Tras vivir un abuso, Catalina, una adolescente que acaba de cumplir dieciséis años, se ve obligada a huir de la casa de su mejor amiga. "La educación física", novela de la autora Rosario Villajos (Córdoba, 1978), nos toma de la mano para acompañar a su protagonista mientras espera un ride en la carretera, y poder volver a su casa antes del toque de queda de su madre. 

Los minutos de espera se vuelven eternos: cientos de pensamientos van y vienen sobre lo que pudo haber sido y no fue, sobre el historial de violencias que, por el hecho de ser mujer, la atraviesan no sólo en la escuela, en la casa de su mejor amiga o en la calle, sino también en su propio hogar.

Rosario Villajos, a quien entrevistamos en la terraza del Centro Cultural España en la Ciudad de México, se presenta con nosotras como narradora y artista, nos explica que le gusta nombrarse así porque utiliza diferentes lenguajes para contar una historia. En el caso de su última novela, "La educación física", ganadora del Premio Biblioteca Breve 2023, han sido la escritura y algunos elementos gráficos los que contribuyen a vestir las páginas editadas por Seix Barral.

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La adolescencia es una etapa de generar identidad y crear conexiones, ¿qué te llevó a centrar la historia de tu novela en esa etapa?

Creo que el momento en el que estoy ahora fue parte de eso. Es como una segunda adolescencia, que es la perimenopausia (el periodo de antes de la menopausia). Voy a cumplir 45 y ya me voy acercando a eso, entonces los complejos físicos han vuelto con la misma mala leche: que si las arrugas, las canas, no sé qué… Y bueno, me recordaba muchísimo a cuando el cuerpo te está cambiando, cuando tienes 13 años, 14, y me resultaba muy fácil acordarme de aquello.

Entonces empecé a hacer una especie de diario adolescente, porque yo nunca tuve diario, la verdad, siempre fui más de hacer dibujos. Y me di cuenta que había mucho material y decidí emplearlo para construir una historia. Añadí una trama principal y tal, no tenía nada que ver realmente con la novela que estaba escribiendo, pero me atraía muchísimo y decidí irme a la adolescencia.

Catalina, la protagonista, es misteriosa, pero nos deja darnos cuenta de que a pesar de los riesgos que toma es muy perspicaz. ¿Cómo fue tu proceso de inspiración para su personaje?

Intenté coger a alguien que fuera muy buena, una buena chica pero con una capacidad de observación importante. Se puede decir que es demasiado inteligente para su edad, pero digo bueno, hay un montón de novelas en la que hay chicos con altas capacidades, por qué no puede haber una chica con altas capacidades en mi novela, ¿no? 

Catalina se podría decir que es una buena chica con un cuerpo que ella entiende como que no es suyo. Se ve como un monstruo, porque es súper alta comparada con sus amigas. Se nota como muy torpona y bueno, no sabe nada de su cuerpo.

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Como mujeres socialmente se nos ha impuesto normalizar abusos, ¿cómo fue para ti escribir a una Catalina que poco a poco va haciendo conciencia del maltrato y el abuso que vive por ser mujer?

Pues fue muy duro, si te digo la verdad, porque empecé a recordar cosas de la adolescencia y como que no le había dado tanta importancia en aquella época: el hecho de que hombres y mujeres opinaran de mi cuerpo o pequeñas humillaciones. Yo siempre digo que esto es como un catálogo de humillaciones y, de repente, fue darme cuenta de lo que supone realmente eso o el hecho de llevar una faja.

Hace tanto conocí a una chica unos 10 años más joven que yo, que se pasó un par de años trabajando en donde su padre para conseguir dinero para hacerse la depilación láser completa. Y digo, vale, las chicas ahorramos para eso ¿para qué ahorran los chicos?

Estamos perdiendo tanto tiempo y tanto dinero en gilipolleces, que no sé, lo mismo habríamos conquistado el mundo sino no estuviéramos entretenidas con tonterías.

Hablemos de las fajas: Catalina se da cuenta de que es la única de sus amigas que usa faja y enfrenta a su madre para decirle que no la seguirá usando. ¿Qué piensas de este momento compartido entre madre e hija?

Pues la verdad es que es súper triste, pero se aprende. Todo se aprende en casa: a beber se aprende en casa, a hacerte daño se aprende en casa y a creer que no vales tanto también se aprende en casa. A mí lo que me gustó de esa parte fue como decir que se puede reeducar a tus padres también, porque la madre de Catalina deja de usar la faja; de hecho, cuando su hija le dice, no te das cuenta que soy la única que usa esto, la madre al principio se sorprende, pero luego no vuelve a usarla ya tampoco.

¿Qué significa "La educación física"?

Era un título irónico, sarcástico, por la falta de educación física que abunda en la educación de las mujeres desde que somos jovencitas. Y también para reírte un poco de esa asignatura de gimnasia; en España se sigue llamando educación física, pero no sé por qué, porque no te educan a respetar tu propio cuerpo, ni a quererte, ni a decirte que cada cuerpo es un universo y que no tiene que parecerse a otro. Es muy triste, pero sigue existiendo, entonces me apetecía reírme un poco de eso.

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“La culpa es tuya” es un mandato hacia las mujeres, ¿qué representa esta frase en tu novela?

Yo creo que es un poco un detonante, porque es para planteárselo: la culpa es tuya te dicen, pero ¿la culpa es mía de verdad? Siempre nos han dicho, no vayas por aquí, ve por el camino recto para que el lobo no te coja, no hagas esto, no hagas lo otro. Catalina no estaba haciendo nada malo, estaba en casa de los padres de su amiga ¡y mira!, o sea, creo que da igual lo que hagas, la culpa no sólo no es tuya, sino que te puede pasar en cualquier sitio.

"La culpa es tuya te dicen, pero ¿la culpa es mía de verdad?"

¿Con qué sentimiento o sensación podrías describir tu novela?

Yo siempre digo que es un día de mierda en la vida de una chica adolescente. Y el sentimiento que me viene es transformación, que ella lo que quiere es transformarse. Yo creo que hay una especie de transformación desde el principio hasta el final de la novela.