Es mediodía en Reforma, Ciudad de México y Jen Mulini, baja del metrobús de dos pisos. Con un humor chispeante y con el poder de contagiar la risa, habla de su travesía para ir a la tintorería y el trabajo que está realizando como expositora en la Torre BBVA. La conversación se vuelve amena, ¿en dónde está la rampa?, se preguntó así misma al momento de llegar a Chapultepec, por supuesto, se encontraba a varios metros de la entrada principal, muy cerca del estacionamiento.
En nuestro país la violencia que viven las mujeres con discapacidad ha sido invisibilizada e incluso, normalizada, respondiendo a una serie de estigmas y prejuicios de cómo debe vivir una persona con discapacidad. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la violencia hacia mujeres con discapacidad, el 75.1% de ellas vivieron una situación de violencia a lo largo de su vida, 8.4 puntos porcentuales más que las mujeres sin discapacidad.
Discriminación, acoso, violencia económica y un profundo vacío informativo por parte de las instituciones, ha mantenido a las mujeres con discapacidad en el rezago y sometidas a una violencia sistémica. Con una presentación concisa para La Cadera de Eva, Jen Mulini abrió el diálogo con uno de los conceptos más necesarios en esta conversación: el capacitismo.
"Hola, mi nombre es Jen Mulini y soy de la Huasteca Hidalguense, hablante náhuatl, periodista, creadora de contenido y fotógrafa. Debido a la interseccionalidad con la que vivo me enfrento a distintos tipos de violencia, por ejemplo, cada que salgo de casa la misma gente se dirige a mí como silla de ruedas, eso me despersonaliza totalmente y me convierte en un objeto (...), vivimos en una sociedad capacitista".
¿A qué se refiere el concepto de capacitismo?
De manera puntual, el capacitismo se refiere a la actitud o discurso que rechaza la discapacidad y la diversidad, considerando como único valioso un tipo de condición humana esencial. Fiona Campbell, investigadora y teórica lo define como una red de creencias, procesos y prácticas que proyectan normativamente a la persona sin discapacidad como lo perfecto, normativo y plenamente humano mientras convierte a la persona con discapacidad en un ser devaluante.
"Uno de los elementos fundamentales del capacitismo es que la discapacidad debe ser inherentemente negativa, inhabilitada, curada e incluso eliminada" (Fiona Campbell)
En un cuerpo, habitan distintas violencias y la discapacidad, necesita ser entendida desde la interseccionalidad, especialmente, si hablamos de mujeres. En esta lectura, Gregor Wolbring indica que asumir la normatividad y favoritismo de unos cuerpos por encima de otros, ha servido para justificar la discriminación y conduce a otros "ismos" como el racismo, el sexismo o el edadismo.
"El capacitismo se origina mediante las prácticas, representaciones y valores que actúan en la producción del cuerpo normativo y de su carácter regulador, pese a la existencia de otros cuerpos que, sin embargo, no se consideran relevantes" ( Is There an End to Out-Able? Is There an End to the Rat Race for Abilities?, escrito por Gregor Wolbring).
Fuera de cámara y en remembranza, Jen Mulini comparte con el equipo de La Cadera de Eva comentarios que apelan a estas constantes violencias, que, en palabras de la periodista, tienden a nacer desde el desconocimiento.
Al momento de salir, el portero probablemente la felicitará porque así ya no estará en casa y podrá distraerse, aunado a esto, el comentario repetitivo desde la condescendencia: "qué bueno que alguien te dio trabajo", explica Jen Mulini con ironía.
En nuestro país, la muestra recopilada de entre mil 508 mujeres con discapacidad por el Instituto de las Persona con Discapacidad de la Ciudad de México y el Centro Interdisciplinario de Derechos, Infancia y Parentalidad, arrojó que el 46% de las mujeres con discapacidad, en su mayoría motriz, tiene estudios universitarios y el 55% de sus ingresos provienen principalmente de su trabajo.
Sobre independizarse, alcanzar la libertad y el rol de género
En la franja costera del Golfo de México y a los límites de la Sierra Madre Oriental, se encuentran los municipios de la Huasteca Hidalguense. Territorio boscoso y reverdecido hasta donde el ojo alcance, es ahí donde Jen Mulini creció y comenzó su lucha de resiliencia por la independencia que anheló.
"Transportarme a mi universidad me tomaba una hora cuarenta minutos, tomaba distintas unidades donde tenía que pagar extra el pasaje de mi silla de ruedas. En la escuela habían rampas pero no había lugares donde pudiera comer o algún lugar con accesibilidad donde yo me pudiera quedar a rentar (...) más tarde, intenté encontrar empleo y me ofrecieron uno por 30 pesos al día cuidando una tienda. Ocho horas por 30 pesos, las condiciones me parecieron tan indignas...", recuerda la periodista.
En este contexto de precarización laboral y capacitismo, surge el proyecto Liderazgo Solidario, donde Jen Mulini, en compañía de otras compañeras buscaron a más mujeres con discapacidad y crear una red de apoyo. Fue en esta búsqueda donde la periodista se encontró con un escenario doloroso donde las mujeres con discapacidad no recibían tratamiento, educación y tampoco tenían un diagnóstico certero.
Otro punto relevante que surgió es que 5 de cada 10 mujeres viven con familiares, lo que propicia a una violencia de género en contra de las mujeres con discapacidad que son privadas con autonomía e independencia económica, por lo que permanecen al interior del hogar y son atadas a labores de cuidado y al trabajo doméstico no remunerado. En esta línea, Jen Mulini rescata lo siguiente.
"Hay mujeres con discapacidad que se encargan de los cuidados de su casa como pago de que, pues viven ahí en la casa. Las personas con este contacto son precisamente familiares, podríamos sostener que son los principales agresores lamentablemente. Justo al vivir sin poder tener una aportación económica se ven en situaciones vulnerables." explica en entrevista para La Cadera de Eva.
Más allá de este discurso también indica que este fenómeno violento varía según el género de la persona con discapacidad, pues si una mujer adquiere una discapacidad debe continuar ejerciendo su papel de cuidadora y trabajadora no remunerada del hogar, en el caso contrario, si un hombre adquiere una discapacidad es responsabilidad de la familia cuidar de él.
A nivel institucional, la Ley de Libre Acceso a la Justicia a las Mujeres no contempla a las mujeres con discapacidad, existiendo un borrado importante donde las desconoce como personas que también viven situaciones de violencia en pareja, prueba de ello, es que el 82% de las mujeres con discapacidad en nuestro país indicaron no reconocer los Centros de Justicia para Mujeres y el 94% de ellas señalaron no haber denunciado ninguna de las violencias que han vivido.
"¿Qué ocurre con una mujer que está siendo severamente violentada en su entorno de pareja o familiar y no tiene dónde escapar?, es realmente necesario comenzar a voltear a los lados y tomar en cuenta las características que deben tener los espacios institucionales y los entornos sociales para abrazar la diversidad", acota Jen Mulini.
Desde el feminismo, surge el acompañamiento y la resistencia
En el ir y venir presuroso de la periodista, su palabra se convierte en resistencia y a través de su voz, vuelve visible todo aquello desde la otredad vemos invisible. Una violencia sistémica que si bien puede parecer imposible de vencer, la alianza y la sensación de sentirse hermanada se convierte en un refugio poderoso en donde caben todas y cada una de las mujeres.
Nombrar a Jen Mulini, hablar de la interseccionalidad y dar eco a su voz, es por sí mismo, un acto que recuerda que las mujeres siempre hemos sido diversas y lo vamos a seguir siendo, juntas.
¿Cuál ha sido el pilar que sostiene a Jen?: las mujeres aliadas que desde diversos feminismos se han acuerpado y se han convertido en amigas, pero también en compañeras de lucha.
"Ya no estamos dispuestas a ser las hermanas olvidadas del feminismo" (Maryangel García-Ramos, fundadora de Mexicanas con Discapacidad)