Durante los años de COVID, se ha visto que además de los grupos que tradicionalmente manifestaban su rechazo a las personas trans, se han adherido a los discursos de discriminación algunos grupos feministas radicales y lesbofeministas. Pero en realidad: ¿Qué es el odio? ¿El odio conduce a la violencia?

Es posible que cada ser humano del planeta haya sentido por algunos momentos de su vida tan potente sentimiento contra otro ser humano, las razones son múltiples y la duración del sentimiento puede no tener fin. El odio, la violencia y el rechazo surgen de muchas fuentes, como la sensación de haber recibido un daño o de haber sufrido abandono. El odio puede llevar al deseo de que la persona a quien se responsabiliza del dolor sufra lo mismo, sea castigada o pague de alguna manera.

Al parecer, es el caso de algunos grupos feministas y lesbofeministas que han tomado una serie de espacios para colocarse como las auténticas merecedoras de derechos en contraste con la población trans, más intensificado contra las mujeres trans.

Es relevante señalar que, durante el auge del movimiento homosexual, las lesbianas reclamaron su lugar y la necesidad de ser nombradas para visibilizar sus problemáticas y necesidades diferentes a las de los hombres por lo que en México y otros países se colocó la letra L en primer lugar al ir conformando el acrónimo que ahora incluye múltiples identidades.

Al inicio de la lucha en los 70s, las invisibilizadas fueron las mujeres trans y travestis; los hombres trans no tenían una posición debido a que ha sido una identidad que tiene poco de haberse vuelto visible. Así, las personas trans comenzaron a reclamar sus derechos y dar pasos más grandes a partir de lograr los cambios legales para permitir cambio de identidad legal en varios países como España, Argentina y México. Es interesante que en estos países es donde también surge con mayor fuerza la voz de las feministas radicales críticas de género a quienes se señala de transodiantes. 

Algunas reflexiones sobre las causas pueden ser desde el enojo. En varias ocasiones las lesbianas han mencionado que los hombres homosexuales son protagonistas de espacios y que han logrado tener una adquisición de derechos, posponiendo tanto los derechos de otras identidades como consiguiendo la mayor visibilidad. Muchas lesbianas se quejan de apoyar las causas de otras, tanto desde el movimiento feminista como desde el movimiento de diversidad y de ver pospuestas todas sus demandas en aras del bien de otras causas, pero frecuentemente sin ser consideradas.

También puede ser que una parte del rechazo contra las mujeres trans sea la creciente visibilidad y el haber conseguido mayor apoyo de las familias con base en el fenómeno de las infancias trans. A partir de que cada vez más familias se han preocupado por atender a sus hijxs, la presencia de las personas trans se ha configurado de manera diferente, es la letra que vino de atrás para colocarse ahora como una identidad que ha tenido un respaldo que nunca tuvieron las personas que han sido discriminadas por su orientación sexual. 

Todas estas situaciones combinadas, pueden ser las que nos colocan en el escenario actual de lucha entre el sector de feministas radicales críticas del género contra las mujeres trans y las infancias trans. Los argumentos van desde la autenticidad de la identidad, hasta la capacidad por edad de tomar decisiones, aunque también se incluye si el beneficio de los derechos ganados por las mujeres se extiende a las mujeres trans o se está perdiendo lo que se ha ganado.

Así, las energías que se han puesto son para cuestionar la diversidad, sin que le respete. Cabe reflexionar que las principales voceras que cuestionan lo trans, no se han acercado ni a personas trans, ni a una familia de una infancia trans para conocer sus realidades y tampoco han hablado con una persona intersexual, que es una identidad que ha sido descalificada al momento de buscar la autenticidad de ser mujer al ver la biología como determinante del género. Por lo tanto, hay mucho que hacer aún para no seguir generando odio, discriminación o violencia en la diversidad.

Pol Martínez Peredo 

Nació en Ciudad de México, tiene 49 años. Es licenciado en Diseño gráfico, por la UNAM; estudió Sexología en el Instituto Mexicano de Sexología y Psicoterapia Humanista Gestalt. Se dedica al activismo LGBTTTI por medio de su organización Musas de metal, grupo de mujeres gay A.C., desde hace 27 años. Ha participado en Teatro sin teatro, con la obra Madame Bovary señora vaca, la cual fue seleccionada para la Muestra Nacional de Teatro. Conduce el programa Identivarias, que se transmite por violeta radio 106.1 FM. En la actualidad, se asume como una persona trans y lgbt. Estudia el doctorado en Sexología Humanista, en el Instituto en Educación Superior en Desarrollo Humano Sustentable Moxviquil.

Luz Galindo

Actualmente, docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).

@Luzapelusita

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