La maternidad, poco a poco, ha dejado de plantearse como una obligación de las mujeres y se ha convertido en una decisión. El debate sobre ser mamá o no se ha abierto.”Me parece un tema positivo que se hable de la maternidad, que se pueda verbalizar ‘es que tengo dudas’, ‘no quiero’, ‘es que si tengo hijos va a pasar esto’. Considero que ahora se da una maternidad razonada”, dijo en entrevista Claudia Quiroz, experta en crianza feminista.

La decisión de ser mamá se ha reflejado en las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), las cuales están basadas en datos generados por la Encuesta Nacional sobre Discriminación, se identificó que de 1960 a la fecha, la tasa global de fecundidad ha ido a la baja, se pasó de tener siete hijos en promedio a dos, sobre todo en contextos urbanos y mayor preparación educativa.

No obstante, decidir ser madre es una situación complicada para las jóvenes, quienes enfrentan difíciles situaciones económicas y sociales. En conversación con Claudia Quiroz y Graciela Rock, expertas en crianza feminista, coincidieron en que predomina una idealización de futuro, “se cree que existe un momento ideal para ser mamá”. Además, cuestionaron cuál es la edad ideal para serlo, ya que ésta cambia conforme a la cultura.

Tal es el caso de Sara, quien desde hace mucho tiempo ha deseado convertirse en madre, pero asegura que las condiciones económicas que enfrenta hacen que su deseo de convertirse en mamá se vea cada vez más lejano.

“Siempre he querido ser mamá. Creo que tiene que ver un poco con que yo admiro y quiero mucho a mi mamá. Siempre ha sido mi deseo ser tan buena madre como ella”, cuenta Sara en entrevista para La Cadera de Eva.

“Cuando era pequeña me gustaba más jugar con los nenucos que con las barbies: jugaba a cambiarles su ropa, darles de comer y todas esas cosas que hacen las mamás. Aunque ha pasado mucho tiempo, y he comprendido lo difícil que es la maternidad, yo sigo teniendo esa aspiración de convertirme en madre, pero ahora lo veo como algo un poco imposible porque el tema del dinero me preocupa”, agregó.

Sara tiene 25 años, y aunque estudió una carrera universitaria lleva tres años sin conseguir un trabajo con un salario que le permita mantenerse. Ha echado mano de las ventas por internet para tener un ingreso extra.

“A veces, eso de no encontrar un trabajo bien pagado me da mucha tristeza y me hace creer que nunca podré ser mamá, porque no me alcanzaría. Tampoco quiero depender completamente del sueldo de mi pareja”, señaló Sara.

Para Sara, la idea de nunca alcanzar estabilidad económica le trunca otro sueño: el sueño de ser madre. “Me gustaría ser una madre que ha trabajado, que tiene dinero para apoyar en la manutención de su hijo. Yo no imagino a todo lo que se enfrentan las madres solteras, lo mucho que deben trabajar para mantenerse a ellas mismas y a sus hijos”, dijo.

En este sentido, Graciela Rock compartió que la edad de ser mamá cambia de un país a otro. En España, cuando ella tomaba clases de “mamás primerizas”, a sus 31 años de edad, era la mujer más joven. Las siguientes eran mayores, de 35 a 36 años. Lanza la pregunta “¿por qué las jóvenes de 25 años se están preocupando en ser mamás?”.

Por su parte, Claudia Quiroz señaló: "El hecho de ser mamá joven te puede dar muchas cosas como seres humanos estamos condicionados a pensar que adelante nos irá a mejor, la vida no es así, en la vida siempre va haber problemas, nos va a dar sus calambres. Hay una romantización del futuro, cuando tenga 30, cuando tenga 40, no sabes lo que vas a pasar. Reducir la maternidad que todo va a estar mejor a futuro es una irrealidad".

Maternidad en México

Aunque muchas jóvenes ya no desean ser madres, a quienes se les catalogaron como “NoMo” (abreviatura en inglés Not Mothers, “No Madres”). Hay otras que sí quieren serlo, pero lo dudan por condiciones económicas y sociales desfavorables. 

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En México, la planificación familiar es un asunto de verdadera importancia, ya que se trata del primer lugar en embarazo adolescente según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En nuestro país, mucho se habla de las campañas de concientización sobre la prevención del embarazo, pero poco se dice sobre las condiciones actuales de los jóvenes para llevar a cabo una paternidad responsable.

Además, tanto para Claudia Quiroz y Graciela Rock hablar de embarazo adolescente e infantil está ligado con el tema de pedrastia que es otro tema a tratar en México.

Es importante destacar que las expectativas de las mujeres sobre la maternidad cambian de acuerdo a su contexto. En México las mujeres se convierten en madres a una edad temprana, en comparación a otros países. Además, en nuestro país persiste la creencia de que convertirse en madre después de los treinta años de edad puede ser riesgoso.

“El reloj biológico de las mujeres desde un punto de vista funcional sí existe. Toda la evidencia científica indica que la edad ideal para embarazarnos va de los 25 a los 35. Sin embargo, la posibilidad de reproducirse después de esa edad es posible”, dijo en un Facebook Live Maritza García, quien está certificada por el Consejo Mexicano de Ginecología & Obstetricia y el Consejo Mexicano de Medicina Materno Fetal.

“La realidad es que las generaciones van cambiando. La incursión de las mujeres en el ámbito económico, político, profesional y social va en incremento, de tal forma que hoy la ginecobstetricia y la medicina materno-fetal han tenido que avanzar con la incursión de la mujer en todos los ámbitos. Hoy es muy frecuente que las mujeres busquemos el embarazo después de los 35 años”, dijo, la ginecóloga Maritza García.

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Según datos publicados en la revista National Geographic, a nivel mundial, las mujeres tienen su primer hijo a una edad que oscila entre los 18 y los 30 años. Las madres primerizas más jóvenes de un listado de 141 países, son las de Angola (18 ), seguidas de las de Bangladesh y Chad (18,1) y Mali (18,6). En el lado contrario están las griegas (31,2), australianas (30,5), surcoreanas, japonesas e italianas (30,3). En México la edad promedio en que las mujeres se convierten en madres es a los 21 años.

De acuerdo con Margarita Mantilla, socióloga y maestra en estudios de la mujer por la UAM Xochimilco, el panorama actual de la maternidad en México es difícil de describir, ya que no es homogéneo. Las expectativas de las mujeres sobre la maternidad varían de acuerdo a la región, el sector socioeconómico, la clase social y la edad.

“El panorama actual de la maternidad en México y en el mundo es contextual”, afirma la socióloga. “Además, va a estar atravesado por heterogeneidades, el sector socioeconómico es una variante muy importante”, agregó. 

Según lo observado por Mantilla, en México y en el mundo todavía persiste la presión sobre las mujeres para convertirse en madres a una edad determinada, edad en la que enfrentan dificultades para acceder al campo laboral y obtener estabilidad económica.

“En México persiste esa presión, desde que somos niñas y nos implementan juegos para maternar como los nenucos, desde allí está esa presión”, afirma la socióloga.  “Especialmente cuando ya se tienen de 25 años para arriba, pero esto nuevamente va a depender del sector socioeconómico. Pensemos en los espacios rurales: hay niñas que desde los 15 años ya tienen hijos y son vistas de mala manera si llegan a los veinte y no tienen hijos. Por otra parte, después de los treinta, en otros sectores medios, ya son mal vistas si no se han convertido en madres”, agregó.

Según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), citada por Margarita Mantilla durante la entrevista, las cosas que más afectan la decisión de las mujeres son el tener una pareja estable y el tener estabilidad financiera.

De acuerdo con datos del Inegi, el 66.9% de los nacimientos durante el 2020 en México correspondieron a madres menores de 30 an~os al momento del nacimiento: 26.8% contaba con edades entre 20 y 24 an~os, 25.6% con edades entre 25 y 29 an~os, 14.2% de 15 a 19 an~os. 5 007 madres (0.3%) declararon tener menos de 15 an~os al momento del nacimiento.

La preocupación por la estabilidad financiera

De acuerdo con algunos estudios internacionales, las principales razones por las que los jóvenes ya no desean convertirse en padres o madres están relacionadas con la incertidumbre financiera, la protección del medio ambiente y una sensación generalizada de incertidumbre sobre el futuro. Son estas mismas variantes las que colocan mucha presión sobre las mujeres que desean convertirse en madres.

Tal es el caso de Fernanda, una recién egresada de la licenciatura en comunicación. Fernanda cuenta que al principio ella no quería tener hijos, porque no quería repetir patrones de crianza de sus padres.

“Conforme fue pasando el tiempo, sané heridas de mi pasado y empecé a deconstruirme; empecé a pensar en la posibilidad de ser mamá” dice Fernanda en entrevista para La Cadera de Eva. 

“Mientras más se avivaba en mí ese deseo más pensamientos iban abrumándome, entre eso pues el hecho de que soy una persona joven, recién egresada y que conseguir chamba no está tan fácil, y una vez que la consigues, te das cuenta de que no va a ser inmediato el momento en el que tengas una estabilidad económica que te permita ser independiente”, dijo Fernanda.

Fernanda piensa que es muy difícil mantener un equilibrio entre el tener dinero para mantener a alguien más y la posibilidad de usar el dinero también para su bienestar personal. Afirma que darse cuenta de eso le ha hecho replantearse la idea de ser mamá. “Está muy difícil que antes de los treinta yo pueda tener esta independencia económica”, dijo Fernanda.

“Va a llegar ese momento (la estabilidad económica) cuando sea muy grande y también hay que tener en cuenta que la fertilidad de las mujeres llega hasta los 35 años, después de esa edad empieza a ser riesgoso para las mujeres y para el feto. Tampoco quiero eso: no quiero poner en riesgo mi salud”, enfatizó.

Aceptando que cae en ciertos estereotipos de la maternidad impuesta, Fernanda declara que para ella la maternidad tiene que ver con generar una familia. “No es algo que sepamos”, admite.

“Para mí, la maternidad tiene que ver con la parte de crear tu propio espacio, tu propio entorno familiar, tu propio núcleo familiar. Lo asociaría con la idea de formar una familia y de querer sentir cierto sentimiento de pertenencia y de un lazo con alguien, más allá de con tu pareja”, dijo Fernanda. 

“La maternidad planeada es una decisión de vida muy fuerte porque implica mucha responsabilidad, pero esta viene del deseo de querer formar tu propio núcleo familiar”, agregó.

Para Fernanda, ser una mamá feliz tiene que ver con ser una mujer que no pierde su individualidad y que, además de ser madre, también puede tener tiempo para dedicarse a ella misma. “Lo que a mí me daría la felicidad es tener un soporte, alguien que junto conmigo crie a esa persona. Siento que se deben tejer redes de apoyo y soporte para la crianza”, dijo.

“También sentir que tienes cierto sustento o cierta capacidad para proveer todo lo necesario: escuela, vestido y comida”, agregó.

En este sentido, Claudia Quiroz compartió que "aún siendo mamá se tiene el miedo de que la vas a regar. Téngalo por seguro que se van a equivocar. Parte de la negación, cómo voy a ser mamá, es un miedo natural que todos tenemos. El miedo como mecanismo de defensa genera un rechazo. Hay una lucha constante, es bueno reconocerla, como todas estas cosas que están pasando. La maternidad es como una normalización, como algo más que pasa en nuestra vida".

Desde la perspectiva de Fernanda, la maternidad podría interrumpir o bloquear sus sueños profesionales, ya que, además de no proveer un salario estable para convertirse en madre, la maternidad podría significar también un obstáculo en su crecimiento profesional.

“No conozco a nadie que haya estudiado conmigo, en mi universidad, que le apasione tanto el periodismo como a mí. Me dolería mucho dejarlo”, dijo Fernanda, quien además afirma que su salario actual le es insuficiente para cubrir sus propios gastos.

“Definitivamente no me alcanzaría ni para vivir yo sola; las rentas son caras.  A menos de que yo viviera con otras personas no podría pagar un departamento, a eso hay que sumarle gastos de comida y servicios”, dijo Fernanda.  “No es suficiente ni para mí sola, por eso ni pensar en tener un hijo”, agregó.

La falta de estabilidad financiera es una de las principales preocupaciones de mujeres como Fernanda, quienes tienen un deseo por convertirse en madres. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los 57.1 millones de mexicanos que tienen un trabajo remunerado sólo 2 de cada 100 perciben más de 18,483 pesos al mes, un equivalente a cinco salarios mínimos. Por otra parte, el 31% gana de 0 a 3,697 pesos mensuales, apenas un salario mínimo.

Las desigualdades se hacen más difíciles de enfrentar para las mujeres jóvenes. La Encuesta Nacional de Egresados 2020, elaborada por la Universidad del Valle de México, reveló que el promedio de ingreso mensual para los recién egresados de las universidades es de  6 mil 517 pesos mensuales.

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Los datos se hacen alarmantes cuando, de acuerdo con el Coneval, una canasta básica alimentaria tiene un costo aproximado de 3,383 pesos mensuales en zonas urbanas y  57% del gasto de los hogares se destina sólo a la alimentación y el transporte. Los hogares mexicanos gastan en promedio 15,799 pesos mensuales para el mantenimiento del hogar y el pago de deudas, lo que significa que un hogar necesita más de una fuente de ingresos.

A estos bajos salarios y altos costos de la canasta básica se le suma la brecha salarial de género, que revela que las mujeres ganan 33% menos que los hombres en México. Según datos de agosto del 2021, cuatro de cada 10 mujeres apenas ganan lo suficiente para cubrir los gastos de la canasta básica.

Repensar la maternidad

Pese a las preocupaciones que aquejan a las mujeres jóvenes que desean convertirse en madres, expertas afirman que hay algo destacable sobre los cambios que se dan sobre las expectativas de las mujeres mexicanas en torno a la maternidad, y se trata de repensar el ser madres desde una perspectiva crítica.

“Soy mamá y convivo con otras mamás. Me dedico a ese tema, comparto talleres y otras actividades sobre maternidad. Me atrevo a decir que hoy en día las mujeres visibilizan más que en otros tiempos los malestares sobre la maternidad”, dijo la socióloga Margarita Mantilla. “Sí impacta bastante el proyecto de vida, independientemente de que sobre la marcha hay mucho abandono paterno. Hoy en día las jóvenes y los jóvenes ya hacen una reflexión en torno a tener hijos o no tener hijos”, agregó.

De acuerdo con la maestra en estudios de la mujer, es destacable que se están rompiendo las ideas hegemónicas sobre la maternidad:

“Vale la pena indagar en nuevas formas de vivir, pensar que las mujeres estamos completas siendo madres o no siendo madres, eso es bueno en tanto está rompiendo la norma establecida”, dijo.

“Por otro lado claro que me encantaría que todas las mujeres tuvieran una solvencia económica y una plenitud en todos los aspectos y poder decidir de lleno ser madres, pero desgraciadamente siempre se va a atravesar todas las desventajas de la vida de cada una, las problemáticas sociales, el tema económico y político, pero pienso que no nos debemos quedar solo en el aspecto negativo sino ver la otra mirada de que esto puede llevar a las mujeres a cuestionarse que tener hijos en la vida no es el todo y que además siempre estamos maternando de otras formas”, agregó.

Según lo señalado por la experta, las expectativas de las mujeres jóvenes sobre la maternidad están y van a continuar en constante cuestionamiento, especialmente desde la perspectiva feminista.

“La maternidad es ambivalente; es una experiencia que te cambia la vida en todo y eso no se debe quedar en las cosas buenas. También tiene sus lados complicados”, dijo Mantilla.

En portada fotografía de Sofía Carbajal