Sonia Sánchez tenía 16 años cuando decidió abandonar su ciudad natal, Villa Ángeles, para trabajar como empleada doméstica en Buenos Aires, Argentina. Pero tras pedir aumento y no obtenerlo, decidió abandonar su trabajo. Nunca pensó que la falta de dinero la forzara a vivir en la calle.
De esta forma ingresó al mundo de la prostitución “fue el hambre, la falta de educación, la falta de una vivienda, de trabajo, eso fue lo que me llevó a entrar a la prostitución”, afirma Sonia Sánchez.
Por ello, el Día Internacional en contra de la Explotación y Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños tiene como fin concienciar a los gobiernos y a la sociedad sobre las consecuencias de este crimen que afecta a todo el mundo, llevando a cabo acciones para su eliminación. Sin embargo, aún no existen un apoyo integral para las víctimas y sobrevivientes por parte de los gobiernos, señala Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés). .
La trata de personas, la explotación y prostitución
Cuando se habla de trata de mujeres, niñas y niños suele relacionarse con la prostitución o la explotación sexual. Sin embargo, aunque tienen relación entre sí, existen algunas diferencias que son importantes nombrar para no estigmatizar o revictimizar a las sobrevivientes y víctimas.
La trata de personas podría considerarse una de las fases iniciales para los distintos tipos de explotación. Para identificar la trata de personas se considera como el reclutamiento, transporte, traslado, acogida o recepción de personas por medio de amenazas o uso de la fuerza, coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o vulnerabilidad, o dar pagos o beneficios a una persona en control de la víctima, con el propósito de prostitución ajena, explotación sexual, trabajos o servicios forzados, o esclavitud, de acuerdo con el Protocolo de Palermo.
De acuerdo a las estadísticas presentadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las mujeres representan el 49% de todas las víctimas de trata, y las niñas el 23%. La trata de personas es canalizada a la explotación sexual, el trabajo forzado, el matrimonio forzado, la venta de niños, la adquisición de niños soldados, y la extracción de órganos.
Sonia Sánchez fue forzada a prostituirse para sobrevivir, ya que, era muy dificil para ella acceder a un trabajo, pues tampoco recibió algún tipo de ayuda. Con sólo 17 años fue trasladada y traficada con fines de explotación sexual a Río Gallegos, ciudad al sur del país argentino. Fueron seis meses los que estuvo en un prostíbulo, privada de libertad y explotada sexualmente por cientos de hombres, soportando múltiples violaciones y torturas sexuales.
No obstante, logró escapar pero, aún no sabe cómo. Debido a las situaciones traumáticas que experimentó, su mente ha borrado gran parte de esos recuerdos. Aún así, hay días donde aparecen algunas memorias que la atormentan y que siguen impactando en su salud mental.
Los impactos de la explotación sexual y prostitución
A pesar de fugarse de este burdel, Sonia se vio orillada a seguir prostituyéndose como forma de sobreviviencia hasta los 23 años, enfrentándose a las más crueles golpizas, vejamientos, maltratos y abortos espontáneos: “Yo al dolor lo anestesié”, aseguró Sonia.
Las mujeres en situación de prostitución sufren un gran impacto en su identidad, a nivel cognitivo, físico y emocional, que se traduce en problemas de salud, de gestión de sus emociones y afectan en su manera de relacionarse con los demás, de acuerdo con Teresa Ulloa, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
La Organización Mundial de la Salud, de acuerdo con diversas investigaciones realizadas en EEUU, en Canadá y en varios países en desarrollo, concluye que aproximadamente el 70%, es decir, 2 de cada 3 mujeres que se dedican a la prostitución, tienen las mismas heridas emocionales que los veteranos de guerras o las víctimas de tortura. Padecen lo que se llama síndrome de estrés postraumático, con síntomas de flashbacks (recuerdos repetitivos y torturantes) sobre aspectos traumáticos de sus experiencias en la prostitución.
En cuanto a las depresiones que, como es sabido, afectan a nivel mundial, casi tres veces más a las mujeres que a los hombres, padeciéndola un 7% de la población femenina. Este porcentaje se multiplica por 10 en el colectivo de las mujeres prostituídas, llegando a ser un 70% las que sufren depresión.
Además, estas mujeres experimentan en proporciones mucho mayores que las que no ejercen la prostitución los siguientes problemas de salud: ansiedad, angustia, miedos y diferentes fobias, así como embarazos no deseados, lesiones vaginales y anales, y múltiples lesiones en los huesos.
“Perpetuar la prostitución reafirma y replica los estereotipos que reducen a las mujeres a objetos para el placer sexual de los hombres. Contrario a los que se piensa sobre que, si no hubiera prostitución, habría más violaciones; en realidad, lo que hace es garantizarle a los hombres que tienen el ‘derecho’ al libre acceso de los cuerpos de las mujeres por dos mecanismos, uno por medio del pago y el otro por medio de la fuerza de la violencia”, explica Teresa Ulloa.