Las mujeres ya no están dispuestas a callar la violencia en los espacios culturales. Recientemente, bailarinas de la Academia de Danza Mexicana (ADM) han alzado la voz en contra del acoso y abuso que enfrentan en sus espacios de trabajo y aprendizaje. A sus demandas se han sumado otras instancias de gestación cultural, como la Escuela Nacional de Arte Teatral. A través de redes sociales han denunciado ser víctimas de abuso sexual, acoso psicológico, entre otras formas de violencia. 

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Aunque pocos, las movilizaciones feministas de bailarinas han tenido eco y repercusiones, en febrero de este año, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informó su decisión de cesar a dos profesores de la ADM por denuncias de hostigamiento y acoso sexual. 

La violencia en la danza

Tras las movilizaciones de mujeres organizadas en el campo de la danza, más mujeres se han animado a alzar la voz para visibilizar la problemática que viven las bailarinas cotidianamente. Ese es el caso de Mara Regina Centeno, una joven de 21 años que lleva 16 años de trayectoria en la danza y actualmente se dedica a bailar profesionalmente. 

A través de sus redes sociales, Regina denunció la normalización de la violencia en la danza, con una publicación que rompió fronteras. En entrevista para La Cadera de Eva, Regina explicó que la violencia en la danza se vive de distintas maneras, pero está normalizada. Para ella, fue gracias al feminismo y a algunos cursos que se dio cuenta de la violencia en el mundo del baile. 

No está bien llorar antes de entrar a cada clase, no está bien tener un ataque de pánico cada vez que tu profesor te...

Publicado por Regis Centeno en Viernes, 23 de abril de 2021

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La violencia es justificada por el pensamiento de una necesidad de aguantar, “solo hay un papel principal, son pocos los papeles principales, entonces todos queremos ir por esos papeles. Muchas veces es triste pero te van a poner el pie, te van a desaparecer el vestuario para que salga tu suplente”, cuenta Regina.

Desde la formación como bailarinas, la competencia genera rivalidad y desunión, “aquí no vienes a hacer amigos, aquí vienes a bailar”, es una de las frases que se llegan a escuchar. Esta competencia lleva a bailarinas y bailarines a aguantar humillaciones, gritos e incluso lesiones físicas para no ser catalogadas como “débiles”. 

“Lo normalizas tanto que llega un momento en que, cuando te preguntan, tú dices que es normal, que es normal estar con estrés, con miedo a vivir cosas nuevas”, enfatizó la bailarina.

La gordofobia en la danza 

“Pasa que a veces los profesores, antes de entrar, antes de un saludo, te dicen ‘ya guarden su comida, ¿ya vomitaron? Recuerden que tenemos presentación’”, cuenta Regina, quien enfatizó la constante gordofobia y comparación de cuerpos, que lleva a las bailarinas a tener problemas relacionados con su peso y alimentación, algo que incluso le ha afectado a ella: 

“Si han llegado temporadas, hubo una temporada en la que yo nada más comía pollo asado y otra temporada en la que cuidaba mucho lo que comía. Llegaba a causarme preocupación incluso ir a reuniones o salir con mis amigas, porque lo que pensaba era: ¿qué voy a comer? ¿y si subo de peso? ¿Y si se me nota?”.

Regina cuenta que, desde su propia experiencia, la presión y violencia que ha enfrentado en el mundo de la danza la han llevado a sobreexigirse en todos los ámbitos de su vida, y aunque no ha padecido un trastorno alimenticio, e su relación con la comida por momentos ha sido mala. 

La carga es tanta que puede llegar al suicidio

Regina contó en la entrevista que, en algunos caso, la presión y la violencia ha sido tanta que termina en suicidio o autolesiónes. “Empieza con cosas pequeñas. Un día es un grito, al siguiente día es un grito con insultos, al día siguiente es eso y él ‘no puedes’. Tiempo después te das cuenta que estar temblando en la barra, tendiendo un ataque de pánico no es normal, y es importante empezar a hablarlo”, señaló la bailarina

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De acuerdo con la Regina, la violencia se presenta por parte de profesores, pero también entre los compañeros de baile, “tristemente hay profesores que lo incitan y, parece que al decirlo los profesores, los demás lo reproducen, parece que hay un permiso”, dijo, “hay acoso psicológico, abuso físico y abuso sexual”, agregó. 

Lamentablemente, la cultura de aguantar y callar la violencia se relaciona con una noción de fortaleza, y el hablar sobre la violencia se relaciona con debilidad. De acuerdo con Regina, el “No lo hables, nunca te quejes”, se presenta como lo adecuado para alcanzar el éxito. 

Muchas academias no cuentan con apoyo psicológico o una unidad de atención especializada para los casos de violencia de género, de acuerdo con Regina, algunas academias ni siquiera tienen atención médica. 

“Yo espero que en futuras generaciones de bailarines y profesores podamos hacer ese cambio, tener un poco más de empatía para que las futuras generaciones no tengan que enfrentarse a eso”, dijo la bailarina.