El recién electo alcalde de Nueva York es hijo de Mira Nair, una de las cineastas más importantes de la diáspora india, aquí hacemos un brevísimo repaso de una producción cinematográfica que sin duda ha sido fundamental para el pensamiento de Zohran Mamdani.
Crecimos escuchando que ”detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”, lo que venía a decirnos que había que normalizar que el papel de las mujeres era el trabajo reproductivo, mientras que el de ellos era, el intelectual, o cualquier otro que que estuviera fuera de la reproducción y el sostenimiento de la vida. Hoy día sería impensable decir algo como esto y de hecho cada vez más nos quejamos de titulares como “¿quién es la mujer que acompaña a (inserte aquí al señor de su preferencia)? Por eso, al pensar en este texto y en cómo darle la vuelta a la frase que las invisibiliza a ellas aun poniéndolas en el centro, he pensado que la pregunta correcta sería: ¿De quién es hijo el nuevo alcalde de Nueva York? Saber esto sin duda nos da claves de su pensamiento, porque como sabemos, lo personal es político.
Zohran Mamdani es migrante, sí, musulman, también; pero poco se ha hablado (y tal vez esto sea un buen síntoma) de que es hijo de la directora de cine india Mira Nair, quien en julio del 2013 rechazó la invitación al Festival Internacional de Cine de Haifa como protesta contra la política sionista: “Ire a Israel cuando acabe la ocupación, cuando caigan todos los muros. Apoyo el Boicot académico y cultural a Israel así como el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones” -dijo-. Esto es totalmente coherente con la producción cinematográfica de Nair, en la que aborda temas como la colonialidad, la migración, la desigualdad y la diáspora desde una mirada poscolonial.
Después de cursar sociología en su India natal, Nair emigró muy jóven a EE.UU para estudiar en la Universidad de Harvard con una beca Fullbright y durante varios años su producción cinematográfica estuvo centrada en la creación documental, hasta que en 1988, con su primer largometraje de ficción, Salaam Bombay! ganó la Camera d'or en el Festival de Cannes y estuvo nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa.
A esta película le siguieron éxitos como Mississippi Masala (1991), en la que aborda la vida de una familia de la diáspora india que abandona Uganda (país de su pareja y donde nació Zohran) y se establece en Mississippi. Protagonizada por un jovencísimo Denzel Washington, intenta mostrar a través de una relación interracial, cómo la estructuralidad del racismo determina los vínculos afectivos. Es una película en la que el exilio y la identidad diaspórica nos acompañan constantemente, llevándonos a pensar, ¿de dónde somos quienes vivimos entre varios mundos?

En 2001, Nair gana con La Boda del Monzón, el León de Oro del Festival de Venecia. Es un largometraje del que se ha dicho que explora sobre todo el choque de las viejas tradiciones con el mundo moderno; la diáspora (nuevamente) y el complejo ecosistema social y político de una familia india. Sin embargo, para mí, el tema central y más difícil de abordar, es el del abuso sexual infantil. La Boda del Monzón es hoy una película clásica de la diáspora india.
Desde que inició su carrera hasta la fecha, ha rodado casi 20 largometrajes, pero antes de terminar este artículo quiero centrarme en uno de los últimos y que muestra el desarrollo político de la directora y su posicionamiento frente al brutal racismo que vivieron las comunidades pakistaníes, hindúes y árabes en EE.UU después del 11S: The Reluctant Fundamentalist, traducida como El fundamentalista reticente.
Basada en la novela homónima del escritor pakistaní Mohsin Hamid; se interna en cómo el american dream es en realidad una pesadilla, un proceso de aculturación que, bajo el mito de la diversidad y el melting pot, despoja a las personas de sus raíces para convertirlas en un mero producto de marketing. Aborda la forma en que se destrozaron miles de vidas, sueños y esperanzas por el racismo post 11S, que no fue más que la expresión del profundo racismo estructural y la islamofobia imperante en Occidente; pero también muestra cómo la identidad es lo único que nos puede mantener a flote cuando todo a nuestro al rededor es violencia.
Al pensar en este, su penultimo largometraje, y en la recepción que tuvo en Occidente, donde se tachó de “demasiado político”, pienso también en Zohran Mamdani, su hijo: “demasiado comunista” para los socialdemócratas estadounidenses; musulmán chií, quien públicamente ha hablado del racismo que ha sufrido por su apariencia, su nombre y su religión; hijo de una mujer hundú y de un hombre musulmán, con todo lo que esto representa trás la parición de la India; y en cómo a partir de hoy y por los próximos 4 años (por lo menos) será el alcalde de la ciudad más poblada de Estados Unidos, centro global financiero y cultural, y me parece que se trata de una pequeña venganza, una venganza de “la abuela mexicana”, “los tenderos yemeníes”, los “taxistas senegaleses”, las “enfermeras uzbecas”, que hace que, una ciudad de migrantes sea ahora liderada por un migrante.

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