La pandemia por covid-19 y el confinamiento ha cambiado muchas cosas en la vida de las personas, afectando la salud emocional de la población mundial. Especialistas de la salud han identificado un aumento en la pubertad precoz de niños y niñas en latinoamérica y en todo el mundo.
De acuerdo con expertos, la pubertad precoz ocurre cuando las niñas comienzan a desarrollar caracteres sexuales secundarios antes de los 8 años y los niños antes de los 9. También se cataloga así a la aceleración de los cambios fisiológicos, aunque hayan comenzado después de los 8 años.
“La pubertad tiene tres fases: comienza con un “estirón”. Luego, viene el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios: aparece el vello en las axilas, el rostro y la zona genital; en ellos, aumenta el tamaño de los testículos; en ellas, comienzan a crecer los pechos. En la etapa final, ambos adquieren capacidad reproductiva. Entre cada fase transcurren al menos seis meses, pero cuando es precoz, el periodo entre cada cambio puede disminuir.” explican Jennifer González, Paula Bistagnino y Ana Lucía Duque Salazar, quienes forman parte de CONECTAS Hub en un artículo publicado en Aristegui noticias.
La aparición cada vez más constante de pubertad precoz en niñas y niños se ha asociado con la pandemia de covid-19. Endocrinólogos pediatras de todo el mundo reportan aumentos en la consulta y los diagnósticos de esta condición a partir del inicio de la emergencia sanitaria.
LEE: Mujeres están más insatisfechas con la vida que los hombres: INEGI
Esta condición también preocupa a los padres de familia, quienes no solo se sienten confundidos por la falta de conocimiento de algunos médicos sobre esta condición, cuestión que demora los diagnósticos y hace que el mal avance, sino por los altos costos de los tratamientos.
Aumento de casos de pubertad precoz por el confinamiento
La pubertad precoz es poco común, pero no nueva. Su incidencia se calcula en un caso por cada 5.000 a 10.000 infantes, con una predominancia femenina de entre 10 y 20 niñas por cada niño. Médicas como Estefanía Pinzón y Pía Martínez Gigena explican que esta diferencia puede ocurrir porque las menores están siendo “bombardeadas” por disruptores endocrinos, como los parabenos y otras sustancias presentes en los esmaltes de uñas y demás productos cosméticos.
Según las investigaciones, el factor que más influye en la aparición de la pubertad es la genética: es más probable que una niña tenga pubertad precoz si su madre o su abuela se desarrollaron prematuramente.
LEE: "Si quiere, puedes" mujer saca adelante a sus hijos con negocio de uñas
También hay certeza de que el entorno y los hábitos inciden en el comienzo de la pubertad. Uno de los factores más importantes es el índice de masa corporal, que fue afectado por el encierro, pues la niñez del mundo dejó de hacer ejercicio y empezó a consumir más alimentos ultraprocesados. Según las especialistas, niñas y niños con obesidad y sobrepeso son más propensos a tener pubertad precoz, pero también ocurre al revés: la pubertad precoz propicia la acumulación de grasa en el organismo.
No obstante, los expertos señalan que hay que tener en cuenta que el adelanto del comienzo de la pubertad ya venía de antes de la pandemia, un fenómeno que los científicos relacionan con la mejora en las condiciones de nutrición infantil en el último siglo.
Durante el último siglo y medio se ha observado el adelantamiento de la menarquia en las mujeres: a los 17 años de edad en 1850, a los 13 años en 1950 y a los 12,5 años en la actualidad, reporta JAMA Pediatrics.
¿Quién es Kika Dukic, la youtuber que se suicidó tras recibir ataques en internet?
Lo que preocupa a los expertos es que esa madurez biológica no se corresponde con la madurez psicosocial, pues mientras la primera implica que las competencias reproductivas se desarrollan a temprana edad, la madurez social o psicológica solo se alcanza hacia el final de la adolescencia.
El costo del tratamiento para la pubertad precoz es muy alto y no siempre está cubierto por el sistema público de salud. En México oscila entre 1.900 y 2.000 dólares mensuales. Una sola inyección puede costar entre 160 y 600 dólares. En Argentina, esa inyección quintuplica el salario mínimo.
Con información de: Aristegui Noticias