En La Cadera de Eva abrimos este espacio para acompañar el diálogo profundo entre la periodista y escritora Zaría Abreu Flores y la dramaturga Laura García Jiménez, quien en Ensayo Medea emprende una disputa amorosa y crítica con uno de los mitos más arraigados del mundo clásico.
Esta plática toca puntos nodales sobre la dramaturgia, la escritura, la investigación y sobre todo la necesidad profunda de revisitar con responsabilidad los mitos en los que estamos fundando muchos de nuestros postulados. Lejos de victimizar o enaltecer a Medea, Laura se acerca a platicar con ella y a traernos de la mano a una mujer que fue duramente castigada por su “desobediencia” y extranjería cuando asesinaron a sus hijos y después fue convertida en el epítome del filicidio y la mujer que mata a sus hijos “por despecho”.
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Zaría Abreu Flores: No sé ni por dónde empezar, pero empezaría por decirte que estoy muy impresionada y que me encanta esta mediación que haces con Medea. Quizá mi primera pregunta sería cómo y de dónde nace -de qué parte en ti y en qué momento de tu vida- esta necesidad de dialogar Medea a partir de “Ensayo Medea”.
Laura García Jiménez: Medea es una de las primeras obras que lees en la facultad, ¿no? Cuando llegas y te dan a los clásicos (…) Me acuerdo que fue muy impresionante para mí leerla la primera vez… Ya la había leído desde la prepa, pero cuando la leí en la universidad me inquietó mucho, me preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué asesina a sus hijos? Además, yo en ese tiempo estaba viviendo cosas muy violentas alrededor de mi casa, ¿no? Cuando todavía los feminicidios no eran una plática común.
En esa época hice un ensayo sobre que Medea no era un monstruo y traté de analizarla desde otra perspectiva, porque en mi realidad pues podía entender que una madre cometiera filicidio, pero no podía entender específicamente la motivación del personaje (Medea).
No podía entender por qué asesinaría a sus hijos por Jasón, si a éste en toda la obra parecía no interesarle. Había muchas peguntas que desde la Facultad tenía ya sobre el personaje de Medea. Después, hace como 3 años, tuve un sueño donde reescribía Medea y fue muy frustrante porque cuando ya iba a escuchar eso que tenía ella que decirme -o sea, esa cosa que iba a reescribir- me desperté. Ese día lo primero que pasó por mi cabeza fue ¿en serio podría reescribir Eurípides? Porque es muy fuerte, es muy impactante su mirada, es muy maravillosa por muchas cosas y entonces pensé que quizá yo no tenía nada más que decir sobre eso; pero me inquietaba muchísimo, Medea me seguía hablando. Durante bastantes días le estuve dando vueltas, lo estuve conversando con Rafa [su pareja].
Y como si fuera La carta robada de Edgar Allan Poe, nos pusimos a revisar el mito y ahí estaba lo que me inquietaba y no había visto: en realidad no es EL hallazgo, todos los prólogos te dicen que Eurípides cambió el mito, pero no te dicen qué parte del mito cambió, ¿no? Claro y es la parte más importante.
ZAF: Una parte fundamental, los hijos de Medea son asesinados en castigo a la condición de extranjería y “desobediencia” de ella…
LGJ: Sí, Rafa me acercó textos de historiadores como Graves, y él va desdibujando y recorriendo el mito, varios mitos (…) fue ahí ya donde vi que concretamente que Medea tenía muchas variaciones, ¿no? Que ese gesto de asesinar a los hijos tenía que ver con el cambio del que todos los prólogos advierten, pero no dicen específicamente qué se cambió y que es esa parte, esa que Eurípides reinventó, o usó, porque esa variante del mito ya existía antes. Sé que hay ya cerámicas o pinturas anteriores a Eurípides que ya hablan de ese mito donde ella los asesina; pero en mi investigación descubrí que ciertamente esa no era la versión que más era conocida en el momento en el que Eurípides escribe Medea Y pues fue eso, a partir de un sueño, a partir de que en ese momento de repensar nuevamente a Medea me embaracé por segunda vez. Entonces tenía muchas preguntas sobre la maternidad y creo que esas preguntas se materializaron en ese sueño, en ese: ¿Por qué? ¿Por qué Medea asesina a sus hijos? ¿Qué entraña eso?
ZAF: Esto sucede a media pandemia, entre el 2020 y el 2021 ¿no? Que también podría hacerse un paralelismo con la guerra. Había muchas conexiones personales con Medea (…) Pensaba en esto de los relatos incompletos, y de la parte que no se nos dice… Hay una parte no dicha. Pero la parte no dicha es nodal, ¿no?
LGJ: Es super importante. Cuando no sabía que esa parte era la que había cambiado Eurípides, el personaje no me hacía sentido (matar a los hijos en venganza de su amante). Yo me tardé tres años en leer todo lo que quería leer, en revisitar muchas versiones de Medea y tampoco es que ahora sea como un gran hallazgo, porque muchas feministas han también conocido este mito, pero me inquieta que a pesar de que lo saben, deciden trabajar a la Medea de Eurípides, a la Medea filicida.
Para mí fue muy impresionante ver a Medea desde otra perspectiva, todas esas preguntas que tuve desde que la leí por primera vez cobraron sentido. Cobraron sentido porque me inquietaba mucho que se convirtiera a Medea en esa imagen de la mujer completamente apasionada que es capaz de utilizar el cuerpo de los hijos como un instrumento para vengarse de un hombre, ¿no?, ante la traición del héroe.
Me inquietaba mucho porque claro que hay casos reales de madres que se sienten traicionadas, que están en una situación límite y asesinan a sus hijos y después se suicidan. Investigué mucho, leí muchas notas, y en general ellas se suicidan.
Por eso había en Medea algo que no me acababa de cuadrar, pues porque eso particularmente lo hacen más los hombres, ¿no? Los hombres son quienes utilizan a a los hijos como instrumento para para dañar a las madres…
ZAF: ¿Qué significó para ti ver que la parte “cambiada” u omitida del mito era que Medea no asesinó a sus hijos?
LGJ: Supe que tenía razón al intuir que esa acción era rarísima. Y entiendo que ese gesto que plantea Eurípides en Medea, es un gesto de desesperación y además si impacta al héroe, porque los hijos varones son la descendencia. Son como una continuidad de la herencia y lo deja sin eso. En esa época tiene sentido, pero conociendo el mito original se me hace muy fuerte que todas las Medeas sobre las que se ha trabajado sean las que asesinan a los hijos.
ZAF: Y también las razones, ¿no? Porque yo pensaba que las mujeres que cometen filicidio es desde otro lugar. No desde el lugar de venganza contra el amante, eso es más mito que realidad.
LGJ: Sí, quienes se vengan generalmente, a través de los hijos, son los hombres, los hombres utilizan a los hijos, no “sólo” asesinándolos, sino separándolos de las madres, como que toda la violencia vicaria está mucho más en ellos. Y luego también me llamaba mucho la atención que la versión de Eurípides se instala y después llega Seneca y la dibuja como una bruja, bruja, bruja. Leyendo a varias investigadoras, una exponía maravillosamente que es ahí donde nace la bruja de Blancanieves, ¿no? La del Caldero y la manzana. Y después eso pasa Pasolini que es hermoso, que es una mujer muy apasionada, esta María Calas que también es todo el desgarro que sí hay en Eurípides y en Séneca
Incluso en la medicina le dieron por llamar “El síndrome Medea”, que define a las mujeres en posparto que pierden completamente la conexión con el hijo y entonces los asesinan. Ese término ya no se usa y qué bueno, pero hasta allá llegó la influencia del mito.
ZAF: O de la omisión de la verdadera historia del mito…
LGJ: Se me hacía muy doloroso porque no se le daba a lugar a Medea como como madre. O sea, también por eso entiendo que se haya tomado también la Medea de Eurípides como un estandarte del feminismo, porque claro que es muy seductor y muy impresionante que haya un personaje femenino que renuncia a su maternidad, o sea, renuncia a ser madre asesinando a sus hijos.
Hay un gesto ahí muy poderoso y eso lo puedo entender, pero me parece que en las circunstancias de Medea, en el momento en el que estaba viviendo me conmovía mucho más esa otra versión del mito. Siguiendo todo el camino de Medea, todo el viaje que hizo desde antes de la llegada de este personaje (Jasón); no quisiera decir héroe para mí no es un héroe, es como completamente lo opuesto, ¿no? Es el arquetipo de muchos hombres contemporáneos, creo.
Fue muy fuerte ver cómo cuando se analiza a Medea, poco se analiza a Jason, ¿no? Todo el mundo dice, "Ay, bueno, si no era tan héroe y Medea es la heroína y Medea hizo todo." Pero nadie toca qué tan cercana tenemos esa figura de los hombres como Jasón. Ese personaje que sólo utiliza a los demás para sus propios fines y a quien no le importa nada más más que él mismo.
ZAF: ¿Cuántos años fueron de estas lecturas, esta investigación, este pensar, tomar notas antes de entrar a la obra, a escribir la obra?
LGJ: Fueron tres. Me la llevé muy lento. Leí muchas cosas, muchas versiones, vi películas, releí estudios.
ZAF: Me gusta mucho eso y me gusta que es muy patente en el texto. Yo creo que el texto es tan hermosamente fluido y tan poderoso porque tiene todo este back, tiene mucho sostén. Se ve que está todo pensado y vuelto a pensar y sentido y vuelto a sentir. Mi percepción es que últimamente estamos en un detrimento muy triste del trabajo de investigación y auto investigación y de búsqueda. Importa un montón hacer este trabajo fino y largo. Entonces en tu obra es muy notorio, se sostiene por todos lados por esto mismo y además lo haces patente a lo largo de las pláticas entre la escritora y Medea. Es muy evidente que te volvió a pasar esta escritura autobiográfica ficcionalizada, que ya abordas en “Pequeñas memorias” y que empieza a ser un sello muy hermoso tuyo, una estética y un estilo muy reconocibles, yo te leo y sé: “Esto es de Laura”. Y eso es super difícil de conseguir.
LGJ: Ves que la gente dice mucho ahora eso de “Si ya está escrito para qué se reescribe”. Pero hay esta cosa inter dialogal que es muy importante, porque permite distancia de muchas cosas que estamos viviendo, pero también porque me parece fascinante que en las rescrituras de cualquier obra, lo que está muy presente es cómo la estás leyendo. ¿Qué es lo que estás poniendo de relieve en este momento que tiene que ver todo con tu presente, ¿no?
Tiene que ver como con cómo estás mirando lo qué estás mirando. Creo que se hace mucho más evidente que si hacemos cosas sólo instaladas en el presente. Inter dialogar con los mitos permite ver cómo se ve cómo ha cambiado el tiempo, cómo cambia la percepción sobre una misma cosa… Porque puedes ver la perspectiva del momento en el que estás, pero también el momento biográfico y porque todas esas historias, todos esos mitos sí han moldeado una manera de relacionarnos con el mundo, aunque no nos demos cuenta. no sea, esto que te decía del Síndrome de Medea. Muchos médicos le decían así para no decir que una mujer en posparto en un contexto violento había asesinado a sus hijos, o sea, como para patologizarla en lugar de ver lo estructural. Y es muy fuerte que sea sobre ese mito.
Creo que las historias del mundo antiguo sí moldearon una manera de entender, de mirar el mundo, de relacionarnos, y en la medida en las que esas se vuelven a reescribir nos dan otra mirada porque además son historias que durante mucho tiempo también las han utilizado ciertas personas y ciertos poderes. O sea, el mundo antiguo, por ejemplo, el mundo clásico siempre o hasta hace unos años era visto como una marca también de clase, ¿no? Sólo las clases educadas, cultas de cierto sector podían dialogar con eso y hacer con eso lo mismo con los sistemas como más conservadores.
A mí me parece muy el loco que los asesores de Trump digan, "Regresemos a los a los griegos." Porque hay una lectura de ese mundo que es así como, "Wow, el ideal." ¿No? Las mujeres las mujeres no están. O sea, ¿quién sabe qué imaginan en eso? Que dicen, "Regresemos a eso." Y entonces Ensayo Medea es también una disputa en ese sentido.
ZAF: Me encantó que usaste la palabra disputa porque siento hay un territorio tangible y una simbología en disputa en Ensayo Medea: la escritora -que eres tú- está ahí y está hablando directo con Medea, está siendo tocada, además del del títere bebé tamaño humano que planteas desde la dramaturgia con un peso simbólico innegable: no hay para donde hacerse, está ese peso. Y creo que sí, ahorita además hay una disputa en general sobre desde dónde se observa la maternidad, para qué está siendo usado ese ojo y dónde está siendo colocado.
LGJ: Y además creo que esta re visitación de Medea no está únicamente lo que hace sino lo que no hace y es muy importante lo que no hace, es decir: no, no era la mala, no mató a sus hijos. En mí no hay un juicio moral sobre si hubiera habido maldad o no en el hecho de matarlos, sino en que no cuadraba con la época y el personaje. O sea, no cuadraban las razones, no cuadraba el porqué y el para qué, y entonces eso me impulsó a la investigación, a generar este diálogo y esta disputa con Eurípides.
ZAF: ¿Tú tenías claros los recursos antes de iniciar, tomaste una decisión sobre ello o fuiste viendo cómo te iba guiando el mismo texto?
LGJ: Yo pensé que iba a hacer una obra sobre Medea peleándose con Eurípides y diciéndole ¿por qué me escribiste de esta manera’ ¿no? Y a Hécate ahí no dejando que Eurípides muriera (risas) porque yo al principio me enojé mucho con esa transformación del mito…
No sabía que iba a aparecer el personaje de la de la escritora, no sabía que iba a aparecer el asunto de la maternidad (…) Cuando escribí ese primer ensayo adolescente yo decía, "Bueno, Medea no es un monstruo, tratemos de entender, pero aún así se me hace raro que lo haya hecho”
No lo había pensado como decisión de escritura, pero tienes razón, está ahí, mi intención no es disculparla. No es decir, "Ay, fue una víctima completamente." Porque sí, hizo muchas cosas. Sí asesinó a su hermano. No sabemos los detalles, ¿no? No sabemos si si lo descuartizó, si fue ella, si fue Jasón, si fueron juntos, sí trató de asesinar a Teseo.
Medea en el camino va haciendo cosas muy tremendas, y si es una mujer enamorada tampoco quería borrar eso en la obra, eso estaba segura que no quería borrarlo, pero no es lo fundamental de Medea.
ZAF: Por eso te preguntaba sobre los recursos, porque hay un montón de recursos dramatúrgicos utilizados con mucha precisión para poder hacer este este diálogo patente. En otras obras ya escritas, hay muchos autores griegos, digamos revisitados, pero no de esta manera, porque hay algo muy interesante en tu obra de cómo se hace patente que se está dialogando y que se está disputando el mito, ¿no? Y tener una voz autoral así de definida como la tuya.
LGJ: Las reescrituras me encantan, o sea, en la vida no sólo en los mitos. Me encanta alguien que toma un personaje y lo vuelve a hacer y lo vuelve a hacer y lo vuelve a hacer. Y yo en esta obra sí revisé muchísimas versiones de Medea y las disfruté todas porque justo estaba puesto algo mío ahí. A mí también por eso me funcionó, cuando ya me senté a escribir la obra, la figura de la escritora que va exponiendo su investigación a su personaje y le va diciendo, "Mira, esto no lo entiendo, ¿por qué, tú dime?" Además era muy lindo, o sea, realmente yo sí me sentí esos 3 años como conversando con una Medea ficticia, ¿no? Imaginaba muchas cosas que ya no están en la obra, pero por ejemplo cuando leí Los argonautas de Apolo de Rodas, yo decía, "Pobre, ¿y si estuvo en el barco embarazada?" ¿Y en qué momento se embarazó? ¿Y cómo pasó? Es decir, la iba pensando como una amiga, como un personaje al que vas acompañando y le vas diciendo, "Esto es muy injusto, es muy injusto todo esto que atravesaste, que diste, para que al final también lo que se diga de ti es sea solo ese gesto, que además no sucedió.”
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ZAF: Tuve la fortuna de que esta conversación con Laura durara mucho tiempo más y deseo que eso lleve a una segunda parte de esta entrevista pero lo importante es que pueden ustedes mismas atestiguar el diálogo profundo que realiza Laura García Jiménez con Medea. Ensayo Medea se presenta hoy 10 de diciembre en el Teatro El Milagro, ya hay una lista de asistentes, pero si llegan temprano pueden anotarse en lista de espera y participar de la hermosa lectura que se está cocinando en estos momentos.
Conocer a una Medea distinta, una Medea que fue traicionada por un pueblo entero y después acusada y revictimizada, ¿les suena? Quizá sea momento de dialogar y desmontar juntas mitos que tomamos como ejemplos cuando en el fondo lo que están haciendo es arrebatarnos lugares fundacionales de enunciación.
Yo leyendo el texto de Laura encontré una obra inmensa y el descubrimiento altamente gozoso de que sí es un ensayo, Lau ensaya consigo misma como dramaturga, al tiempo que ensaya sobre Medea y Eurípides. Un teatro hecho con la consciencia de quien sabe que la prisa el peor enemigo para contestar preguntas y se tomó tres años de investigación y trabajo profundo para llegar a esta obra que obtuvo la Mención Honorífica en el Premio de Dramaturgia Dolores Castro 2025. Vayan hoy a platicar con Laura y con Medea; sólo desde ese lugar, el del encuentro crítico y artístico con el pasado podremos quizá imaginar un futuro distinto. Gracias, Laura, por esta nueva mirada.


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