Mucho ha se dicho que no hay que politizar ni intelectualizar el hecho de que Wendy Guevara haya ganado un reality show en Televisa, que simplemente es un show y ya. Que hay que divertirse. O que ella no es activista ni profesionista, ni nos debe estándares de nada, y que sí hace otras cosas fuera de la academia o los discursos con temática, y eso también es válido.

Total, que con estas opiniones “feministas”, y también de la afamada “disidencia sexual”, lo que hacen es una conveniencia, porque como Wendy les cae bien y “les robó el corazón”, pues usan sus choros para exentarla y no criticarla, opiniones que en cambio sí usan cuando se trata de alguien que les cae mal y quieren destazarla con todo el dolo posible a como de lugar. Tienen pues, discursos de lucha online bien memorizados que utilizan a modo, siempre. Son una generación carente de toda ética en una praxis. Y ni modo, hay que decirlo claro y sin miedo.

Pero démosles la razón un minuto, y digamos que la tal Wendy efectivamente no nos debe nada, y que hay que ver otras historias trans que no sean “politizadas” ni tan “universitarias o leídas”. Entonces no digamos nada de ella, y hablemos del emporio televisivo que produce el reality y que la invitó.

Y es que a Televisa le importa una mierda la trans misma ganadora, y la vida de las personas trans en general, es un llano oportunismo haberla invitado y hacer que ganara invirtiendo en tanta difusión para el raiting. Pan y circo para el pueblo, para nadie es un secreto. O las masas idiotizadas diría Ortega y Gasset, y tantos otros filósofos o pensadores. No es casualidad que Televisa haga este reality en miras a campañas electorales, ni justo ahora que el tema trans es el tema en boga para bien o para mal. La misma Televisa que contribuyó a la crisis de 1994, y que por décadas fue el cuarto poder en el país. En pocas palabras, la Televisa que hundió a México. Sólo por mencionar dos ejemplos de todas sus bajezas y corruptelas. Pero nadie se acordó de ello, o a nadie le importó, mejor dicho, darle raiting y devolverle poder tanto económico como político. Porque no hacía falta apoyar a Televisa, sino a apoyar “a la comunidad LGBT”, que en este caso era Televisa les guste o no, lo vean o no. La trans en cuestión como la comunidad, fueron sólo una mera interfase.

Esa Televisa volvió hoy en 2023, luego de una pandemia mundial, a posicionarse como la caja tonta que educa al pueblo, y regresó con un diplomado en género e identidad trans, tal parece, donde todos “aprendieron” y “conocieron” a “una verdadera trans”.

El opio de la lucha LGBT como de la lucha feminista es el fantatismo. Y qué lástima. Fansean sin ética cualquier cosa, y se aferran a pelar en su defensa de la forma más ciega y obstinada. Que para eso han visto muchos tiktoks, e hilos de tuiter, y saben de luchas y wokismo. El crasso error de ambos movimientos es creer que todo suma, todo tipo de visibilidad, “representación e inclusión”, es buena. Algo es algo. Poco a poco “se avanza”, dicen. Para esa gente des-politizada nada es resta, nada tiene de malo, nunca piensan en que hay cosas que es mejor que no sucedan aunque tengan buena pinta.

Ahora el país ama y conoce las vidas trans, según, así en plural, porque vio a Wendy decir en La Casa que ella es trans “y le encanta el pito”, y dio tutoriales de cómo lavarse el ano para no cagar al novio en el sexo, y no le dio pena hablar de cómo mantiene al mayate, y contó cuando hizo trabajo sexual como si fuera una diversión y no un trabajo de muerte…

¿De verdad eso es ser trans? ¿Amar y morir por un pito? Lo más cliché y sin educación posible fue lo que conocieron en el país mediante el show. De un sensacionalismo vulgar y corriente tipo Alarma. ¿Cómo se quejan “las disidencias” después de programas como Ventaneando, si por otro lado quedaron encantados con un amarillismo “de visibilidad” aquí? ¿Con qué cara? ¿Esa es la inclusión que abona a Derechos Universales como educación, salud, vivienda y trabajo? ¿Esta es la reparación histórica que buscan por décadas de discriminación y agresiones? ¿Un reality show, neta? ¿Cómo se destruye la casa del amo con las herramientas del amo? ¿Con qué moralidad van después diciéndole a los hombres que lo que ellos critiquen es pura masculinidad frágil, si cuando quien sea, les señala que un reality show no es derecho humano ni lucha, explotan en una “disidencia frágil”? Son lo mismo de lo que se quejan.

No ganó “la lucha”, ni la “comunidad”, no ganamos las trans, ni hostias como dicen los españoles, ganó Televisa. Sólo eso recuerden cuando regrese de Universidad Online a través de TikTok y Vix, a ser de nuevo la secretaría de gobernación en futuras presidencias. Y soporten, le dice el neoliberalismo, porque al pueblo pan y circo, y les encanta el circo, quedó más que demostrado.