Las mujeres padecemos diferentes formas de discriminación y violencia en un sistema de organización social que privilegia todo aquello identificado como masculino, sobre lo femenino. Esto se ha denominado un sistema de organización social patriarcal. 

Es importante ubicar las diferentes aristas que existen para que algunas formas de violencia se acentúen, según el tipo de mujer que somos, es decir, condiciones de etnia, clase social, nivel socioeconómico, grado de escolaridad, orientación sexual, entre otros factores que determinan una vulnerabilidad particular. 

Entre estos factores, se encuentra la edad, ya que no es lo mismo el tipo de discriminación y violencias que aquejan a las niñas en la primera infancia, a las adolescentes o a las adultas mayores. La variable edad determina particularidades a las exigencias de roles y estereotipos de género que las mujeres deben cumplir, lo que impacta más unos momentos de la vida que otros, uno de ellos es la menopausia.

A la menopausia clínicamente se le conoce como la interrupción de los ciclos menstruales de las mujeres, debido a la baja producción de hormonas ocasionadas por el cese del ciclo reproductivo de la vida de las mujeres. 

Esta baja en la producción de hormonas aparece previo a la interrupción total del ciclo menstrual, y ocasiona una sintomatología en las mujeres que va desde cambios físicos, psicológicos y de comportamiento. 

Dicha situación pareciera que debería ser comprendida como un ciclo “natural” en las mujeres, que conlleva una compresión de los cambios que atraviesan las mujeres en dicha etapa. 

Sin embargo, las exigencias e incomprensión hacia esta etapa de vida por parte de la sociedad se hacen notar. La medicina tradicional, pública y/o privada atiende de manera superficial y sin integralidad, los síntomas que tienen las mujeres en esta etapa de la vida, lo cual no ayuda a enfrentarla con las herramientas suficientes para estar bien, para vivir con dignidad y calidad en esta etapa. 

Por otro lado, el medio social, en general, desestima y juzga a las mujeres por no poder sobreponerse y tener una vida productiva como la tenían antes de esta etapa. Se sabe que, si una mujer está irritable, o demuestra su enojo se le llama “menopaúsica”, de manera peyorativa, lo cual desestima los sentimientos y experiencias de las mujeres.

Es por ello, que es importante visibilizar las experiencias de las mujeres durante la menopausia, así como generar opciones en los diversos espacios para vivir con calidad y reivindicar que la salud de las mujeres sigue siendo un tema pendiente.

Sobre las autoras*

Luz Galindo

Actualmente, docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA- COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).

@Luzapelusita

Tania Meléndez

Socióloga, maestra y candidata a doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: sociología de la familia, sociología de la religión, perspectiva de género, cambio social y cultura.

@MelendezTania20