Los Juegos Olímpicos dieron mucho de que hablar en cuanto a igualdad de género, desde la incorporación de la rama femenil en todos los deportes, hasta las protestas de mujeres en contra de los uniformes que las sexualizan. En Tokio 2020 las competidoras demostraron una vez más la importancia de la inclusión de las mujeres en el campo deportivo. 

“El campo deportivo está construido como un campo masculino por excelencia. La definición de campo deportivo es una arena social bastante nueva, podríamos decir que tiene cuando mucho siglo y medio o dos siglos de antigüedad, el campo deportivo como lo conocemos en el momento actual”, dijo la doctora Hortensia Moreno, investigadora del Centro de Investigación y Estudios de Género (CIEG-UNAM), en entrevista para El Podcast de Eva.

De acuerdo con Hortensia Moreno, la construcción misma del deporte está relacionada con la masculinidad porque en el momento en el que el campo deportivo se fundó, se hizo como un espacio para la producción de la masculinidad, en una época en que nació la preocupación por la feminización de la sociedad. En ese sentido, el deporte permitía a los hombres mantener las virtudes asociadas a los hombres, como la fuerza, la virilidad, la resistencia, la competencia, etcétera. 

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Por su parte, la integración de las mujeres al deporte surgió como una resistencia, las mujeres han tenido que remar contracorriente soportando y deconstruyendo la concepción masculina del deporte para ocupar los lugares que ahora ocupan. 

“Lo que vemos a lo largo del siglo XX y lo que va del XX, por lo menos en ese espacio tan particular que son los Juegos Olímpicos, es que de cero participación de mujeres, en las últimas olimpiadas tenemos un 49%, muy cercano ya 50% de participación de mujeres”, dijo la también directora de la revista Debate Feminista.

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Pero la integración de las mujeres no surgió de la noche a la mañana, para ello fueron necesarios años de lucha contra el machismo y la concepción patriarcal del deporte, un trabajo realizado por mujeres. “Implica un trabajo colectivo y político sobre los cuerpos directivos del deporte internacional, del deporte mundial”, enfatizó Hortensia. 

“Pareciera que ser mujer y ser deportista es una contradicción”

Para hortensia, las mujeres enfrentan todas las dificultades posibles para dedicarse al deporte como una actividad profesional, “pareciera que ser mujer y ser deportista es una contradicción, es una contradicción porque el deporte está definido como una actividad masculina, siempre va a haber una resistencia de quienes dominan el campo”, dijo la experta. 

Para la investigadora del CIEG, las dificultades están en la estructura de la organización del género, porque dedicarse al deporte es una posibilidad muy restringida, para ello se necesitan condiciones sociales y económicas muy específicas. 

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Uno de los principales obstáculos para las mujeres es la doble jornada laboral de las mujeres, con la que las mujeres no sólo trabajan en el ámbito profesional sino que también dedican muchas horas al trabajo del hogar. 

“Necesitas tiempo y las mujeres somos muy pobres de tiempo, porque las mujeres tenemos que hacer el doble del trabajo que hacen los hombres”, dijo Hortensia.

Los beneficios del deporte para las mujeres

Aunque el deporte de alto rendimiento es otra esfera de la actividad humana que podría considerarse como  una élite, el deporte en general o el deporte cotidiano es altamente benéfico para la formación de las niñas y adolescentes.  La doctora Hortensia  afirma que es una actividad indispensable para el desarrollo de las mujeres:

“Hay estudios que demuestran que las niñas que practican deporte en la infancia tienen muchas menos probabilidades de embarazarse en la adolescencia, de iniciar la actividad sexual sembrando, de abandonar los estudios. Las niñas que practican deporte aprenden a socializarse, aprenden técnicas de libertad de su cuerpo, libertad de movimiento, libertad expresiva”.