En el lado derecho de los hombres está el corazón, y en el mismo lugar está el de las mujeres. El corazón es un órgano cuya función bioquímica responde a las señales cerebrales que regular el bombeo de la sangre según lo requiera la persona. La idea más romántica es que en el corazón se albergan las emociones y el amor, sin embargo, es el hipotálamo quien regula la sed, el hambre, el dolor, el placer, la satisfacción sexual, la ira y la agresión, entre otras. Estas reacciones operan de igual manera en hombres y mujeres, así que la única diferencia entre unos y otras es una vagina, o un pene, y algo biológico, no tendría por qué definir o limitar la expresión de las emociones.

El poder del patriarcado no solo ha vulnerado históricamente a las mujeres, también lo ha hecho con los hombres, ya que al igual que a nosotras también se les han asignado roles y estereotipos que deben cumplir. Si no los llevan a cabo, les pasará exactamente lo mismo que a nosotras, serán sancionados y denigrados en su entorno social. Por fortuna, los hombres también comienzan a cuestionarse dichas prácticas que los limita y somete, construyendo así una nueva masculinidad, la cual se muestra más permisible en diferentes ámbitos de su vida y claro está, en lo que tiene que ver con el contacto y manejo de sus emociones.   

via GIPHY

La masculinidad tradicional

En la masculinidad tradicional los roles y estereotipos interiorizados castran a los hombres en el sentido de no permitirles expresar el miedo, la tristeza, la frustración, sus “debilidades”, y angustias, ya que estas manifestaciones, son incompatibles con lo que históricamente les han enseñado desde pequeños: “tienes que ser el más fuerte”, “valiente”, “los hombres no lloran”, “no seas marica”, “aunque te duela, aguántate”, “tú estas para cuidar, no para que te cuiden”, “tú eres el sostén de la familia”, “tú tienes que mantenerte fuerte, que no te vean débil,” y bueno, la lista es larga, y cualquier representación de estas emociones o actitudes serán sinónimo de “debilidad masculina” lo cual no puede permitirse un hombre que tiene que asumir gallardamente su autoafirmación y poderío a costa de no poder ser él mismo.

via GIPHY

Lee: Lo que podría haber detrás de las despedidas

Desde la infancia vamos aprendiendo que la racionalidad es más valiosa que las emociones, siempre escucharemos decir: tienes que sacar buenas calificaciones, ser el mejor en la clase, tienes que ser educado, tienes que portante bien, entre otras frases.

Pero nunca nos preguntan ¿Cómo te sientes? ¿Qué necesitas? ¿De qué tienes miedo? Pareciera, entonces, que esto no es importante. En tal sentido, vamos aprendiendo que eso de las emociones no son de mucha ayuda en la vida, y más bien, nos desvaloriza, aquí entramos hombres y mujeres por igual. Regularmente en la infancia si nos caemos, nos dicen: no llores te compro una paleta, si nos duele algo nos dicen aguántate no seas chilletas, y entonces al cabo del tiempo, dejamos bien encerraditas nuestras emociones, dándole toda la cancha a la racionalidad y no al sentir.

Las bondades de las emociones

Es así que de pronto, vamos caminando por la vida como de a cojito, solo caminando de la mano con la racionalidad y uno camina, pero al cabo de un tiempo en la adultez ya no es tan fácil sostenerse en un pie, así que justo es tiempo de darle paso al contacto con nuestra emocionalidad. Caminar con los dos pies representados con la racionalidad y la emoción siempre será mucho mejor, y seguramente nos hará gozar más de la vida cotidiana, de los vínculos que establecemos y nos enfermaremos menos.  

via GIPHY

El autocontrol o castración de las emociones tiene un impacto en el hombre ya que los hace incapaces de experimentar y expresar sus emociones, retienen así todo el tiempo sus enojos, frustraciones, miedos y angustias, entre otros, sin poder tramitarlos. Es como si almacenaran todo el tiempo dentro de su organismo eso llamado emoción que “no sirve” hasta que se quiebra donde lo depositan y se manifiestan en síntomas somáticos o afecciones más severas, como es el caso de los infartos. Al mostrar una racionalidad extrema crean una distancia con los otros, así que regularmente no pueden establecer relaciones sólidas, se aíslan, tienen dificultades en el ámbito laboral, familiar y amoroso, no se proveen de un espacio de contención y respiro.

La pulsión de vida o muerte ante la pandemia covid-19

“Las emociones no tienen una identidad sexual”

Los hombres sienten exactamente igual que nosotras las mujeres, por que la emoción no tiene una identidad sexual, la emoción tiene un origen pulsional y necesita ser tramitada y expresada. En el caso de las emociones no tan gratas están la hostilidad, el odio, los celos patológicos, la rabia, y pueden convertirse en manifestaciones agresivas hacia otro u otras, y/o convertirse en síntomas graves.   

via GIPHY

Parte de esta dificultad emocional conlleva a los hombres a tener un mayor índice de muertes, siendo las principales: infartos, accidentes automovilísticos, cáncer de pulmón, EPOC, cirrosis hepática, cáncer de próstata, violencia interpersonal, cáncer de hígado, de estómago, infecciones respiratorias, suicidio, diabetes, asma y enfermedades diarreicas, entre otras.  Actualmente sabemos que los hombres están siendo mayormente afectados por el covid-19 y que sus organismos quedan con una mayor afección, a diferencia de las mujeres.

Lee: ¿Por qué nos duele tanto la muerte de alguien?

Finalmente, es importante que desde la primera infancia y en los diferentes momentos de la vida en que nos ubiquemos, incorporemos el reconocimiento de nuestras emocionalidad, a fin de complementarnos y tener una mejor salud mental. 

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr