En el tema de política gubernamental todo se vale. Dicen algunos, que nada está escrito, aun cuando esté plasmado en acuerdos, agendas, congresos, legislaciones, y en la misma constitución, puede cambiar. Y sí, ya nos decía Simone de Beauvoir “no olviden jamás que bastará una crisis económica, política o religiosa para que los Derechos de las Mujeres vuelvan a ser cuestionados, estos Derechos nunca deben darse por adquiridos, deberán permanecer vigilados toda la vida” y para muestra, lo que acaba de pasar el viernes 24 de junio en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, donde se puso a revisión la vigencia al derecho constitucional de interrupción voluntaria del embarazo, aprobado en 1973 para proteger la libertad y la vida de las mujeres.
Dicha Ley fue sustentada a partir del caso Norma McCorvay, a quien se le puso el seudónimo de “Jane Roe” en 1969, dicha mujer quedó embarazada a causa de una violación, ella vivía en Texas y quería abortar, pero era ilegal, sólo se permitía el aborto en su Estado si estaba en riesgo su vida. El fiscal de ese entonces Henry Wede promovió dicha Ley, sustentando que las leyes del aborto en Texas eran inconstitucionales, y ponía en riesgo a un sinnúmero de mujeres que vivían esta misma realidad, logrando así una votación de 7 a favor y 2 en contra. El impacto de dicha aprobación, se reflejó en la calidad de vida de las mujeres, aminorando su índice de mortalidad en edad reproductiva, y por supuesto pudo ejercer su derecho a decidir sobre su cuerpo.
Esta Ley sentó las bases de garantía a los Derechos Humanos de las Mujeres, y su Derecho a decidir, no solo en Estados Unidos, sino también para todos los países del continente americano. A la par, en otro continente se realizaba la despenalización del aborto en Dinamarca y Túnez en el mismo año de 1973. Antecediéndoles a éstos países Corea del Sur, quien aprobó su Ley en 1950. Actualmente la lista de los países con una Ley de este tipo es de 69, más 5 llamadas dependencias: Puerto Rico, Groenlandia, Jersey, Isla de Man e Islas Vírgenes.
La votación realizada hace 49 años, que garantizó la vida de las mujeres durante todo este tiempo, se desvaneció ante un Tribunal en su mayoría conservador, en la cual se puso en tela de juicio los argumentos sentados en su momento para legalizarla, prevaleciendo en esta ocasión los prejuicios morales conservadores, sin anteponer las necesidades ciudadanas y de salud pública de las mujeres en torno al tema del aborto. En esta ocasión la votación fue 6 a favor de su derogación y 3 en contra de no derogarla, con lo cual, se devuelve a los Estados, la potestad legislativa en torno al tema. Es así, que con éste fallo se prevé que de 50 Estados, 26 prohibirán la garantía de acceso al aborto, invisibilizando su Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva, afectando con ello, la vida de 36 millones de mujeres que se encuentran en la edad reproductiva.
Dicho fallo, lleva a un retroceso histórico para el ejercicio de los derechos de las mujeres estadounidenses, lo cual tendrá sin duda un impacto en la salud pública de las mujeres, niñas y adolescentes de su país. Lo cual para los países en América es una alerta, ya que, si bien México lo despenalizó en 2021 aún falta clarificar ciertos artículos que lo garanticen, en tanto el movimiento Marea Verde va tomando fuerza cada vez más, así tendremos que estar muy atentas al impacto que también podamos tener en un futuro.
Por otro lado, retomando la frase de Beauvoir referente a “las crisis” podemos observar la pugna política entre Joe Biden y los republicanos-conservadores, quienes abanderan las propuestas de campaña de Donald Trump, quien además durante su gobierno nombró a 3 de los magistrados que votaron en contra de esta Ley, como una forma de desacreditar al actual gobierno, poniendo en tela de juicio el poder avanzar con sus propuestas de campaña, enviándole un mensaje al gobierno representado por el presidente Biden sobre las dificultades que enfrentará ante su paquete de propuestas en los temas de inmigración, política interior, cambio climático, economía, política exterior y salud. En todos, hay temas “álgidos”, pero derivado de la Ley antiaborto seguramente no pasarán las propuestas que protegen las relaciones entre personas del mismo sexo y el matrimonio homosexual. Es decir, en esta lucha política de poderes, las mujeres una vez somos carne de cañón y quienes tienen que ser sacrificadas una vez más en la historia de la política pública. Veremos en noviembre de este año, cómo ésta decisión impacta en las próximas elecciones en la Cámara de Representantes, en el cual ojalá se priorice no la perspectiva moral de sus integrantes sino su función considerando el bien común de la ciudadanía.
Finalmente, algunas de las consecuencia que conlleva esta derogación son entre otras, el retroceso en el ejercicio de los Derechos de la Mujeres, la invisibilización de una problemática de salud pública que las pone en riesgo como sector poblacional, un mayor riesgo en las poblaciones más pobres y vulnerables de este sector, una persecución dentro de los Estados donde se prohibirá dicha Ley, ya que al no quedar definida el número de semanas para abortar se puede considerar que “la vida comienza” en el momento de la concepción, lo cual pone en riesgo el uso de la pastilla de un día después, y/o el acceso vía internet a píldoras abortivas y/o diversos métodos, ya que también constituirá un delito.
Seguramente volveremos a ver estadísticas con un mayor número de muertes de mujeres a causa del uso de métodos poco seguros. Un aumento de abortos clandestinos que ponen en riesgo de muerte a las mujeres. La gravedad en el desconocimiento de las Convenciones sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, El Comité de los Derechos del Niño, El Comité de Derechos Humanos de la ONU, El Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, entre otros más. Lo cual nos habla, justo, no de una decisión en torno al ejercicio de la ciudadanía para su bienestar, sino de un conservadurismo moral que antepone sus creencias antes que los Derechos Humanos de su ciudadanía.