“Tomó un Uber y después, desapareció”, es una frase que se ha repetido constantemente en la sociedad mexicana, una frase que revictimiza y parece ser, exime a los agresores bajo el nombre de la compañía, al respecto, Cecilia Román, gerente de comunicación de Seguridad para Uber en México, señala que se trata de una forma de distracción.
“Hablamos de casos que ocurren y que a veces, no tienen relación con la app, es decir, son personas que no pertenecen a la compañía, pero genera distracción en las investigaciones”, comenta Cecilia.
Asimismo, la gerente señala que la aplicación posee filtros durante la contratación de trabajadores que intentan brindar la certeza de un viaje seguro con un conductor preparado y confiable, de acuerdo a una entrevista para La Vanguardia, destacó que menos de 2 de cada 10 personas logran pasar los filtros de seguridad.
“Sólo un 12% es aceptado y son aquellos que tenemos en todo el pais; hacemos todo tipo de revisiones, como la verificación o el reconocimiento facial para confirmar que la persona que está al volante es la misma que la de nuestra base de datos”
En la página oficial de Uber se señalan los requerimientos para laborar en la empresa; carta de antecedentes penales de menos de tres meses de antigüedad, comparación de datos con los registrados en organismos estatales, federales y de delitos sexuales, además, de otros documentos que aseguren la identidad del aspirante. De acuerdo a información del sitio, el 25% de los documentos son rechazados en la primer etapa del filtro, sin embargo, ¿qué tanta seguridad nos brindan estos protocolos al momento de abordar?
Cabe señalar, que acuerdo a información de El Financiero, hasta agosto de este año, se dieron de baja a más de 20 mil conductores que violaron los términos de la plataforma al acosar y violentar a lxs usuarios.
La tecnología… ¿posible solución?
La violencia en contra de la mujer ha quedado arraigada a nuestro país, por lo que pretender erradicar en su totalidad este fenómeno puede parecer un anhelo aspiracionista imposible, sin embargo, ¿la tecnología podría ofrecer una solución para garantizar la seguridad de millones de mujeres que utilizan taxis por aplicación en su día a día?
Cecilia Román, señala que volcarnos a la tecnología podría ser una respuesta para que las usuarias sientan mayor seguridad al abordar un auto, entre las cuales se destaca la verificación del viaje a través de un PIN, el ridechek que verifica y detecta desviaciones en la ruta, grabaciones de audio que se envían directamente a Uber, contactos de confianza que reciben ubicación y datos del conductor y compartir el viaje en tiempo real.
En contraparte, Mariana Díaz psicóloga de la organización Más Sueños A.C, comentó para Excélsior que independientemente de la tecnología para buscar y descartar a los posibles agresores de las aplicaciones, la realidad es que existe una poderosa cultura machista que les brinda un poder a los hombres; el poder del porque yo quiero y puedo, y reiteró que mientras ese pensamiento no se erradique, no existirá poder alguno, ni tecnología, ni precauciones que frene la situación de vulnerabilidad que atraviesan las mujeres en nuestro país.
"Aunque Uber como plataforma dice: ´nosotros estamos capacitando, haciendo investigación, buscando hasta en el último papel para ver si no es un violador, un violentador o algo por el estilo´, entonces, ¿por qué sigue sucediendo?. pues porque tenemos un componente cultural espantoso como sociedad, y eso es lo que tenemos que empezar a erradicar", señaló Mariana para el medio.
En México, las mujeres son quienes realizan más traslados, de tres a seis viajes diarios que corresponden, mayoritariamente a labores de cuidado, acompañamiento y venta de bienes, de acuerdo a información de la Secretaria de Movilidad (Semovi). Asimismo, en el Valle de México, el 51% de los usuarios que utilizan el transporte, también son mujeres.
El transporte, prioriza al género masculino y a la esfera de trabajo (corporativo), señala el documento "Urbanismo desde la perspectiva de género", por lo que existe una urgencia en replantear los espacios que ocupan diariamente las mujeres, reconocer que hombres y mujeres vivimos contextos culturales - sociales distintos.
Con esta perspectiva de género sobre la mesa, se debe comprender que existen necesidades diferentes y que deben de ser atendidas para garantizar la seguridad e integridad de millones de mujeres que abordan Uber, metro, camiones, combis o cualquier otro transporte cotidiano; sí, se necesitan protocolos de seguridad, tecnología en nuestras apps, pero también, la atención del Estado sobre una problemática que merma la calidad de vida de la ciudadanía y por supuesto, un cambio paradigmático que comience a cuestionar el sexismo, la educación, la violencia y el machismo en nuestra sociedad.
A.D