Los denominados “sugar daddys” aquellos hombre mayores que satisfacen las necesidades de las mujeres jóvenes se ha puesto en boga, sobre todo en pandemia, aumentaron estas relaciones, de acuerdo con Pablo Romero, quien se ha dedicado a estudiar el mercado de los “sugar”.
Pablo Robero, responsable de la página SugarDaddyEspaña encontró que hubo un aumento del rango de edad de mujeres que se inscriben esta aplicación, lo asoció a la crisis por pandemia.
Esta situación en que las mujeres recurren a estas relaciones nos dejan ver una necesidad, las mujeres no están encontrando empleos, fueron las más perjudicadas en la pandemia. este fue el caso de Marta, quien dijo para La Vanguardia, que decidió meterse a esta lógica porque no encotró empleo en la pandemia.
Marta dijo para el diario español que “es importante saber dónde están los límites” a la hora de llegar al acuerdo: “Eres tú quien decide siempre. Se trata de una negociación en la que la base no es el sexo sino el respeto. Ellos ofrecen dinero a cambio de una persona que esté disponible para salir a cenar, al teatro, a tomar una copa e incluso para viajar, a cambio de dinero. Claro que se producirán encuentros íntimos pero no necesariamente cada vez que se quede. Ahí está la clave y lo que muchos de ellos te dicen: no tienes que hacer nada que no quieras”.
RELACIÓN DE PODER DISFRAZADA DE SUGARDADDISMO
En este sentido, Cristina Hernández, especialista en género, señala que detrás del ''sugardaddismo'' hay una relación en la que existe abuso de poder y la mercantilización del cuerpo de las mujeres.
“Los sugar daddies son hombres mayores con dinero y las sugar babies son chicas jóvenes y atractivas con necesidades económicas”, explica en su texto publicado en el Diario.es.
Dentro de una sociedad patriarcal se ha normalizado la desigualdad de las mujeres. Herández señala que no tienen ningún problema con las relaciones que tienen una marcada diferencia de edad sino con estas transacciones, que por lo regular acceden mujeres jóvenes que no pueden pagarse sus estudios y ahora se ven mujeres de más de 30 que no han podido conseguir un empleo o necesitan solventar gastos.
La especialista en género señala que “una mujer joven no necesita ni quiere un viejo verde con dinero. Necesita becas, vivienda asequible y un empleo digno y no un señor mayor que le diga que le va a solucionar la vida cuando lo único que está intentando arreglar es su flácido ego”.