Hablar del matriarcado en México suena a una realidad utópica, lejos de lo que enfrentamos en un país con una cultura altamente misógina, comprobado por los altos números de violencia contra la mujer, y las brechas que aún existe entre ambos sexos, laboralmente, así como los estigmas sociales.

Pero si nos acercamos al sur del país, en una región oaxaqueña, conocida como Santo Domingo Tehuantepec, encontramos una ciudad donde las mujeres son los pilares de la comunidad.

En México, esta es una de las pocas sociedades que se describen bajo un sistema matriarca; un concepto que se utiliza cuando el poder es ejercido por parte de las mujeres y por encima de los hombres.

Tehuantepec ha causado siempre la impresión de ser una sociedad matriarca. Para el documentalista, Diego Huerta, la mujer tehuana es una diosa, una reina; es la personificación del coraje y de la lucha, y representa todo un sistema ideológico y emocional.

Por esto, Huerta se ha adentrado en esta cultura, brindando una mirada más íntima que ha plasmado en el documental “Tehuana”.

Ver esta publicación en Instagram

It has been a long way to get here. A year of effort that has been worthwhile. The Tehuana documentary is finished, now it´s time to take it to all five continents. That is why I ask once again for your help to be able to enroll Tehuana in the international film festivals of Europe, Asia, Oceania, Africa and America. The goal is to raise $ 3,000 to achieve 37 registrations. Currently I have been able to enroll Tehuana in 16 additional festivals. Just click on the link on my profile. Thank you . Ha sido un largo camino llegar hasta aquí. Un año de esfuerzo que ha valido la pena. El documental Tehuana está terminado, ahora es tiempo de llevarlo hasta los cinco continentes. Es por eso que pido una vez más tu ayuda para poder lograr inscribir a Tehuana en los festivales de cine internacional de Europa, Asia, Oceanía, África y América. La meta es recaudar 3000 dólares para lograr 37 inscripciones. Actualmente he podido inscribir a Tehuana en 16 festivales adicionales. Solo haz click en el vínculo de mi perfil y apoya con lo que puedas. Gracias.

Una publicación compartida por Diego Huerta (@diegohuertaphoto) el

Pero no es la primera vez que se habla de esta cultura. En 1932 un extravagante y visionario cineasta soviético, Sergei Eisenstein, recorrió parte del país para una película documental, y Tehuantepec fue uno de los hallazgos que más llamó su atención, un lugar paradisiaco donde “mandan las madres”, y en el que los hombres esperan recostados en hamacas mientras ellas acumulan monedas de oro, gracias a sus habilidades comerciales en las plazas y mercados. “La mujer trabaja y se busca un marido”, se explica en la película, en un delirante vuelco a los estereotipos de género, retomó La Jornada en 2011.

Además, señala que la exuberancia de Tehuantepec se refleja en el desparpajo de sus mujeres, grandotas y pantorrilludas –como las describiría Elena Poniatowska muchos años después–, coquetas, politizadas y sensuales con sus trajes almidonados de flores bordadas y coloridas que desde hace años y años carga el sambenito de ser un “matriarcado” donde las mujeres reinan, organizan, dominan y protegen a los hombres bajo sus enormes faldas. Un mito que se ha propagado incluso en investigaciones y estudios antropológicos.

(Foto: Diego Huerta)

Además, este lugar también es reconocido por ser la única región en donde las mujeres bailan con otras mujeres. Sin embargo, hay quienes afirman que este estilo de vida no la convierte en un sistema “matriarca”.

¿Matriarcado?

Margarita Dalton, una investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), unidad Pacífico Sur, y una de las pioneras de los estudios de género en México, asegura que las mujeres sí han tomado un papel más protagónico en esta cultura, sin embargo, cuenta que “las relaciones que se dan entre hombres y mujeres en el Istmo no son muy diferentes a las que se dan en otras partes”, negando la existencia de un matriarcado.

“Yo creo que las relaciones que se dan entre hombres y mujeres en el Istmo no son muy diferentes a las que se dan en otras partes, lo que sucede es que ellas han tomado un papel social más protagónico”, señala en una entrevista publicada por La Jornada.

Familia Tehuana (Foto: Diego Huerta)

La investigadora describe que las mujeres zapotecas del Istmo de Tehuantepec son mujeres inteligentes, que dominan el mercado por cuestiones específicas, como el hecho de que en algún tiempo sus maridos se dedicaron a la pesca o a la siembra, y debido al clima caluroso solían trabajar de las tres o cuatro de la mañana a las siete u ocho, hora en la que se iban a dormir mientras el producto de su trabajo era comercializado por las mujeres.

Otras eran viudas debido a las constantes guerras, por lo que debían aprender a ser buenas comerciantes. “Esta parte económica da mucha seguridad a las mujeres”, dice la investigadora.

Sin embargo, también señala que en las relaciones de parejas las decisiones las toman entre el hombre y la mujer.

“A veces la idea generalizada nos muestra a las mujeres istmeñas organizando solas las fiestas, bailando entre ellas, acaparando la palabra, etcétera. De ahí que se hable de matriarcado, pero, siguiendo con el ejemplo de las fiestas, los hombres se aíslan, se reúnen para beber, mientras las mujeres bailan, es decir, ellos son menos visibles. Se trata de características culturales que tienen mucho que ver con la imagen que se proyecta hacia fuera”, señala en la entrevista.

La mujer en el ámbito social-político

Para Margarita Dalton el papel de la mujer en la política es mucho más visible que en otras regiones. 

“Las mujeres hablan no sólo de lo que sucede en el ámbito doméstico, sino también sobre lo que pasa en el ámbito político”, dice.
 ]

Familia Tehuana (Foto: Diego Huerta)

Además, cuenta que las mujeres tienen relevancia en los movimientos sociales, manifestaciones, toma de carreteras, etc. Y señala que, a finales de los noventa comenzaron a figurar las primeras alcaldesas, aunque todavía pocas y en municipios pequeños. Pero “si en verdad existiera un matriarcado habría más mujeres en la toma de decisiones colectivas”, dice.

El mito de la sexualidad

Aunque se ha señalado que las zapotecas, como lo escribió Elena Poniatowska, son abiertamente eróticas y sexuales, para Dalton eso también es un mito.

“Ellas no hablan mucho de su sexualidad como algo extraordinario. Creo que la sexualidad es para ellas algo íntimo y por tanto no hacen alarde, pero sí es real la sensualidad que tienen al bailar, tienen gran manejo de su cuerpo”.

Daniel Chicati, un cronista de la ciudad, también describe el matriarcado en Tehuantepec como un mito. 

“Aquí los hombres, el 80 por ciento campesinos, salen a sus labores de madrugada y antes del medio día regresan a descansar. Entonces la esposa va al mercado a vender los productos que ha cosechado el marido, quien para entonces se ha tirado en la hamaca o se ha ido a la cantina. Cuando van a una fiesta, bailan con otra mujer porque el marido está ausente, pero no bailan con otro varón”, dice.

Los lugareños del lugar, en entrevista de Cimacnoticias, señalan que “La mujer tiene un lugar preponderante, es ella la que administra los bienes y desde luego que lo hace bien, porque aparte de organizar los gastos de una familia, le queda para comprar sus trajes y joyas; porque si ellas visten tan elegantes es porque han hecho su ahorro, les ha costado su esfuerzo”.

Y más allá de un mito o realidad, sobre el sistema matriarca, la mujer tehuacana siempre será apreciada por su belleza, por su historia, compromiso con su cultura, siendo también un referente para las pinturas de Frida Kahlo. 

bl