El feminismo llegó a México para patear las ideas tradicionales, cuestionar y visibilizar las violencias estructurales que han vivido las mujeres a lo largo de la historia; pero conforme el movimiento ha ido avanzando, se ha cuestionado el origen de esta opresión, ligándola no sólo al sexo, sino también a distintos factores como el color de piel. Es así como surge otra rama dentro del movimiento, llamada interseccionalidad.
Esta interseccionalidad ha dado lugar a reconocer y visibilizar las luchas de todas las mujeres, validando y politizando sus experiencias, esto desde la sororidad y empatía. La necesidad de encontrar espacios en donde estas experiencias puedan ser compartidas ha llevado a muchas mujeres a crearlos, un ejemplo de ello es Afrochingonas, un proyecto creado en 2019 que también se convirtió en podcast para ayudar a sobrellevar la incertidumbre de la pandemia iniciada en el año 2020.
De acuerdo con Valeria Angola y Marbella Figueroa, de Afrochingonas, este proyecto fue fundado para sentirse más cerca cuando la pandemia por Covid-19 cambió el mundo hace casi tres años; así mismo, en entrevista para La cadera de Eva, las fundadoras afirman que, desde su posicionamiento político, han decidido dejar de nombrarse feministas para ampliar y visibilizar las múltiples opresiones que viven las mujeres, es por ello que el proyecto asume una perspectiva antipatriarca, antirracista y decolonial.
Estas perspectivas reconocen que las experiencias y opresiones de las mujeres son múltiples e interconectadas, y que deben ser abordadas de manera integral y no aislada, a la par de que muestran que las mujeres no son un grupo homogéneo y que las opresiones y desigualdades que enfrentan se entrelazan con otras formas de discriminación, como el racismo, la homofobia, la transfobia, la discriminación por discapacidad, entre otros. Esto significa que la opresión de una mujer puede ser influenciada por su raza, clase social, orientación sexual, identidad de género, religión y otros factores.
Por su parte, la interseccionalidad dentro del feminismo surgió a finales de los años 80 y principios de los 90, impulsada principalmente por las activistas negras y mujeres de color, quienes reconocieron que el movimiento feminista ha sido históricamente dominado por mujeres blancas de clase media, por lo que la interseccionalidad busca abordar esta falta de diversidad al incluir a mujeres de diferentes orígenes y experiencias.
De acuerdo con Afrochingonas, el centrarse únicamente en visibilizar y derrumbar el sistema patriarcal deja la puerta abierta para que otros sistemas de opresión tomen ese lugar y continúen discriminando a grupos vulnerables como las personas migrantes.
Por ejemplo, tienes una mesa de 10 patas, o sea 10 soportes; entonces el patriarcado es una de estas patas, el racismo es otra, etc., cuando hablan de tirar al patriarcado pues no se cae la mesa completa. No podemos enfocarnos en derrumbar sólo la pata del patriarcado porque quedan otras nueve que hacen que esa mesa se siga sosteniendo, afirmó Afrochingonas.
Es así como el proyecto de Afrochingonas afirma que existen múltiples sistemas de opresión que sostienen esa mesa, por lo que la lucha feminista debe estar acompañada, de manera horizontal, por una agenda antirracista, anticlasista, anticapacitista, antipatriarcal, entre otras.
Para mí es importante poner tanto énfasis en todas estas agendas para así erradicar estas violencias estructurales, porque si erradicamos una opresión va a haber otra que puede tomar más fuerza, que va a abarcar ese otro lugar y no sabemos que pueda pasar. Son un sinfín de opresiones, entonces es importante nombrarlas todas, recalcó Afrochingonas.
Mujeres afrodescendientes que existen y resisten
De acuerdo con Afrochingonas, las personas afrodescendientes han sido completamente invisibilizadas en México y aunque existen en todo el país sus derechos y vivencias se convirtieron en silencios generales que, lejos de sumar a esta lucha, complican el camino.
Según la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, las personas de ascendencia afrodescendiente en México se originan en la época colonial, cuando hombres y mujeres africanas fueron sometidos a trabajar como esclavos.
Es crucial reflexionar sobre cómo la memoria colectiva mexicana ha mantenido arraigados los estereotipos del esclavismo, el prejuicio, la estigmatización y la estratificación en las comunidades afrodescendientes. Estos estereotipos son alimentados por el colonialismo y se manifiestan en la violencia, las desigualdades económicas y educativas, la segregación y la exclusión.
Las definiciones institucionales se enfocan en la historia del esclavismo y en la ascendencia conocida, por lo que es fundamental profundizar en lo que significa ser afrodescendiente, alejándose de un lenguaje limitado y de los estigmas y significados que se les atribuyen desde la perspectiva de la otredad. La mejor manera de hacerlo es escuchando las voces de mujeres que pertenecen a esta comunidad.
Este grupo vulnerable que ha sido invisibilizado, se ve atravesado por múltiples violencias, como lo menciona Afrochingonas. Un ejemplo de ello es la violencia feminicida que viven las mujeres afrodescendientes que, aunque es un problema que alcanza a todas las mujeres mexicanas, para las mujeres afrodescendientes esto se complica aún más ya que se ven atravesadas otras violencias como lo es la precariedad económica.
Se habla de 11 mujeres asesinadas al día, pero lo que me parece complicado es que no estamos viendo el contexto en el que esos feminicidios ocurren porque no se están dando en Polanco o Interlomas; las mujeres asesinadas suben al transporte público, andan en metro y son ellas las que están corriendo el riesgo de perder su vida, comentó Afrochingonas.
La digna rabia, un reconocimiento de las emociones
Con el paso del Día Internacional de la Mujer, mucho se cuestiona la forma de proceder de las mujeres que dirigen su protesta hacia la intervención de monumentos (o iconoclasia), de acuerdo con Afrochingonas, esta expresión está sumamente criminalizada porque no se cuestiona cuál es la raíz de esa rabia e incluso se niegan esos sentimientos porque pueden resultar incómodos para las personas que miran el dolor desde afuera.
De acuerdo con la feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, la digna rabia es un término utilizado para describir la ira justificada y necesaria que sienten las mujeres ante la opresión y la violencia de género que enfrentan. Esta ira no es una emoción negativa o destructiva, sino una respuesta legítima y poderosa a la injusticia y la desigualdad que enfrentan las mujeres en todo el mundo.
Además de Adichie, muchas otras mujeres feministas han hablado sobre la importancia de la digna rabia en el movimiento feminista. Un ejemplo de ello es la feminista y activista estadounidense Audre Lorde, quien dijo: "La ira es una emoción apropiada y sana que las mujeres tienen derecho a sentir".
Por su parte, la escritora y activista feminista Gloria Steinem también ha hablado sobre la importancia de la ira en la lucha por la igualdad de género, diciendo: "La ira es una energía que puede ser productiva y positiva", es así como desde Afrochingonas, quienes dentro de su proceso han aprendido a convivir todas las emociones, mencionan la importancia de honrar y reconocer la rabia y todas las emociones que son provocadas por los sistemas de opresión.
En nuestro proceso como Afrochingonas hemos aprendido a honrar todas las emociones: honrar el dolor, honrar la rabia, pero también honrar la alegría, el gozo y el disfrute y honrarlo significa darle su lugar a cada uno y aprovecharlos como abono para poder seguir generando. Nos molestan mucho estos comentarios acerca de “¿por qué pintan las paredes?”, pensamos que se está deshonrando la rabia y el dolor que provocan todas estas violencias que nos atraviesan.
Para conocer más sobre Afrochingonas y los sentires y reflexiones de Valeria Angola y Marbella Figueroa en torno al 8M, escucha el último episodio de El podcast de Eva, disponible en YouTube, Spotify, Apple Podcast.