Carolina se escribe con C de cambio, por eso no es coincidencia que esta cantante sinaloense sea la oportunidad para un parteaguas generacional en la música del estado. Y no exagero. Verán.

La joven culichi posee una voz privilegiada en un estado que históricamente se ha destacado por regalarle a México las mejores agrupaciones y cantantes. Hasta Juan Gabriel quedó deslumbrado por Sinaloa y la Banda El Recodo. Qué decir de Lola Beltrán que en su época llevó el nombre de la perla del pacífico a París. Pero para irnos a algo más actual, la Banda MS, de donde salió Julión Álvarez, es el ejemplo perfecto de lo que estoy diciendo aquí… o la misma Yuridia que siendo sonorense no grabó su disco bravío en su ciudad natal, sino que acudió a Sinaloa de la mano de Edén Muñoz. Sinaloa atrae y seduce. Encanta. Thalía en su momento también grabó en Sinaloa un disco con banda.

De modo que, en medio de toda esta genealogía musical, Carolina Ross representa un cambio generacional, no sólo porque es joven y es mujer, sino porque su talento inmenso y potente voz, le permiten cantar lo mismo con banda, con mariachi, pop, balada, regional mexicano, o un aria de ópera junto a Andrea Bocelli. ¿Alguien ya escuchó, por ejemplo, el cover que hizo de José José? Pocas son las mujeres (y en general hombres) que se han atrevido a hacer un cover del Príncipe de la Canción.

Carolina es una muchacha, como decimos en Sinaloa, a la que le gustan las cosas nuevas, crear, experimentar con los sonidos y la música, pero sin soltar sus raíces culichis y sinaloenses. Y eso es lo interesante. Sus covers cantando a Sergio Vega, o a Calibre 50, o a La Adictiva, o a la misma MS, pudiendo ser la típica cantante que coverea a gringas o éxitos del momento. Ella no. Ella es un cofre de amor y recuerdos. Canta lo clásico y lo renueva.

Caro es la oportunidad del cambio generacional y de justicia al género femenino, porque antes de ella estuvieron Elia Gómez o Marta Mendivil, o la misma Graciela Beltrán… pero nadie ha logrado cautivar como lo ha hecho esta rubia de ojitos redondos y sonrisa de luna creciente. Hay que voltear a verla, escucharla, seguirla, y apoyarla. Hay que hacer un llamado a las disqueras y los productores. En serio que la Ross es un diamante musical que tiene que brillar aún más. No lo digo sólo por ser fan, sino porque sé de lo que hablo. Soy mazatleca y crecí con la banda y la música sinaloense

El disco que le produjo Joss Favela es otra muestra de bocanada fresca, dulce, romántica e íntima, que confirma lo que ya sabíamos: Que Carolina es capaz de cantar canciones en un estilo único. Sus propios covers que le antecedieron al disco inédito, donde una canción en acordeón o en banda, es cantada por ella en piano o en guitarra, demuestra que no necesita copiarle nada a nadie, ni mucho menos imitar, ella puede hacer versiones originales y diferentes de algo clásico, porque voz, talento, estilo y corazón, le sobran.

Insisto. Carolina es la oportunidad que tiene Sinaloa para darle un espacio digno a las mujeres, pues esta genealogía musical de la que hablo ha sido también machista y cerrada para ellas, destacando sólo los señores y las agrupaciones lideradas por hombres. Carolina además compite por decirlo de alguna manera, en un mundo musical actual global donde el reguetón o música urbana tiene de cabeza a todos los otros géneros musicales. Y ella está aquí, por si fuera poco, como una de las poquísimas voces, las contamos con una sola mano, que han logrado destacar tras haber salido de un reality show. De la afamada Academia de Tv Azteca hoy sólo recordamos a Yuridia y Carlos Rivera, y de La Voz México, sólo están Prudence y Carolina Ross. Carolina con más trayectoria que Prudence.

Carolina se escribe con C de cambio generacional en la música sinaloense. Y con C de córrale ahora a buscarla y escucharla en todas las plataformas. Aquí estaré yo para que formemos juntas después el club de fans con perspectiva de género para ella. En serio, se la recomiendo.