Las desapariciones de mujeres ocurren a la par que las de los hombres en el centro de México, es decir, cuando desaparecen más hombres, también desaparecen más mujeres; cuando hay más violencia en la región, también hay más desapariciones de mujeres; sin embargo, las características de los contextos en los que se dan las desapariciones de mujeres son muy diferentes y esto responde a una razón de género.
En entrevista con La cadera de Eva, Karina Ansolabehere, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y del Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en México (ODIM), explica los hallazgos del informe “Nombrarlas para encontrarlas. Contexto, dinámicas y respuestas en torno a la desaparición de mujeres en el centro de México” del que es coautora junto con Jeraldine del Cid, Volga de Pina Ravest, Alvaro Martos y Sandra Serrano. Este informe analiza el contexto de las desapariciones y de las respuestas estatales de la Ciudad de México, el Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala.
La desaparición de personas en México ha sido persistente desde 2007, a partir del inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”. En este fenómeno se destaca la multiplicidad de perpetradores, víctimas y diversos fines por los que se comete la desaparición. En los casos específicos de desaparición de mujeres, el informe señala que el género es un factor que funge como causa o como consecuencia, es decir, las mujeres desaparecen por el hecho de ser mujeres, pero en otras ocasiones son los efectos de la desaparición los que implican una razón de género.
¿Qué caracteriza a las desapariciones de mujeres en México?
Con base en el informe, en los casos de desapariciones de mujeres que han sido documentados ante instancias nacionales e internacionales se ha encontrado que el género es una de las causas de la desaparición cuando:
- El autor es pareja, familiar o tiene alguna relación sexoafectiva con la víctima.
- Existen fines sexuales que pueden constituir explotación sexual.
- El cuerpo o los restos mortales de una víctima de feminicidio son ocultados, de manera que la víctima permanece reportada como desaparecida sin que se sepa qué fue lo que le sucedió.
- Se presenta explotación laboral, trabajos o servicios forzados relacionados con roles de género, como tareas domésticas y de cuidados.
- Se busca enviar un mensaje de amenaza para un hombre con el que una mujer tiene algún tipo de relación, ya sea para castigarlo o para que él haga o deje de hacer algo.
En cambio, la razón de género se ha presentado como consecuencia cuando:
- La desaparición ocurre por haber sido privadas de libertad junto con alguien más (usualmente contra quien realmente se dirigía el crimen).
- Se da en un enfrentamiento que termina con la privación de la libertad de quienes lo atestiguaron.
- Se priva de libertad a una multiplicidad de víctimas (desapariciones en bares o lugares similares a manera de castigo a la persona propietaria por no pagar el “cobro de piso”).
Relación entre la violencia de género y las desapariciones de mujeres
Karina Ansolabehere explica que la violencia de género se vincula con las desapariciones desde una perspectiva que se relaciona con estereotipos de género, ya que ellas son víctimas al ser desaparecidas por sus propias parejas o al ser desaparecidas por estar con sus parejas:
“Las mujeres desaparecen en muchísimos casos por ser mujeres, porque son tratadas como botín de guerra. Hay casos que sabemos que aparte de la violencia y de las desapariciones tiene que ver con la violencia entre grupos de crimen organizado, -ya que- muchas veces las novias, las esposas, las hermanas son utilizadas como botín de guerra en los procesos de disputa”.
El informe destaca que las desapariciones de mujeres deben tratarse como casos de violencia de género y sus búsquedas deben incluir protocolos con perspectiva de género. En este se menciona lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos, donde se enfatiza que en muchas ocasiones la desaparición es una consecuencia de actos de violencia de género y no un fin en sí mismo:
“La desaparición de las mujeres no es, por tanto, un asunto aislado, sino que se conecta con las distintas formas de violencia y con las distintas dinámicas de la desaparición en el país. Sin embargo, ha quedado relativamente invisibilizada de las demandas en torno a la búsqueda y en los marcos jurídicos creados para atender las desapariciones”.
También, en el caso de las mujeres, los perpetradores suelen ser personas conocidas y cercanas a las víctimas. Este dato resulta de mucha importancia en los estudios de las desapariciones, enfatiza la investigadora del ODIM, ya que señalar estas diferencias permite distinguir que las desapariciones no solo vienen desde una represión estatal o del crimen organizado, sino que hay un problema de violencia de género, en parejas y familias, que atraviesa el tema de la desaparición.
Agrega que esta violencia, al ser parte de estereotipos de género, va acompañada de mucha tolerancia y que, “uno de esos rasgos específicos tiene que ver con esta estructura patriarcal que minimiza lo que sucede a las mujeres en comparación con lo que sucede con los hombres y donde se reafirman estereotipos. Todavía es indignante que cuando desaparezca una mujer haya una campaña”.
Perspectiva de género en los casos de desaparición de mujeres
Han sido muchos los casos de víctimas de violencia de género que al darse a conocer sus historias en los medios de comunicación se hace a partir de cómo iban vestidas, cómo era su personalidad, cómo eran físicamente, si habían bebido alcohol o si iban solas y por dónde. Karina Ansolabehere señala que una de las aportaciones de la perspectiva de género en los protocolos de búsqueda es neutralizar este tipo de estereotipos y poder diferenciar cuando ciertas violencias le ocurren a una persona por ser mujer o cómo influye que esto le haya pasado por ser indígena o por ser niña o niño.
Por otra parte, las políticas y mecanismos creados para atender la desaparición de personas se enfrentan a retos derivados de la poca visibilidad que tienen las desapariciones de mujeres en el marco jurídico que rige las comisiones de búsqueda de personas. El informe Nombrarlas para encontrarlas argumenta que aunque dentro de las políticas de atención a las desapariciones se cuenta con un abordaje sobre la búsqueda de personas desaparecidas, este no resulta adecuado ante las desapariciones de mujeres, dado que no se reconocen de manera óptima las características particulares de estos casos.
“Si estamos haciendo un análisis de desaparición de mujeres en Ecatepec pues el contexto es clave y hay que mirar quiénes desaparecen, por qué están desapareciendo durante todo este tiempo; porque sabemos que no es un caso aislado, sabemos que son casos que están vinculados y que hay similitudes que ocurren en una misma zona”, menciona Karina Ansolabehere.
¿La desaparición siempre es forzada?
“Cuando una persona desaparece es terriblemente grave”, responde la investigadora del ODIM antes la pregunta sobre si es necesario agregar el adjetivo “forzada” a la desaparición. Explica que cuando una persona desaparece lo que hay que hacer es buscarla, preguntarse qué pasó, quién la desapareció, dónde está y cómo encontrarla.
“Yo hablo de desapariciones sin adjetivos, porque lo que encontramos en México es que hay desapariciones que son forzadas cometidas por agentes estatales y hay otras desapariciones que no se pueden atribuir a agentes estatales, pero esto no le resta importancia ni a la desaparición ni a la responsabilidad del Estado de buscar e investigar”, afirma Karina Ansolabehere.
El informe Nombrarlas para encontrarlas fue realizado en colaboración con el ODIM y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, puede consultarse en este enlace. El ODIM es un espacio del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, desde donde se estudia la diversidad del fenómeno de la desaparición en diferentes contextos sociales, contribuir a la búsqueda de verdad, justicia, reparación y medidas de no repetición para las víctimas; así como avanzar en la construcción de políticas que den respuestas adecuadas a este problema.
La entrevista realizada a la investigadora Karina Ansolabehere se encuentra disponible en YouTube: