Tras el sismo del 2017, un grupo de mujeres del municipio de Ocuituco en Morelos se unieron para reconstruir su comunidad y a ellas mismas. El Sueño de Huejotengo, colectiva integrada por siete mujeres que tiempo después se convirtió en Nepanyotl Cihuatl, unió y movió a las vecinas para capacitarse en oficios, como albañilería, carpintería y electricidad para comenzar trabajos de reconstrucción tras un desastre inesperado.
“Fuimos las primeras que nos organizamos después del sismo”, relató Yeni, integrante de Nepanyotl Cihuatl para La Cadera de Eva. Entre mujeres y hombres de la comunidad crearon un centro de acopio y un albergue para ayudar a todas las personas afectadas por el sismo ocurrido el 19 de septiembre de 2017, ya que el gobierno local se vió rebasado ante la situación, explicó.
Foto: Nepanyotl Cihuatl - Fondo Semilla
“Aprendimos a trabajar unidos, pero después de la emergencia, los hombres retomaron sus actividades normales. Nosotras vimos la posibilidad de poder seguir reuniéndonos y hacer más cosas”, relató Yeni. Fue así como en la región de los Altos de Morelos y a las faldas del volcán Popocatépetl, este grupo de vecinas comenzó a capacitarse para trabajar.
EL INICIO DE LA RECONSTRUCCIÓN
Las mujeres conocieron a un grupo de brigadistas, quienes les ayudaron y apoyaron a impulsar su proyecto entrando a una convocatoria de Fondo Semilla con el fin de obtener recursos. Al recibir su primer recurso la labor de reconstrucción se puso en marcha.
Las labores también ayudaron a la reactivación económica de la comunidad; y una vez que terminó el primer proyecto comenzaron por devolverle color a su pueblo, contaron en entrevista. “Nos quedamos con la nostalgia de que el pueblo se volvió gris porque se perdieron muchas cosas tras el sismo; entonces después de la construcción armamos otro proyecto para garantizar que a partir de la estructura de la casa pudiéramos crear los muebles”, relató Yeni.
Foto: Nepanyotl Cihuatl - Fondo Semilla
Asimismo, durante las capacitaciones también recibieron talleres de sensibilización respecto a equidad de género y derechos humanos. Este fue el inicio de la colectiva Nepanyotl Cihuatl, que actualmente se dedica a trabajar con grupos de mujeres de su comunidad y otras comunidades brindando capacitaciones y talleres en labores que les permitan ser más independientes, seguras de sí mismas y desarrollando un amor por emprender.
“Hemos visto que nuestra historia impulsa a más personas y es muy satisfactorio porque surgimos después de un desastre que nos movió las fibras más internas y nos hizo darnos cuenta que unidas podemos hacer cosas grandes”, compartió Yeni.
TRABAJAR EN COLECTIVA
“Al principió fue un poco difícil porque no estábamos acostumbradas a esta clase de trabajo físico y emocional”, dijo Judith, integrante de la colectiva; sin embargo, explicó que el trabajo lo hacían en equipo y cuándo una mujer no podía cargar o realizar alguna tarea sola se ayudaban y apoyaban.
Con el paso del tiempo el trabajo se volvió muy reconfortante, expresó Judith, “nos dimos cuenta que podíamos hacer lo mismo que los hombres, tal vez éramos un poco más lentas, pero fue cosa de agarrar práctica y agarrar valor”, expresó.
“Para mí fue muy gratificante. Por ejemplo, yo perdí mi cama en el sismo, pero en el taller de carpintería aprendí y yo misma me hice una cama nueva, el día que me acosté y dormí dije: ‘Vale la pena tanto esfuerzo’”, relató Judith.
Ver a tantas mujeres plenas trabajando y haciendo cosas nuevas es muy bueno, compartieron las integrantes de la colectiva. La llegada del covid-19 y las fuertes lluvias las obligó a parar el trabajo por un momento; sin embargo, el día de hoy han podido retomar su labor y continuar.
LA SATISFACCIÓN DEL TRABAJO
“A mí me ha hecho sentir más segura de mí misma, antes era muy tímida al hablar en público, pero ahora con las capacitaciones y el trabajo me siento mejor”, compartió Montse, integrante de la colectiva.
Resaltó que trabajar con más mujeres también le ha enseñado que tiene otra familia donde se apoyan de forma constante y colaboran juntas. “Más que una colectiva, tengo una familia y esa es mi satisfacción más grande”, afirmó.
Foto: Nepanyotl Cihuatl - Fondo Semilla
Por otro lado, para Judith ser parte de la colectiva le ha enseñado el impacto tan positivo que el trabajo y la colaboración puede generar en la vida de las mujeres. Antes los hombres de la comunidad no le permitían a sus esposas asistir a los talleres que impartían; sin embargo, con el paso del tiempo más mujeres asisten porque se han dado cuenta que aprenden cosas útiles para salir adelante en su vida diaria, compartió.
“Para mí han sido muchos sentimientos, el mismo sismo removió fibras muy sensibles, pero nos trajo la parte de la reconstrucción; no sólo física, sino también de nuestro tejido social”, sostuvo Yeni.
“Una misma como mujer a veces no se valora, pero ahora nos amamos y nos sentimos libres porque sabemos que somos capaces de hacer muchas cosas”, dijo Yeni. A raíz de la colectiva, el grupo de mujeres decidió emprender y crear una pequeña empresa enfocada en artículos de cuidado e higiene personal naturales a base de aceite de aguacate llamada “Aguacate Corazón”, con el fin de generar más activos económicos.
“El sismo fue una forma de resurgir, ha sido difícil pero plenamente satisfactorio porque de un evento trágico y doloroso logramos rescatar muchas cosas y sobre todo lograr una reconstrucción emocional”, concluyó Yeni de la colectiva Nepanyotl Cihuatl.
Foto: Nepanyotl Cihuatl - Fondo Semilla