidamento también invita a crear una conexión entre mujeres feministas de diversas generaciones, reconociendo lo que se puede aprender desde ambos lados y escuchando lo que las diversas generaciones de mujeres tienen que decir. 

Confiar en otras mujeres es fundamental para destruir al sistema que quiere a la lucha feminista separada, atomizada y desconfiada. El affidamento no solo nos motiva a luchar en grupo, también nos salva, porque brinda y fortalece las redes de apoyo entre mujeres.