Quince bailarines y bailarinas en escena desempeñando una coreografía disruptiva con fabulosas faldas ceñidas y tacones; una crítica a las prendas feminizadas, a la sexualización y al sofocante rol de género. Esto es “ Las buenas maneras” de Antares Danza Contemporánea, una obra escénica que aparece en el radar para golpetear todo lo que alguna vez aprendiste de la dicotomía femenina/ masculina, de tu corporalidad y también, cuestiona todas las construcciones sociales y las opresiones sistémicas utilizando como vehículo de transformación el arte contemporáneo.
Si esto aún no te parece lo suficientemente rebelde, Miguel Mancillas, coreógrafo y ganador del Premio Nacional de Danza José Limón 2018, comparte con La Cadera de Eva su visión sobre esta obra que no sólo funciona como una propuesta escénica, sino también, como un ejercicio de introspección que se rebela a las condicionantes simbólicas del género.
El cuestionamiento, explica, inicia cuando puedes acercarte a aquello a lo que tienes temor, te cargarás de la facultad de poder visualizarte a través de otros cuerpos que expresan todo aquello que, probablemente, has silenciado por años.
¿Por qué debemos eliminar la concepción del género? Yo no diría eliminarla, pero sí reflexionar sobre ella y al final del día, sucede que se entiende que el ser humano no es, de ninguna manera, dicotómica, sino que somos diversos porque la naturaleza lo es. No existe una forma de ser heterosexual, ni de homosexual, ni de lo femenino o masculino, hay tantas diversidades como personas existen, lo que pasa, es que estamos entrenados a temerle… A temerle a la diversidad y por eso es que aparecen todos estos reglamentos y normatividades.
Esto último, cobra especial sentido cuando se entiende que “Las buenas maneras” nos reta, se contrapone al género, nos habla de la performatividad y abre la ventana a la reflexión. Esta obra posee una característica valiosísima y es la manera en que nos recuerda a Judith Butler en “The notion of performativity in the thought of Judith Butler: queerness, precariousness and projections” que, de manera concreta, aborda la manera en que el género es una construcción y además, la filósofa desarticula la idea de que existe algo como “sexo biológico y género”, y expone que, en realidad, sólo existen cuerpos que se moldean de manera determinada por la cultura, la sociedad y la lengua.
Miguel Mancillas lo aborda de la siguiente manera: “No hay cuerpo de hombre y mujer. Hay un cuerpo y ese es definido por quien lo tenga”.
¿Por qué deberías ver “Las buenas maneras”?
En primera instancia, porque la obra representa un impacto visual que despierta la condición humana, todo esto, acompañado de la música de Fran Liszt, vestuarios creados por Mago y un juego de iluminación astuto a cargo de Ivonne Ortíz.
Posteriormente, “Las buenas maneras” cumple con una doble función al brindarte las herramientas para encontrarte y deconstruirte, pero, ¿esto qué quiere decir?
“El arte nos ofrece la posibilidad de la empatía porque a la hora de leer, ver, escuchar uno se conecta con aquello que está observando o sintiendo y puedes comprender que hay otras maneras de vivir y de tomar decisiones en la vida", acota el coreógrafo.
Crecemos y se nos exige que nos definamos, que digamos qué somos, qué nos gusta o a qué nos queremos dedicar y parece ser que no es correcto cambiar de opinión o replantear lo que ya se nos dijo en algún momento y es aquí donde el arte nos hace entender y en esto. La creación artística es una oportunidad de ver aquello que pudimos haber silenciado durante años, comparte Miguel Mancilla.
En este proceso creativo, La Cadera de Eva también conversó con Ivonne Ortíz, responsable de la iluminación de las piezas coreográficas. Su trabajo es otra de las razones fundamentales por las que “Las buenas maneras” es el plan idóneo para este fin de semana.
Desde hace 30 años se desempeña en este rubro y explica que esta obra le ha hecho crecer enormemente, no sólo como profesionista, sino también como mujer. Ella define esta coreografía en una palabra: cuestionamiento.
“Para mí es muy impactante ver a una persona masculina hacer estas secuencias tan complicadas de movimiento con una falda ajustada y con tacones de gran altura, ese sólo hecho me provoca muchas preguntas sobre nosotras, nuestras prendas, la feminización de nuestra ropa y de todo el trabajo que cargamos”, explica.
Su trabajo en la iluminación es impecable, sin embargo, su paso por este rubro no ha sido sencillo y es que, hasta hace algunos años era común que sus compañeros no se dirigieran a ella al momento de tomar decisiones, vivió violencia verbal y una importante brecha de género en las artes escénicas .
Ahora, su trabajo que ella explica como “simple pero nunca sencillo” queda bien grabado en “Las buenas maneras”, asimismo, la ingeniera en iluminación se congratula por la paridad de género en las artes escénicas y la participación de otras mujeres que resisten detrás del escenario.
Al final, queda un sólo tema por reflexionar: ¿Entonces qué son las buenas maneras?, ¿qué nos ha hecho creer que existen maneras de vivir nuestra expresión y corporalidad? Esta obra comienza a desmenuzar el tema abordando cuestiones como la corrección política, la opresión sistémica, la violencia sobre los cuerpos y la heteronormatividad como norma social.
¿Quiénes deberían ver Las buenas maneras?
Miguel Mancilla explica que, el público idóneo son personas adultas e incluso, adolescencias, esto con el objetivo de abrir el diálogo con ellas y, de manera introspectiva, entender sus sentires.
Asimismo, si tienes interés en acudir a una de las obras escénicas más disruptivas de los últimos años, la recomendación es hacerlo en compañía de otras personas, intercambiar opiniones y dar pie a una permuta de sensaciones; esto nos hace florecer y desde los afectos del arte, proyectarnos y afrontar las reglas que el sistema hegemónico y heteropatriarcal ha instaurado.
“Desde que estamos aquí entramos en la zozobra de la existencia y no encontramos una solución, entonces hacemos reglas esperando que nos protejan de esta vulnerabilidad, pero son un falso paraíso, como si ese orden nos fuera a salvar; no es así. El nivel de violencia es igual de terrible y desproporcionado” (Miguel Mancilla, coreógrafo)
¿Cuándo estará y en qué horario?
- Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (UNAM)
- Av. Insurgentes Sur, Centro, Coyoacán, 04510 Ciudad de México, CDMX
- Del 18 al 20 de agosto
- Viernes a las 20:00/ sábado a las 19:00 h / domingo a las 18:00 horas.
- Precio: $80
- Aplican descuentos y promociones*