El restaurante Nettie's House of Spaghetti ubicado en Tinton Falls, Nueva Jersey, anunció a través de sus redes sociales que a partir del próximo 8 de marzo se prohibirá la entrada a los niños pequeños debido a “los niveles de ruido, la falta de espacio para sillas altas, la limpieza de desastres y la responsabilidad de los niños corriendo por el lugar”.

Esta noticia se ha convertido en un suceso inesperado ya que, desde que el restaurante abrió en el año 2018 las niñas y niños que forman parte de las familias que visitan el lugar habían sido bien recibidos y, de acuerdo con el portal Eater, la excusa más recurrente en estos casos ha sido la pandemia por Covid-19 ya que muchos dueños afirman que los llamados “niños pandemia” (niños que nacieron durante el pico más alto de la pandemia) no saben convivir dentro de entornos con más gente desconocida.

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Mientras tanto, los comentarios ante tal declaración no se hicieron esperar y mientras muchos usuarios aplaudieron la decisión con la excusa de que “los niños son horribles” (en una clara muestra de niñofobia), muchos otros rechazaron esta postura argumentando que “los niños son parte de la unidad familiar” y deben ser respetados como cualquier otro ser humano.

La niñofobia y el adultocentrismo

Cuando se habla de adultocentrismo, necesariamente se alude a un sistema de opresión olvidado y poco conocido, a pesar de que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad. La dominación del mundo adulto hacia el mundo infantil y juvenil es una práctica social arraigada en distintas épocas, sociedades y culturas, y que ha ido transmutando y tomando distintas versiones, pero el razonamiento de fondo es el mismo: el adulto es el modelo referencial (patriarcal), el que posee la verdad absoluta, el que nunca se equivoca, el proveedor y dueño del espacio doméstico, y el que posee el control de los cuerpos de los niños, niñas y adolescentes, afirma el portal El Mostrador.

Esta invalidación hacia los sentires de niñas y niños ha traído consigo que las madres tengan que aislarse con sus crías para evitar “incomodar” a las personas que son incapaces de comprender que las infancias son seres humanos con los mismos derechos que un adulto; es por ello que distintas feministas que maternan están buscando visibilizar que el feminismo debe incluir a las madres y sus hijas e hijos, para así eliminar de las espacias feministas el adultocentrismo y niñofobia que se tienen arraigadas.

Por otra parte, para muchas personas, la creación de lugares “libres de niños” se trata de una forma de niñofobia, es decir, una forma de discriminación a la infancia. Seguramente alguna vez has escuchado frases como “mi problema no son los niños, sino los padres que no los controlan”, estas expresiones son comúnmente mencionadas por personas a quienes les molesta compartir espacio con niños.

Muchos padres y madres han señalado esta molestia causada por los niños como una forma de discriminación basada en el adultocentrismo, porque se espera que los niños sean quietos y pasivos, cuestión que va contra su naturaleza y su libertad.

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La periodista española Esther Vivas, autora del libro Mamá Desobediente, define la niñofobia en términos generales como una discriminación de la infancia. Señala que va más allá de prohibir la entrada de niños y niñas en restaurantes u hoteles, porque se trata también de una mirada de la sociedad que no tiene en cuenta las necesidades de la infancia.

Otra de las perspectivas de la niñofobia se respalda bajo el argumento de que son los padres de generaciones contemporáneas quienes no saben educar o controlar a sus hijos, cuestión que provoca que los infantes se conviertan en sujetos molestos o indeseables en el espacio público, pero es necesario enfatizar que las infancias no tienen la culpa de la crianza de sus padres, y por la misma razón, no deberían ser discriminados.