Todo el mundo conoce a alguien cuyos ciclos menstruales son irregulares, los cólicos son tan dolorosos que no pueden pararse de la cama, no controlan su peso y tienen cambios de humor. Además, muchas de esas mujeres con ciclos irregulares, a menudo más largos de lo habitual, también tienen acné e incluso un crecimiento del vello corporal mayor del habitual, al que se le llama hirsutismo.
Mar es una mujer de 54 años que, aproximadamente a los 25 años comenzó a tener atracones de comida por la ansiedad y a subir de peso, fue ahí que comenzó a sospechar de sus síntomas; pero tuvo que esperar 15 años para que pudiera ser diagnosticada con Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), incluso después de quitarle la matriz.
“Nunca me hicieron un ultrasonido o estudios hormonales para diagnosticarme. Yo no sabía que esos eran síntomas, y con los ginecólogos que iba tampoco me decían que podían ser un problema”, cuenta Mar en entrevista para La Cadera de Eva.
En otros casos, la detección del Síndrome de Ovario Poliquístico se da cuando la mayoría síntomas se presentan, pero el tratamiento se queda en la administración de anticonceptivos (hormonas) para “regular” los síntomas.
Sin embargo, esto sólo es una solución superficial que no permite encontrar la raíz del problema, sumado a que no hay una atención integral a las consultantes, según la doctora Lorena Ibáñez, Médica Funcional experta en hormonas, certificada en Síndrome de Ovario Poliquístico y Tiroides por el Instituto de Especialización en Medicina Funcional.
“Nadie nos explica que es el Síndrome de Ovario Poliquístico ni cuáles son sus manifestaciones ni cómo es que realmente se puede controlar”, afirma la Dra. Lorena Ibáñez.
¿Qué es el Síndrome del Ovario Poliquístico (SOP)?
El Síndrome del Ovario Poliquístico es la alteración endocrina más común en mujeres de 15 a 49 años y presenta síntomas muy diversos, entre los que destacan los ciclos irregulares o la ausencia de reglas durante períodos largos, acné, exceso de vello, índice de la masa corporal (IMC) elevado, tendencia a la obesidad o dificultades para quedarse embarazada.
De hecho, la comunidad médica señala que, en caso de tener al menos dos de ellos, habría que solicitar una cita para mejorar la calidad de vida de las pacientes. Este no fue el caso de Mar, pues fue hasta los 40 años que pudo ser diagnosticada con SOP.
Mar le hizo caso a sus síntomas, notó que cada vez eran más evidentes: “yo tenía sobrepeso, ansiedad que me provocaban atracones y cólicos que me doblaban del dolor. Sentía que algo no estaba bien”, resalta.
Ella siempre ha sido muy curiosa de la medicina cuando se trata de algún padecimiento personal; buscó información que le ayudara a entender mejor lo que le estaba sucediendo, primero preguntando directamente a quienes la atendían en consulta, en internet e incluso en espacios dirigidos a expertas de la salud.
En su curiosidad, dio con una conferencia sobre el tratamiento de enfermedades del útero y ovarios en una universidad pública. La conferencia era dirigida para profesionales de la salud, sin embargo, requerían de una voluntaria para realizar un ultrasonido transvaginal (sirve para observar más a detalle el útero, los ovarios y otros órganos pélvicos), a lo que Mar no lo pensó y se ofreció.
Fue ahí donde la doctora que le realizó el estudio detectó la posibilidad del síndrome, pues en la imagen se mostraban algunas alteraciones que alertaron a la experta. Entonces, al término de la demostración, le pidió a Mar que se contactara con ella para darle seguimiento a su caso.
“Antes del estudio, ya me habían quitado la matriz, porque me dijeron que ya no tenía un funcionamiento normal después de mis cuatro embarazos. Entonces, las sospechas sobre lo que tenía, estaban entre algún padecimiento del útero o de los ovarios. Pero por los síntomas que tenía, como hirsutismo y sobrepeso, no había muchas opciones más que saber qué problema tenía en los ovarios”, comparte Mar.
El SOP suele aparecer de joven, pocos años después de llegar a la menstruación. Rita Malpique, gestora científica de un estudio sobre el tratamiento de SOP, afirma que no es difícil conseguir el diagnóstico, ya que las mujeres que lo padecen presentan unos niveles elevados de hormonas masculinas (andrógenos). Además, remarca que es necesario ser consciente de que el síndrome es diferente a tener ovarios poliquísticos, ya que éstos tienen un origen ginecológico, mientras que el SOP es hormonal.
Hasta ahora, el 98% de las mujeres afectadas por esta alteración, que en total son aproximadamente 110 millones en todo el mundo, toman anticonceptivos orales para controlar su conjunto de síntomas. Malpique señala que estas pastillas no las tratan, sino que "simplemente les aligeran, sin incidir en la patología en su raíz".
Esta solución provoca que a largo plazo las pacientes sean susceptibles de sufrir problemas vasculares, obesidad tipo II e infertilidad. En consecuencia, desde el proyecto calculan que cerca del 40% de las mujeres con SOP experimentan depresión o ansiedad.
La doctora Lorena Ibáñez también fue diagnosticada con SOP y resistencia a la insulina, pero al contrario de Mar, ella tuvo síntomas desde los 13 años; su madre la llevó a consulta ginecológica y fue enviada a casa con un nuevo tratamiento.
“Me dieron un tratamiento con medicina y mis síntomas que se controlaron. Yo tenía menstruaciones muy dolorosas, un síndrome premenstrual muy intenso, como cambios de humor, antojos, irritabilidad…”, cuenta la experta para La Cadera de Eva.
Al momento de acudir a consulta ginecológica, las mujeres que presentan síntomas de SOP suelen ser mal diagnosticadas, ya que se pasan por alto los síntomas al creer que son consecuencia del sobrepeso, el estrés o parte del síndrome premenstrual. Pues lo primero que les dicen es que “deben bajar de peso”, “reducir el estrés”, “mejorar su alimentación”, pero no se les orienta sobre cómo o porqué deben hacerlo.
“La mayoría de los ginecólogos que me atendieron nunca me explicaban qué es lo que estaba sucediendo conmigo, al menos no una explicación a fondo, a pesar de que era un servicio particular”, señala Mar.
En algunos casos, como el de Mar y Lorena, el personal de salud ni siquiera se da el tiempo de explicarle a la consultante lo que pueden significar sus síntomas, y cuando son diagnosticadas con SOP, tampoco hay una atención integral ni una primera explicación sobre las implicaciones del trastorno.
Medicina Funcional: la raíz del problema
La doctora Ibáñez se volvió especialista en Medicina Funcional, una rama de la medicina que busca tratar las enfermedades desde la raíz, buscando la causa del problema y no solamente tratar los síntomas.
“Cuando fui diagnosticada con SOP y resistencia a la insulina, pensaba que el cansancio, el dolor, la incomodidad y la frustración era algo normal con lo que tenía que vivir, desarrolle´ trastornos de alimentación, comencé´ a odiarme por no poder lograr mis objetivos físicos, caí´ en ansiedad y depresión”, relata la experta.
La medicina funcional busca devolverle el funcionamiento correcto a los sistemas corporales y sus interconexiones. Es importante tratar las enfermedades desde la raíz, la medicina funcional es volver a lo básico. Por ejemplo, la mayoría de las enfermedades hormonales como SOP, hipotiroidismo o resistencia a la insulina tienen mucho que ver con nuestro estilo de vida, hábitos y alimentación.
También es importante brindar atención integral, donde se le explique a la paciente lo que está sucediendo con su cuerpo y cómo puede solucionarlo, “porque cuando una persona entiende de qué se trata su tratamiento es mucho más fácil que se apegue a él y que vea todos esos beneficios”, de acuerdo con la doctora.
Para encontrar la causa raíz en cada paciente se necesita una inversión, principalmente de tiempo. Una barrera para su implementación es el estándar de atención dentro del sistema de aseguramiento de la “salud” actual. Nunca será posible ayudar a recuperar la salud a un paciente en una consulta de 15 minutos, ni tampoco ignorando su estilo de vida, indica la experta.
“Mi propósito es empoderar a las mujeres, darles la información que necesitan para reconectar con consigo mismas, porque creo que estamos muy desconectadas; parece que el malestar y el dolor lo normalizan. No es normal de tu menstruación duela tanto que no puedas levantarte de la cama”, afirma.
Sanar tus hormonas sin anticonceptivos es posible
Las causas del SOP son multifactoriales, ya que no sólo depende de las hormonas o el peso. Por ello, es importante que, al momento de realizar cualquier diagnóstico, se haga de forma integral. Es decir, la médica o médico debe considerar el estilo de vida, tipo de alimentación, funcionamiento del metabolismo y el contexto en el que vive la paciente.
"Me había resignado a tomar pastillas toda mi vida, hasta que decidí´ poner mi salud como prioridad, comencé´ mis estudios en Medicina Funcional, empecé´ a tratarme, en un mes recupere´ mi energía, el periodo me llego´ sin dolor por primera vez en mi vida y se volvió´ regular, mi ansiedad disminuyo´ y me volví´ a sentir “yo'”, relata la Dra. Lorena Ibáñez.
“Los medicamentos como pastillas anticonceptivas no curan el SOP, muchas veces llega a empeorarlo o cuando dejas de tomarlas los síntomas reaparecen porque no se sano´ el problema desde la raíz. ¿Qué estamos haciendo mal los médicos que en vez de reducirles la medicina o que mejoren su calidad de vida, cada vez son más dependientes de ella?”, cuestiona la experta.
Mar buscó medicina alternativa que fueran naturales, ya que no se sentía satisfecha con el servicio público. En su búsqueda encontró tratamientos alternativos que comprendían el problema de forma integral; es así que, entre los tres y seis meses comenzó a notar cambios en su salud ginecológica.
Cuando acudió a este tipo de medicina alternativa, también combinó su tratamiento con una alimentación más saludable, lo que la ayudó a sentirse con mayor energía, pero no se presionó para bajar de peso de forma inmediata. A su vez, buscó ayuda psiquiátrica para acompañar su proceso emocional y mental.
“En mi consulta nos basamos en la historia de vida de cada paciente, incluso la manera en la que nació, si fue por parto natural o por cesárea. El estilo de vida también se considera, pues si tienes estrés constante, tanto físico como mental, entonces esos eventos hacen que tus hormonas tengan un desequilibrio”, explica.
Esto permite hacer una intervención más adecuada, priorizando y teniendo como base los factores del estilo de vida de la paciente, tales como ejercicio personalizado, nutrición natural y dirigida, aseguramiento de la reparación mediante el descanso apropiado y sueño reparador, correcta adaptación al estrés, entre otros, de acuerdo con la Dra. Ibáñez.
Al tomar en cuenta estos factores, las consultantes pueden analizar de mejor manera cuál es el enfoque de su tratamiento, y no sólo tomar medicinas porque sí, sino que comprenden el origen del problema.