Este domingo la comunidad de Santa María La Ribera, alcaldía Cuauhtémoc se manifestó pacíficamente en las calles de Jaime Torres Bodet y Manuel Carpio con el objetivo de levantar la voz, luego de que, por órdenes de la alcaldía se intentara desalojar y prohibir las actividades de los músicos que tocan los domingos en vía pública desde hace 12 años y que se han vuelto sello distintivo de la comunidad.
La librería Volcana, lugar de reunión y activismo, se unió a este espacio apoyando a los manifestantes prestando energía eléctrica luego de que la corriente les fuera cortada a los músicos, y así, pudieran continuar llevando a cabo algunas actividades como protesta. Posteriormente, un grupo de personas de la alcaldía (algunos vestidos de civiles) arribó al lugar y comenzó a intimidar, agredir y violentar a los participantes.
“En ese sentido cuando llegaron estas personas, empezaron a golpear a los vecinos, nosotros abrimos el espacio para proteger a los civiles, a los niños y mujeres que estaban siendo golpeados en nuestra puerta. Somos un espacio partidario, cultural, social y autónomo, estamos para la comunidad y para el barrio”, señaló una representante de Volcana.
Por su parte, la alcaldesa de la Cuauhtémoc, Sandra Cuevas señaló que ella, de propia cuenta, había pedido a los sonideros bajar el volumen de la música en reiteradas ocasiones pero se había hecho caso omiso y compartió en Twitter: “la decisión está tomada, no vamos a permitir que ningún sonidero regrese a la Santa María la Ribera”. Asimismo, señaló que el acto de la manifestación se trató de un grupo coludido con la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum.
Volcana ha condenado la violencia que aconteció en su librería y las representantes legales del lugar se han defendido indicando que no existe ninguna irregularidad en su espacio para ser criminalizadas ni intimidadas luego de ser notificadas para una inspección, “hay que mantenernos al pendiente, porque esta agenda política entre unos y otras, deja a nuestras compañeras como carne de cañón”, señalaron.
En respuesta, vecinos de la comunidad y colectivas, han dado eco a este mensaje y enviado palabras de apoyo, argumentando que los espacios públicos son de la ciudadanía y que el arte nace del barrio y para el barrio.
Joel, es uno de los músicos que se ha mantenido a pie en esta lucha por reconocer sus derechos a la libre expresión dedicó unas palabras y señaló que como trabajador popular estaba siendo violentado, esto en función del artículo 19 fracción 2 de la Ley Formato Cultural de la Ciudad de México.
“El estado nos debe proveer de todos los recursos que nosotros requiramos para nuestras actividades, eso incluye luz (esto a colación luego de que se se les cortara la corriente eléctrica para continuar tocando), tengo derecho a la protección social y cultural”, leyó el músico durante la manifestación. Al respecto, los vecinos corearon: ¡No estás solo!
La única certeza que queda es saber que la plaza popular del kiosco Morisco es un punto de reunión para música, es ruido, baile, cultura, comunidad, testigo de miles de historias que jamás deberán ser silenciadas y también, es un espacio de compañía en el que Volcanas ha sido punto de encuentro y lucha.