La pasión por la fotografía de Daniela Amezquita inició con una cámara digital, un curso y la creación de su primer negocio “Luz Continua”. Fue durante un paro en su universidad cuando Daniela inició un curso de fotografía. Posteriormente, su madre le regaló su primera cámara y, junto con un amigo, inició su negocio de fotografía en eventos de XV años, pero para Daniela, la fotografía no es solo un trabajo sino una forma de recordar.
“Para mí, la fotografía empezó a ser muy importante porque era una forma de recordar. Más allá de hacerlo como trabajo o como arte, era una forma de decir: ‘este momento lo quiero para mí, lo quiero guardar’, y empezó a ser eso: la forma en la que puedo guardar mis recuerdos” dijo Daniela Amezquita, en entrevista para La Cadera de Eva.
“Eso es lo que me mueve de la fotografía: los recuerdos, las memorias que se van a quedar para mí”, enfatizó.
La fotógrafa, videógrafa y editora mexicana estudió comunicación social en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Xochimilco. El plan de estudios de su carrera contemplaba aprender sobre fotografía en en el quinto trimestre, pero fue precisamente durante ese periodo que su universidad entró en huelga.
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“Me deprimí, porque yo era una ñoñisima” dijo Daniela, en entrevista para La Cadera de Eva. Durante la huelga, la entonces estudiante universitaria, consiguió una beca para estudiar fotografía en la escuela “Ansel Adams”, aunque pronto regresó a clase en la UAM.
“Regresamos a clases en la UAM. Se fue rapidísimo el trimestre, pero ahí me quedó la espinita de que quería aprender más de eso. Luego, como ya tenía la cámara, mi mejor amigo me dijo: ‘oye, si ya tenemos una cámara, ¿por qué no nos dedicamos a hacer algo con esa cámara?’. Entonces, empezamos a tomar fotos de quinceañeras en Xochimilco”, cuenta Amezquita.
Conforme pasaron los días, el negocio se amplió y llegaron a fotografiar bodas y a grabar eventos. “Así fue como empecé a practicar más, y ya sobre la marcha empecé a darme cuenta de las funciones de la cámara y sobre composición”, dijo Daniela.
De El Universal a la Cineteca, sin pasar por el IMER
Durante una etapa de su vida se interesó por el fotoperiodismo, por lo que entró a hacer prácticas profesionales en El Universal; sin embargo, no le permitieron practicar como fotoperiodista sino que trabajó seis meses en redes sociales. Solicitó trabajar en la parte de video del periódico, pero no le dieron el empleo y quedó desempleada por un tiempo.
Sus conocimientos con el idioma inglés le permitieron conseguir un trabajo como maestra de inglés de kinder, pero ella no quería dedicar su vida a eso. “Cuando entré al trabajo, me di cuenta de que yo no podía quedarme como maestra de inglés, porque no es lo mío. Aunque lo disfrutaba mucho, tenía todavía la espinita de hacer cosas de comunicación”, contó Daniela.
Otro de sus intereses era hacer radio, así que decidió solicitar prácticas profesionales en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), pero en el camino, se encontró con la Cineteca Nacional, institución que se convirtió en su casa y escuela durante siete años.
“Aunque yo tuve un trimestre de cine en la UAM, nunca fue algo que me llamara la atención. No sé por qué se me ocurrió pasar primero a la Cineteca, a ver que había y después pasar al IMER”, cuenta Daniela.
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Ese mismo día le dieron el puesto de practicante en el área de relaciones públicas, trabajo que cambió el rumbo de su vida, aunque no le pagaran. “En la mañana hacía mis prácticas y, en la tarde, me iba a dar clases de inglés”, dijo. Cuando estaba decidiendo terminar su estancia en la Cineteca, se abrió una vacante en el departamento de medios audiovisuales, lo que alargó su tiempo allí.
“Me quedé. Ahí fue realmente donde empecé a desarrollar este amor por el cine, más que por hacerlo, por ver películas. Allí conocí más de cine y también empecé a hacer otro tipo de fotografía”, dijo Daniela.
“Para mí, la Cineteca fue una escuela; fue una escuela de cine. Fue el lugar donde aprendí a hacer todo, y afortunadamente, siempre me dieron carta abierta para hacer todo lo que se me ocurría. Siempre pude proponer, y ellos siempre escuchaban”, agregó.
Cuando abrió el museo de la Cineteca, Daniela empezó a ayudar en las exposiciones y así participó en la exposición sobre Stanley Kubrick de la Cineteca Nacional en 2017. La fotógrafa considera que ese fue el trabajo más grande que ha realizado, de la mano de Juan Arturo Brenan. Daniela colaboró en “La música de Stanley Kubrick”, un proyecto que fue la combinación entre la Orquesta Sinfónica de Bellas Artes y las secuencias de Stanley Kubrick
“Escuchando la música fue como me inspiré para hacer estos videos, de estas exposiciones que se presentaron en Bellas Artes, que yo disfruté mucho y que creo que las personas también disfrutaron”, agregó.
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“Del trabajo sobre Kubrick estoy muy orgullosa, porque fue la primera vez que me dijeron ‘haz esto’ y no me dijeron más. Empecé todo desde lo que yo me imaginé que debía ser y funcionó”.
Ser mujer en el mundo de la fotografía
De acuerdo con Daniela Amezquita, en el mundo de la fotografía y el cine, uno de los primeros obstáculos es el peso de la cámara: “al menos para mí la parte más difícil, la que es difícil, es el peso de la cámara”. Sin embargo, afirma que con el tiempo se va entrenando el brazo, para hacer ese trabajo físico.
Por otra parte, se trata de un ambiente lleno de hombres, por lo que, de acuerdo con Daniela, a veces puede ser un ambiente hostil para las mujeres. En su experiencia, su edad y el ser chaparrita le puso algunos obstáculos en el camino, aunque afirma que eso tiene otras ventajas, como la agilidad para poder llegar a lugares que personas con corporalidades más grandes no pueden.
Por otra parte, Daniela cuenta que aún no existe paridad de género en el mundo del cine y la fotografía:
“Hay más espacios de trabajo para hombres, y eso es lo que todavía seguimos peleando: que haya más espacio para las mujeres en la fotografía, porque por eso prefieren mandar o contratar a un hombre, por la cuestión física, pero tal vez una mujer tiene otras formas”, señaló la fotógrafa.
“Siempre nos quedamos nosotras en el área de la organización, de la administración o de la curaduría. Es como adoptar el rol de la casa: ¿qué te toca cuando estás en la casa? Organizar, acomodar, hacer que todo se vea bonito. Es similar a ese rol”, enfatizó.
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Aunque todavía falta camino, Daniela asegura que se está avanzando y cambiando el panorama para las siguientes generaciones de fotógrafas en México y en el mundo. A esas jóvenes fotógrafas, Daniela les recomienda persistir:
“Que persistan, que no lo dejen. Nada es fácil. Siempre hay trabas. Todo está en seguir persistiendo y seguir insistiendo. A veces, es ese tipo de necedad que es bueno: no toda la necedad es mala”, dijo.
De la Cineteca a Nueva York
Tras 7 años de trabajar en la Cineteca Nacional, Daniela decidió irse a estudiar a Nueva York. Consiguió una beca en el International Center of Photography. Para la fotógrafa, mudarse a otro país para continuar sus estudios de fotografía fue un reto, pero también ha sido un proceso de grandes experiencias que la han llevado a crear.
“Yo nunca había visto la nieve, y para mí fue algo mágico. Ese otro trabajo del que estoy muy orgullosa es un video que hice sobre la nieve. Plasmé mis primeras experiencias con la nieve, y fue la primera vez que pude hacer algo narrativo yo sola. Es un video muy mío, con mucha de mi esencia”, cuenta Daniela
Actualmente colabora en Fotodemic. Reflections on a changing time, publicación digital sobre fotografía que cofundó con compañeros del ICP y Fred Ritchin. Además está trabajando en su primer cortometraje documental, ya que recibió el 2020-2021 Bronx Documentary Center BDC Film Fellowship. Afirma que ese es el otro trabajo del que se siente orgullosa, porque, aunque no está terminado aún, lo ha disfrutado mucho.